¡Es lo peor!

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Dulce

La noche fue tan larga para mí, toda la noche le daba vueltas a la situación. Mis sentimientos no podía definirlos, me encontraba en esa línea de odiarlo y quererlo al mismo tiempo. Me vestí sin ganas, solo desayuné un poco de fruta y jugo, mi estómago se resistía a pedir alimento, me sentía cansada física y mentalmente. Solo quería tener explicaciones así que iría decidida a que el hombre del día de ayer me diera las respuestas necesarias.

Tome mi chamarra y salí rápidamente para pedir un uber, cuando llego me llevo directo a mi destino cuando baje observé el enorme edificio de cristal que tenía frente a mí, me dio un escalofrío que corrió por toda mi espalda con nervios atravesé las puertas para encontrarme con ese hombre que no me daba confianza.

-Bueno días- saludo a la chica que está enfrente detrás del escritorio-
-Bueno día, ¿en que puedo ayudarle?- me pregunta con una sonrisa en los labios-
-El señor...-tomo la tarjeta para leerla- Javier Salcedo, me pidió que lo viera aquí el día de hoy-
-¿Su nombre?-me pregunta mientras teclea en el computador-
- Dulce Niell- mencioné con nerviosismo, la chica me dio una sonrisa fingida y después marco un número-

Mire a mi alrededor en lo que ella me daba una respuesta, espere cerca de dos minutos.

-Señorita, necesito una identificación y el pase debe ponerlo en su blusa o en algun lugar visible- me entrego una carnet y yo le di mi ID- va a ir derecho y subirá el elevador, es el piso 7- escribió unos datos- buen día-

Camine a prisa quería saber la razón por la cual Mauricio me utilizo y tal vez este hombre sería el único que me daría respuestas, el elevador demoro horas o eso sentí yo cuando la puerta se abrió frente a mi tenía a una chica rubia.

-Buen día, señorita Niell- sonríe- pase por aquí en señor Salcedo la está esperando- me llevo por un pasillo largo hasta una oficina, abrió la puerta y me dejó sola dentro de ella-

La habitación estaba vacía, me acerque hasta el escritorio  donde tome asiento esperando que apareciera el tal Javier, note en el escrito que había una foto de Mauricio junto con el hombre esté, tome la foto para mirarla y una lágrima se escurrió en mi mejilla, en ese momento la puerta se abrió.

-Buenos días- la voz profunda hizo que me diera  escalofríos pero no de manera positiva-
-Buen día- puse la foto rápidamente en el escritorio-
-Dulce ¿Cierto?- asentí con la cabeza- mi más sentido pésame, se que también es tu perdida- hizo que me levantara y me abrazó pero intenté separarme rápidamente, no me sentía cómoda con su abrazo-
-Si, gracias- me volví a sentar, él fue hasta su escritorio- yo solo quiero respuesta- miré al suelo-
-¿Respuestas?- puso sus dedos sobre la madera-
-Si, quiero saber ¿por qué me utilizo de esa manera?- dije intentando contener el llanto- yo no le di motivos para que me hiciera lo que hizo, solo...-suspire y mire al techo-
-Tranquila- escuché que se levantó y después lo vi a mi lado, sentí su mano sobre la mía- a su manera te quería, que fueras la otra no dice que no te quisiera, si te dejo algo es porque te tenía alguna clase de cariño-
-¿Qué dice?- lo miré- yo no quiero...-
-¿El dinero?- río- cariño lo necesitarás, si piensas que me sacarás más dinero estás equivocada, ahora- saco un cheque y me lo extendió- no puedo darte respuesta, muñequita, solo eras la querida de un empresario prestigioso, no te hagas a tonta por eso apareciste ayer, buscas lo mismo que todas dinero y aquí lo tienes- tome el cheque y lo mire, en ese momento me entró una furia enorme- aunque podríamos llegar a un arreglo- puso su mano sobre mi pierna- me gustaría saborearte como lo hizo mi amigo, hemos compartido algunas amantes muy buenas y al ver tu cuerpo ayer créeme que no tengo dudas de como debes moverte en la cama, ahora entiendo porque lo traías loco-

Me levanté furiosa y le solté una cachetada. ¿Qué clase de mujer creía que era? Rompi el cheque en pedacitos y se lo lance a la cara.

-Jamas le pedí nada, no sabía lo importante que era. Yo estaba con él porque lo quería, solo eso- camine por la puerta- son una porquería y juro que Mauricio me pagará todas las lágrimas que he derramado aunque este tres metros bajo tierra-

Cuenta PendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora