—Queridos míos, a partir de aquí comienza comienza el XXX. —
El tono autoritario y apremiante del lobo denotaba su nivel de excitación, el aroma que emanaba de su piel varió a causa de sus revolucionadas hormonas, imponiendo su esencia de Alfa. Inuyasha estaba en su forma humana la noche que pasaron juntos, por lo que sólo había sido capaz de percibirla ligeramente, ahora, que contaba con sus magníficos sentidos de Hanyo, podía sentir la fuerza de esta esencia dominante despertando sus más bajos instintos.
Bajo la atenta mirada del Alfa procedió a deshacerse de su ropa, el morbo no lo abandonaba, y a pesar del latiente deseo se dispuso a desnudarse con intencionada lentitud. Se quitó el cinturón donde llevaba su espada dejando caer ambos al suelo, luego retiró, con mucha calma, las prendas superiores de su vestimenta, sacudiendo su melena plateada después de que la última se deslizara por sus brazos. Miró a Koga, apreciando el brillo azulado que comenzaba a notarse en sus ojos, la sensación de sentirse tan deseado por este le provocaba un placentero estremecimiento.
Le sonrió, ladeando la cabeza mientras lo miraba, poniendo todo su empeño en lucir lo más tentador posible. No tenía idea si lo estaba haciendo bien porque era algo que jamás intentó antes, pero, aunque corría el riesgo de hacer el ridículo, ahora mismo se sentía como la criatura más sensual del Sengoku*. Era raro, teniendo en cuenta que él siempre había sido muy cortado, pero el morbo, el deseo y toda esa atmósfera cargada de excitación sexual lo habían desinhibido por completo, además, teniendo en cuenta las reacciones que mostraba el lobo, al parecer no lo estaba haciendo nada mal.
—Vaya, si resulta que eres todo un provocador—le dijo este paseando la mirada por su cuerpo con total descaro.—¿Qué te crees, que eres el único que puede hacerlo?—cuestionó Inuyasha mientras sus dedos jugueteaban con el nudo que sujetaba el Hakama a su cintura.
—No, pero me sorprendes, cachorro.
Al escuchar esa palabra un corrientazo de ardiente deseo lo recorrió de arriba abajo. En ninguna otra circunstancia habría aceptado ser llamado de esa forma, quien se atreviera a hacerlo podía tener la seguridad de que no saldría ileso, pero con Koga era diferente. Lo llamó así en varias ocasiones mientras lo hacía desfallecer de placer, y la entonación, totalmente pervertida, que empleaba cuando lo llamaba de este modo había logrado, contra todo pronóstico, excitarlo aún más. No lo usaba como un apodo despectivo, era su manera traviesa y cachonda de referirse a él, y le ponía muchísimo.
—Eres precioso—continuó, admirándolo—. Lo eras en tu forma humana, pero en la original luces enteramente exquisito.
Inuyasha era consciente de que poseía un buen físico y una cara bonita y no necesitaba que nadie se lo dijera para saberlo, sin embargo, los piropos que Koga le estaba lanzando lo hacían sentir eufórico.
—¿Ah sí?—Metió los pulgares dentro del Hakama, bajándolo poco a poco, revelando su cintura, caderas y toda la extensión de su pelvis, subió los brazos apoyándolos detrás de la cabeza—. ¿Y qué tal ahora?
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La Venganza del Perro
FanfictionLa noche de luna nueva estuvo llena de revelaciones para Inuyasha. El Alfa de los Okami fue capaz de llevarlo a tal extremo de placer que el deseo de repetirlo es incontenible. Sus ansias de volver a experimentar ese placer supremo lo llevan a busca...