Wow...Cacho casa...

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Nar. Keith

Llegamos a la casa, a las afueras de Nueva York, y la verdad, es que era enorme. Era un chalé grandísimo, blanco, con grandes cristaleras y en un lado estaba la letra A en grande, que significaba que esa casa pertenecía a los Avengers. Por lo visto, tenía piscina y un gran aparcamiento con helipuerto incluído.

Entramos y por dentro vi que era todavía más impresionante. Era moderna y a la vez con clase. La luz entraba por los grandes ventanales y lo iluminaba todo con gran claridad. Nos movimos por un gran vestíbulo hasta llegar a una gran puerta. Entramos en una habitación espaciosa, con una gran mesa redonda en el centro. Había bastante gente al rededor que no conocía. Al entrar, todos dejaron lo que estuvieran haciendo y se giraron a mirarnos. Algunos me observaban fijamente y otros pasaban su mirada por encima de los tres que estábamos en la puerta.
El primero en reaccionar fue un hombre alto, musculoso, de pelo rubio en un corte moderno y ojos azules.
- ¿Esa es Keith?-
Dijo sorprendido. No sé de qué me conocía, pero yo no le había visto en mi vida, aunque me resultaba familiar.
- ¿Quién es Keith?-
Dijo otro hombre, igual de alto y fuerte que el anterior, de pelo rubio claro cortado alocadamente, con cicatrices en la cara y de expresión ruda. Uno de sus ojos era azul y el otro era gris apagado, que parecía no tener vida, como si fuera postizo.
- Chicos, sé que estáis confundidos, pero tranquilos, os lo explicaré todo.-
Mi padre tomó la palabra pero aún así todos seguían mirándome fijamente. A mí no me incomodaba, la primera regla que me había puesto después de ser rechazada por primera vez en la escuela fue que no debía mostrar debilidad ni indecisión. Si no hacía eso, haría a mi oponente creer que era un objetivo fácil, y eso no es lo que quería ni me podía permitir.
- Entonces, ¿quién es ella?-
Dijo una mujer pelirroja, de ojos verdes y actitud desafiante. Parecía lista, decidida y dura, como yo.
- Pues, ella es...-
Por primera vez en la vida veía a Tony dudar. Entonces decidí tomar la iniciativa.
- Hola, soy Keith Stark.
- ¡¡¿¿STARK??!!-
Todos quedaron sorprendidos, hasta Tony me miraba con incredulidad. Se suponía que lo tenía que decir él, pero estaba tardando demasiado. Odiaba que las cosas se demoraran, me gustaba ir al grano sin irme por las ramas.
Después de un rato, nadie había movido un músculo y me estaba empezando a hartar.
- Bueno...me gustaría instalarme y comer algo, no he desayunado todavía. ¿Alguien me dice dónde dejo mis cosas?-
Por fin todos reaccionaron, y empezaron a hacerle preguntas a Tony y a los otros. Todo se estaba desbaratando y al parecer Tony se estaba empezando a cabrear. Al final explotó y gritó exigiendo silencio. Todos se callaron en un momento y luego mi padre habló.
- Quiero que mi hija se instale entre las habitaciones de Wanda y Rogers. Por favor, que alguien la acompañe y la ayude con sus cosas, responderé las preguntas que tengáis en la comida.-
- Yo la acompañaré.-
Dijo el hombre de ojos bicolores y cicatrices en la cara.
- Bien, esta sesión queda concluida.-
Luego se giró hacia mí.
- Vete con él, luego te busco.-
Para mi sorpresa, me dio un beso afectuoso en la frente y luego se alejó de mí para luego unirse con sus compañeros.
El hombre que había propuesto a ayudarme se acercó a mí con una gran sonrisa. Cogió mi maleta con soltura y se la subió al hombro. Quedé impresionada por lo fácil que había parecido, ya que pesaba una tonelada. Luego salió de la sala y yo lo seguí.
- ¿Cómo te llamas?-
Sin mirarme y con la misma sonrisa, me dijo:
- Thor.-
- ¿Thor? ¿Como el de la mitología nórdica?-
- Como, no, el de la mitología nórdica. Dios del rayo, hijo de Odín, Padre de Todos.-
Me quedé con la boca abierta.
- Entonces, ¿los nueve mundos existen? ¿Y los gigantes? ¿Y los otros dioses? ¿Loki es tu hermano verdadero o es hermanastro?-
- Para el carro, enana. Son muchas preguntas para acabar de conocernos.-
- Primero, no me llames enana, no me gusta que me pongan ese tipo de nombres.-
- De acuerdo, enanita.-
- Prefería el otro antes que 'enanita', rayitos. Y segundo, podemos hacer una cosa, yo te hago una pregunta y la respondes y luego tú me haces una pregunta y yo respondo.-
- Está bien.-
Doblamos una esquina y luego nos metimos en un ascensor.
- Yo primero, ¿cuantos años tienes en realidad?-
El señor rayitos se lo pensó un rato y luego me contestó.
- Un par de miles de años.-
- Pues no los aparentas.-
- Lo sé.-
Dijo con una sonrisa pícara.
- Me toca. ¿Cómo es que eres hija de Tony? No os parecéis en nada, excepto en ser extrovertidos y parlanchines.-
- Yo no soy parlanchina y, Tony dice que os responderá a esas preguntas a la hora de la comida.-
Después seguimos por un pasillo muy largo.
- Me toca. Respóndeme a la pregunta que te hice sobre Loki. Es que no me aclaro con ese tema.-
- Bueno, padre lo adoptó en realidad. En verdad, él es hijo de unos gigantes del hielo, pero yo lo quiero como a un hermano de sangre.-
- Pero siempre os estáis peleando.-
- Lo sé. ¿Qué hermanos no pelean por estupideces de vez en cuando?-
- Pero vosotros os peleáis mucho y tenéis miles de años, y no sé qué piensas tú cuando dices estupideces, pero yo no pienso en conquistar la galaxia o los nueve mundos, o algo por el estilo.-
- ¿Y qué si no? ¿Por qué pelean los hermanos midgardianos?-
- Pues, se pelean por el mando de la tele, o porque uno se a chivado del otro por cualquier cosa, o porque uno le ha quitado algo al otro...-
Habíamos llegado en frente de una puerta y mientras él bajaba mi maleta de su hombro, se reía en mi cara por no sé por qué.
- ¿De qué te ríes?-
- Si os peleáis por esas insignificancias, no es divertido.-
- Los midgardianos no se divierten cuando pelean.-
- Pues qué aburridos sois.-
Abre la puerta, dejando ver el interior y me quedo alucinada. La habitación era más grande que el salón de mi antigua casa. Mientras entro arrastrando mi maleta por el suelo y con la boca abierta le digo:
- Bueno, ya seguiremos luego hablando. Adiós, rayitos.-
- Adiós, enana.-
Entro cerrando la puerta tras de mí y dejo la maleta a un lado. Avanzo hasta el medio de la habitación y doy una vuelta completa, admirando mi nuevo hogar. Sin poder resistirlo, saco mi móvil y hago una foto a la habitación. No me lo podía creer. Siempre me he imaginado cómo sería la vida de rico, pero nunca creí que alguna vez la tendría.
Sumida en mi asombro, me empiezan a rugir las tripas y me acuerdo que no he desayunado. Me pongo los cascos, pongo una de mis canciones favoritas (Sunflower, de Post Malone y Swae Lee), y salgo de mi habitación en busca de "la cocina perdida".

Una Gran Genio (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora