//Following the rainbow//
¿Nunca os habéis preguntado por qué siempre nos hacen dibujar de pequeños el arcoíris?
Siempre hay una hoja de plástica en la que nos hacen buscar los colores del fenómeno meteorológico, siempre tienes que tener cerca el color azul añil, es como un paso obligatorio en tu camino estudiantil. De pequeños son los cuentos lo que te cuentan que los arcoíris son puentes que te llevan a otros lugares, que son fenómenos que ocurren en el cielo muy de vez en cuando. Te hacen creer que el arcoíris es, a fin de cuentas, producto de la magia.
Después llegan tus años de secundario, dónde parece que tienes que saber cómo y por qué ocurren todas las cosas de la naturaleza, es entonces cuando un libro de ciencias te explica que es un fenómeno meteorológico, que ocurre cuando las gotas de lluvia reflejan la luz del sol, creando las diferentes tonalidades. Es también en estos cursos dónde, si tienes la suerte de tener un buen profe de plástica que te enseñe las cualidades de la luz, es capaz de enseñarte de que el arcoíris lo puedes encontrar en una pirámide de cristal colocándola en la posición perfecta para encontrar los cinco colores que lo confeccionan.
En los años siguientes los arcoíris desaparecen de tu vida, estas a otras cosas, tus libros, los que en otro momento eran cuentos ya no prestan atención a lo que ocurre en el cielo. De repente solo te centras en tus estudios, en llevarlos bien, en no perder el tren, en intentar que todo vaya bien.
Sigues un camino que deseas, esperas que salga bien porque no sabes exactamente cómo va acabar lo que estás haciendo, es más, ignoras qué es lo que te servirá de todas las cosas que durante más de una década te han enseñado y esperas, deseas, que todo lo que tanto te ha costado aprender, en algún momento, tenga uso.
Es entonces, cuando un día cualquiera, estas recostada en el cristal del coche, con los cascos puestos, imaginando mil escenarios, mil historias, mil diálogos, cuando, por el horizonte ver un semicírculo perfecto, con los colores que durante mucho tiempo te costaba encontrar en la bandeja de los lápices de color.
Y una parte de ti piensa en lo mayor que te has hecho, en como las cosas pasa de ser prioritarias a ser nada más que algo común. La otra se pregunta:
"¿Por qué de pequeña me hicieron repetir tantas veces los colores del arcoíris?"