Capitulo 4

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Oliver abrió sus ojos sorprendido, frente a él un muchacho que no conocía cambiaba las flores ya marchitas por unas nuevas

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Oliver abrió sus ojos sorprendido, frente a él un muchacho que no conocía cambiaba las flores ya marchitas por unas nuevas. No podía ver su rostro a causa de que se encontraba de espaldas, pero su sweater color mostaza y su jansport vino tinto repleta de parches de bandas que probablemente nadie conocía no le daban ninguna pista o señal ¿Era que esa persona se había equivocado de habitación? Oliver enseguida miró por la ventana ¿la temperatura había bajado tanto para que la gente comenzara a abrigarse más?

Al escuchar a Oliver revolverse intentando acomodarse el muchacho enseguida se giró. Oliver intentó analizar los rasgos faciales, su rostro definitivamente le era conocido, pero no le decía nada, nunca había sido muy bueno para recordar rostros que no eran parte del trabajo.

― ¿Te desperté? Lo siento ― soltó con una voz gentil el muchacho de cabello claro y ojos pardos, a pesar de parecer mucho más alto que el mismo Oliver se notaba la fragilidad en él, tal vez era a causa de ese rostro gentil, ese rostro que Oliver enseguida asoció al de un cachorro repleto de confianza por la humanidad.

―Algo así...

Oliver, desconfiado, siguió observando cada movimiento del muchacho, no le parecía raro que Volkóv enviara a alguien para terminar el trabajo, aunque el chico de cabello ondeado y desordenado no parecía un asesino de la mafia rusa, aun así, no debía bajar la guardia, por bajar la guardia una vez había terminado en la habitación de un hospital sin nada más interesante que hacer que mirar series en la cuenta de Netflix de una de las enfermeras.

― ¿No me recuerdas? ― preguntó sacudiendo su cabello y sonriendo despreocupado.

Oliver negó con la cabeza.

―Soy Jesse, fui tu camarero el día que... bueno fui tu camarero en Di Lorenzo's, el chico que te mantuvo despierto hasta que llegara la ambulancia y luego te doné sangre, soy algo así como tu salvador...

El recuerdo del camarero nervioso y torpe vino enseguida a la mente de Oliver, el muchacho con el cabello peinado y ropa de mesero se veía completamente diferente.

―Lo recordé... solo la parte en que el señor Di Lorenzo te gritaba...

Jesse sonrió, sus mejillas enseguida tomaron un tono rojizo a causa de la vergüenza.

―Ahora soy mejor camarero.

Oliver asintió sin mucho más que decir ¿Acaso debía agradecerle por haberle salvado la vida o gritarle por lo mismo? En aquel momento Oliver no estaba seguro si era realmente necesario seguir viviendo.

―Gracias... por todo.

―No hay de qué ¿Va bien la recuperación? Creo que es la primera vez que te veo despierto, siempre estás durmiendo, bueno... sólo he venido un par de veces.

―Va bien, ya puedo caminar un poco, aunque tampoco debo forzarme, la doctora dijo que una de las balas rozó mi columna y que por milímetros no hubiera podido volver a caminar, pero al parecer está todo bien.

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