El comienzo

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Adrien le dió otro trago a su bebida antes de preguntarse por enésima vez si su nueva amiga estaba loca. Desde que le comentó su idea antes de bajar del avión no había dejado de pensar en ello. Incluso en aquel extravagante bar no había ni podido "disfrutar la vista" ¡Era totalmente inaudito!

-De verdad ¿De que manicomio te saliste?-preguntó con cautela el rubio, la chica sólo lo observó con una mueca divertida

-Por última vez Agreste ¡Es una gran idea! Ambos estamos tan mal en el amor que lo único que nos queda es volvernos ricos y poderosos...¿Y de que mejor manera que abusando de los demás? Total, con la suerte que nos cargamos podemos emparejar a la gente con quienes serían buenos para ellos.

-Pero no sabemos si serán buenos...¿Y si fallamos?

La chica sonrió malvadamente.

-¿Ya te convencí verdad?

El rubio volteó a otro lado pra que ella no notara su sonrisa avergonzada, era estúpido pero a casos desesperados, medidas desesperadas.

-Bien señorita ¿Y como planea que esto sea un éxito?-dijo aún bastante turbado.

-Es sencillo ¿Haz visto a la gente que luego anda pagando métodos milagrosos para bajar de pesos, hechizos y amarres par el amor y a los adivinos para que les lean el futuro?

El hombre asintió.

-Pues seríamos algo similar, la llamada obviamente será de cobro pediríamos datos de las personas e intentaríamos buscar alguien compatible. Como un sitio de citas.

-Pero ¿No es más sencillo abrirr una cuenta en Tinder y elegir alguien que te guste? Además ¿Quien te daría su información personal? ¿Y sí piensan que es una estafa?

Marinette torció la boca, su amigo tenía razón no era tan fácil como se lo imaginaba, sabía de sobra que confiar en alguien hoy en día podia ser muy desastroso. Aunque curiosamente habia confiado en el atractivo rubio frente a ella, pero los corazones rotos se entendían.

-Ok ¿Y sí lo hacemos tipo agencia de viajes?-propuso el muchacho-Un lugar bien amueblado donde lleguen las personas, tu y yo sabemos que no los vamos a estafar y si es así nos encarcelan y ya, pero no es el chiste. Nos ponemos alias e investigamos a las personas, luego decidimos si son viables unas con otras.

-Nada mal Agreste ¿Donde sería eso?

-Tengo un local abandonado en el centro de Paris, cerca de la "zona de libertad" podríamos restaurarlo

Ella asintió aprobando tal idea, total no tenían nada que perder.

-Bien mi querido socio ¿Cómo nos vamos a llamar? ¿Cuales serán nuestros nombres clave?

-¿Nombres clave?

-Por supuesto, los nombres clave nos darán reconocimiento. Así evitaremos que nos involucren, y si hay problemas buscarán a nuestros alias, no a nosotros.

-Mmm es cierto, sólo habrá que pensar en algo bueno y fácil de recordar.

Los chicos comenzaron a decir nombres al azar, pero ninguno les conencia del todo, pidieron otra ronda de bebidas a ver si se activaban más pero no funcionó. Empezaban a desesperarse.

-¿Y sí somos la princesa y el guisante?-sugirió la ojiazul.

-¿Me ves cara de guisante?-respondió el Agreste con cara de indignado.

-¡Claro que no!-rió ella- Obvio que tu serías la princesa, ese cabello y esas manos tan bien cuidadas no las tiene ni Kim Kardashian.

-¡Oye!-alegó falsamente ofendido haciendo una pose exagerada.

Ladybug y Chat Noir encuentran a tu pareja perfecta [Adrinette] [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora