Capitulo 3

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Oliver no tenía muchas fuerzas, pero en lo único que se podía concentrar era en las luces parpadeantes y el fuerte sonido de la sirena de la ambulancia, los paramédicos administrándole oxígeno y de un segundo a otro, todo se volvió negro

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Oliver no tenía muchas fuerzas, pero en lo único que se podía concentrar era en las luces parpadeantes y el fuerte sonido de la sirena de la ambulancia, los paramédicos administrándole oxígeno y de un segundo a otro, todo se volvió negro. Sus ojos se abrieron por el rápido movimiento de la camilla a toda velocidad, la fuerte alarma de urgencias lo hizo sentirse confuso, todo se volvió a apagar. La tercera vez en que sus ojos se abrieron pudo sentir la fuerte luz de la sala de operaciones encandilándolo y el monitor cardiaco, las voces eufóricas de los médicos, una máscara se aproximó a su rostro y bastaron unos pocos segundos para que volviera a dormirse.

Luego de eso, Oliver se encontraba tan sedado que apenas podía decir cuánto tiempo había pasado o cuantas operaciones le habían hecho. En los leves momentos de lucidez el lacerante ardor de su abdomen lo obligaba a quedarse dormido sin tener la oportunidad de mirar el reloj o el calendario.

Apenas pudieron sacarlo de riesgo vital y asegurarse de que pudiera hablar sin que se le abrieran las heridas llegaron los policías. Oliver sabía que sus papeles estaban limpios, que no tenía ningún tipo de antecedente o algo de lo que pudieran sospechar de él, sin embargo, a pesar de lo corrupto que era el sistema fiscal y policial, sabía que aún existían policías y detectives que luchaban contra el bajo mundo, y posiblemente en una oficina desordenada había una pizarra con fotografía de su jefe en ella y vincularlo con una de sus compañías sería peligroso.

― Oliver Williams.

―Oficiales... ― intentó lucir tranquilo y tenía razones para estarlo, con una simple mirada pudo reconocer al hombre regordete y cano el cual pagaba las clases de aerobics de su joven esposa y las clases de ballet de su hija gracias a los sobornos, a su lado un joven con los ojos llenos de ilusión, probablemente recién salido de la academia.

―Son unas cuantas preguntas de rutina, nada de que preocuparse ― dijo el mayor, probablemente Dión o el señor Reed ya le habían enviado un cuantiosa suma a una de sus cuentas.

― ¿Recuerdas algo de esa noche?

―No oficial. ― el oficial escribía un par de garabatos.

― ¿Alguna razón por la que cree que pudo pasar?

―No oficial.

― ¿Alguien que pudo haberlo hecho?

―No oficial.

―Eso es todo entonces... Una equivocación probablemente, pasa todos los días ― soltó guiñándole un ojo y entregándole los documentos al muchacho que desconcertado estaba a punto de abrir la boca, sin embargo, salieron tan rápido como entraron y probablemente esa charla continuó en los pasillos de cuidados intensivos.

Oliver no recibió muchas visitas mientras estuvo en cuidados intensivos, de vez en cuando solía ver un par de oficiales fuera de su cuarto, probablemente el joven chico había abierto la boca y la investigación seguía, pero la archivarían rápido, en una ciudad como esa había demasiado crímenes para centrarse en un joven acribillado sin antecedentes penales.

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