dos o tres personas

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Dos o tres personas.

Dos o tres personas eran aquellas que sabían algo acerca de Tony; y ni siquiera era todo. La mayor parte de las cosas que sentía nunca saldrían a la luz. Anthony era bastante reservado, siempre dudaba en responder preguntas personales o simplemente las ignoraba, mentía cuando le preguntaban como se encontraba; era mas fácil reponder que estaba bien a tener que explicar las razones por las que no lo estaba.

¿Le costaba confiar? Si. ¿Alejaba a las personas que buscaban ayudarlo? Probablemente. ¿Mentía sobre su estado de ánimo? Seguro. ¿Era sarcástico para protegerse? Definitivamente.

Empezando por Pepper hasta Steve, asi de larga era la lista de personas a las que le abrió el corazón. Bueno ni tanto, en el medio solo había una persona mas que era Rhodey, y listo. Aquellas tres personas eran las que sabían de la mayoría de las manias de Tony y las soportaban, sabían de su insomnio, de sus miedos (algunos de ellos), y esas cosas que el castaño prefería mantener para si mismo pero que fueron inevitables que les contara o de las que se dieron cuenta.

Cada vez que un lazo nuevo se formaba entre él una persona su primer reflejo era: Alejarse. Últimamente eso era lo que hacía cada vez que veía a Steve, lo alejaba lo empujaba lejos para evitar que el rubio conociera mas de él y que decidiera marchase por cuenta propia. Claro que aún asi, Tony no lo quería lejos. Nunca querría lejos a Rogers.

Escuchó como las puertas de su taller se abrían pero no se giró para ver quien había ingresado, después de todo solo unas cuantas personas tenían acceso a su lugar íntimo y si era asi entonces significaba que no le moslestaba tenerlas allí. Tomó uno de los pequeños tornillos que tenía sobre su mesa de trabajo y comenzó a jugar con él entre sus manos.

-Tony.

-Capi, que sorpresa.

-Son los archivos de los proyectos del último grupo terrorista que desarmamos, pensé que querrías hecharles un vistazo- Steve giró la silla de Tony para poder verlo y le extendió la carpeta que tenía en sus manos.

-Aaah, no me gusta que me den cosas.

-Cierto ¿como pude olvidarlo?

-Lo dejaré pasar esta vez pero para la próxim-

-Tony, toma la maldita carpeta.

Rodó los ojos y de mala gana agarró lo que Steve le entregaba.

-De todos modos no hay mucho que ver, esos imbeciles trabajaban con armas y, déjame decirte, no de las más avanzadas. Tecnología anticuada, ya sabes, al menos para mi.

Tony volvió a girar en su silla para retomar su trabajo mientras que Steve se apoyó casi sentado en la punta de la mesa del taller con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Mira. ¿Cual te gusta mas?

El castaño le tendió una de esas tabletas transparentes que usaba con frecuencia, donde se podía apreciar la figura de Iron Man.

-¿Me estas pidiendo que elija el diseño de tu armadura?

-Si, bueno no es como si fuera todo el diseño. Solo son los colores y un par de...- suspiró agachando la cabeza.

Steve estaba sorprendido, Tony nunca lo había involucrado en el asunto de su armadura o algo que tuviera que ver con su trabajo. Era difícil que el genio se abriera a él pero nunca lo podría presionar.

El castaño se acercó al soldado acomodándose entre sus piernas. Tomo los pesados y duros brazos que Steve aún tenía cruzados sobre su pecho y los desenredó, guiándolos hacia su cintura. Las manos del capitán terminaron sobre su espalda baja dando pequeñas caricias con sus pulgares.

𝐬𝐭𝐨𝐧𝐲 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐩𝐢𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora