Un día complicado

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Nar. Keith

Las vistas desde el saliente del Empire State eran impresionantes. Ya se había hecho de noche y las luces de la gran ciudad de Nueva York iluminaban todo. Se veían los coches moviéndose, ventanas iluminadas, el ruido de las carreteras y de vez en cuando se oían las sirenas de los coches de policía. Era una noche normal para todos en esta magnífica ciudad, pero para mí, estaba siendo la mejor de toda mi vida.

Seguía sin creérmelo. Tras un maravilloso y a veces nauseabundo viaje con Spiderman, estaba sentada al lado de mi superhéroe favorito en lo alto del edificio más grande de Nueva York.
Le miré, y vi que parecía perdido en sus pensamientos, ya que miraba a un punto fijo de la ciudad, sin decir nada y sin moverse ni un milímetro. Al final, se giró hacia mí y sentí que me miraba a los ojos.
- ¿Te ha gustado el paseo?-
- Sí, mucho. Aún que tengo que admitir que me he mareado un poco.-
Me salió una leve risita y él pareció sonreír por dentro de la máscara.
- Tranquila, es normal, a mí me pasaban cosas peores.-
Miró hacia el suelo y volvimos a sumirnos en un silencio incómodo, en el que solo se escuchaba el ruido de las bocinas de los coches.
- ¿Te gusta ser Spiderman?-
Le pregunté. Él me volvió a mirar a la cara y simplemente me respondió:
- No siempre es fácil, pero sí, me gusta...-
Otra vez silencio.
- ¿Si alguien te contara un secreto muy importante, tú qué harías?-
Me sorprendió esa pregunta y tuve que pensármela un rato.
- Depende de quién me cuente el secreto.-
Después de eso, me estuvo preguntando cosas que no venían a cuento, como, "¿aprecias a tu amigo Peter?", o "¿qué harías si le pasara algo malo?". Al final, me harté y decidí poner fin a esa conversación yendo directamente al grano.
- ¿A qué vienen todas esas preguntas? ¿Qué me intentas decir?-
Él volvió a sumirse en sus pensamientos y me dejó sola con mis dudas.

Nar. Peter

Intentaba saber si Keith era todo lo leal que creía que era haciéndole preguntas, pero al final se impacientó y me preguntó qué pasaba. Había más dudas que antes en mi cabeza y no sabía cómo disiparlas. Mi cabeza volvió a hundirse en mis pensamientos y sentí que Keith me miraba fijamente, esperando a que le diera una respuesta.
Al final me decidí y mi cabeza se quedó vacía excepto por un solo pensamiento: 'Keith es mi amiga, confío en ella y Wanda también. No tengo por qué desconfiar de ella'.
- Es hora de que sepas por qué conozco a Tony Stark, y por qué me impresionó tanto de que fuera tu superhéroe favorito.-
Ella me miró extrañada y sorprendida.
- ¿De qué estás hablando?-
Entonces reuní todo el valor que había en mi cuerpo y en mi mente, y dirigí mi mano hacia mi máscara lentamente.
A la vez que me quitaba lo que me escondía de los demás, la cara de Keith iba progresivamente yendo de la confusión a la sorpresa, hasta desencajar la mandíbula. Mis dedos tiraron de mi máscara y al final me descubrí la cara ante mi mejor amiga, que creo que había entrado en shock.
La miré durante un largo rato, esperando una reacción de su parte, pero ella seguía mirándome con los ojos como platos, la boca abierta y sin mover ni un músculo. Entonces decidí cortar el hilo de tensión que se estaba empezando a formar.
- Bueno... ¿qué me dices?-
Ella empezó a reaccionar muy lentamente, pero seguía con la boca desencajada. Acerqué mi mano a su mandíbula y se la cerré despacio. Entonces, nada más hacer ese acto, dió un grito que del susto casi me caigo del saliente. Era un grito de sorpresa, no de miedo, y eso me tranquilizó un poco, pero seguía temiendo que después de ese día de emociones le diera un chungo o una parálisis facial.
Después de ese grito, me empezó a hacer preguntas y más preguntas tan rápido, que no tuve tiempo de responder ninguna. Al final, le hice un gesto con las manos para que se tranquilizara y ella empezó a calmarse poco a poco, hasta callarse pero dejándo una gran sonrisa en sus labios y una pizca de preocupación en la mirada. Por último me dijo:
- Vale, la última pregunta, ¿si yo me tiro por aquí, te tirarías para salvarme?-
Dijo con una sonrisa pícara. La miré asustado, luego miré hacia abajo y luego a ella otra vez.
- No, por favor, ni se te ocurra.-
Ella se inclinó un poco hacia el vacío y yo entré en pánico. Me abalancé sobre ella y la volví a poner derecha, obligándola a que me mirara. Ella se reía como si fuera a explotar y yo me preocupé aún más.
- Mejor volvamos a tu casa y descansemos en el sofá. En esta piedra se me está quedando el culo plano.-
Dijo mientras se levantaba y estiraba la espalda. Yo también me levanté y calenté un poco los brazos, me volví a poner la máscara y me giré hacia el borde del saliente. Keith se sujetó por detrás y me dijo que estaba lista.
Entonces, salté al vacío y volví a notar que a mi amiga se le revolvían las tripas. Cuando ya faltaban pocos metros para caer al asfalto, lancé una telaraña y nos balanceamos hasta mi apartamento, donde descansaríamos un rato hasta que la madre de Keith volviera a por ella.

Una Gran Genio (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora