Durante una misión de periodismo rutinaria, el fotógrafo Vante, es secuestrado por el misterioso Jeon, un poderoso líder de la mafia en Corea. Jeon le somete a una noche de dolor y placer, que nunca habría imaginado. Su vida cambiará radicalmente a...
El azabache se encontraba en una de sus múltiples casas ubicada en la ciudad. El día de hoy, había regresado a un condominio con vista al mar que había adquirido por su fácil acceso al aeropuerto. El vendedor había presumido de la piscina, el gimnasio, restaurante y bar de la propiedad junto con otros lujos, pero Jeon estaba más interesado en el servicio a la habitación de 24 horas, el servicio de limpieza, la seguridad y otros sistemas parecidos a los de un hotel.
Después de tomar una ducha caliente, se sirvió un trago de whiskey en un vaso estilo antiguo con cubos de hielo. Vestido únicamente con una bata, atendió una llamada de su secretario.
Tanto el lado oeste como el sur del condominio tenían ventanas de piso a techo y con solo una mirada podía ver el paisaje nocturno de la bahía. Jeon disfrutaba de esta vista. Bajando la potencia de las luces, se acomodó en una silla reclinable y escuchó los informes mientras sus ojos observaban el puente de la bahía.
Mientras le leían las cifras de sus ganancias, notó que el nuevo gerente del Burning Sun estaba haciendo un buen trabajo. Luego escuchó cuidadosamente los otros informes que necesitaban de sus decisiones y Jeon dio algunas instrucciones.
Completando casi todo el informe, el secretario cambió de tema y dijo: — En cuanto a esa otra situación... después de investigarlo más a fondo, parece que la información fue transmitida por una organización que está detrás de nuestra área. Aparentemente el motivo principal de esa emboscada no era el exponer al miembro del parlamento, sino acabar con nosotros.
El anterior gerente del club había desaparecido al percatarse de que sus actos traidores habían sido descubiertos. Al parecer se había estado preparando para escapar, pero cuando los hombres de Jeon por fin lo habían rastreado, éste se había suicidado. Era desconocido si su acto había sido por temor a las consecuencias de su traición o para silenciarse antes de ser torturado por la información.
Sin embargo, el azabache no creía que su anterior gerente tuviera los pantalones para traicionar a la organización por su propia ambición y tenía el presentimiento que existía otra fuerza que se encontraba manejando los hilos. El problema era ¿quién era y cómo planeaba robar las ganancias de Jeon?
—¿Se trata del ―Grupo SKZ?—. El nombre del que Jeon hablaba era el de una vieja organización que se encontraba en Seúl. En una batalla para obtener los derechos del mercado del tráfico de drogas, habían perdido ante la organización de Jeon y se rumoraba que el jefe, Chris, ahora veía a Jeon como a un enemigo.
—Y acerca de ese chico, parece que es conocido de un oficial del Departamento de Crimen Organizado llamado Yoongi. Se cree que la información de la que hablamos fue dada a la policía.
La mano de Jeon se congeló en el aire mientras este estaba a punto de tomar su vaso.
Ese joven fotógrafo...
El azabache respondió al informe con escasas instrucciones: encontrar la dirección del Grupo SKZ y averiguar quién le está pasando información a la policía. Después de dar sus instrucciones, Jeon colgó el teléfono y sorbió un poco más de su whiskey.
Una pieza de ajedrez bailando en el tablero...
Disfrutando del amargo aroma y fragancia en su boca, esa frase pasó por su mente. Inclinando el vaso, observó las luces del paisaje reflejadas en el líquido ámbar y continuó analizando esa frase en su mente.
Atrapar a una presa que estaba tan llena de energía era algo que satisfacía enormemente a Jeon.
Sin embargo, ese fotógrafo... dejando a un lado el hecho de que había caído fácilmente en su trampa... había mostrado que tenía mucha rebeldía en su interior, además había sido capaz de liberarse con un movimiento tan inesperado. Sus acciones habían sorprendido a Jeon, algo nuevo que no había sentido cuando cazaba a su usual tipo de presas. Aún ahora con los ojos cerrados, podía recordar vívidamente el cuerpo del hombre joven iluminado por las luces de neón.
Es el tipo de excitación que se siente cuando se cazan animales salvajes...
Lo más probable era que su presa desconociera la forma en la que funcionaba el inframundo. Aquellos que tenían un mínimo conocimiento de Jeon se hubiesen paralizado del terror en el momento de ser atrapados o ni siquiera hubieran intentado escapar, de acuerdo a sus experiencias pasadas, esas eran las únicas dos acciones tomadas. Sin mencionar que la idea entera de perseguir una primicia que involucrara a políticos significaba tener agallas o ser extremadamente estúpido.
Sin importar la razón que fuera, no había duda que ese joven tenía todo el potencial para hacerle pasar un buen rato.
—Qué divertido. Supongo que jugaré un rato más con el chico. — Satisfecho con la idea, Jeon vació el contenido de su vaso.
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