Una rutina.

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  Una rutina

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Es lo que habían formado a lo largo de esas semanas.

Un acuerdo no dicho. Pero que sé cumplia día con día. No hacía falta decirlo para saber que ambos lo disfrutaban.

Todos los días, después de la escuela o en alguna hora libre que tuvieran ambos se escapaban del grupo para dirigirse a la biblioteca. Uno llegaba primero, escogía una mesa y apartaba el lugar, el otro tardaba unos instantes más y sin decir una palabra quitaba la mochila que ocupaba la silla vacía y se sentaba a su lado. Sin palabras.

Los primeros días fueron silenciosos. Cada uno sacaba sus libros y cuadernos y se ponían a estudiar, a hacer tarea o a leer por ocio. A pesar de todo era un silencio agradable en el que cada uno disfrutaba la compañía del otro, y aunque nunca decían nada podían sentir una tranquilidad que los hacía sentir seguros.

Luego, llegó un día en el que Izuku, por más que lo intento, no comprendía la tarea de matemáticas, con toda la pena del mundo decidió romper el silencio y por primera vez pedir ayuda. La reacción de su compañero fue mucho más amable de lo que esperaba, había visto antes a Kirishima y Kaminari preguntarle sus dudas, en cada ocasión el rubio se negaba y terminaba ayudándolos a regañadientes y no sin algunos regalos reclamando su falta de empeño y estudio a la escuela. En cambio tan pronto le consultó su duda Kacchan sonrió.

Por un instante sintió que el tiempo se detuvo, era la primera vez que lo veía sonreír con amabilidad, una parte de él pensó que quería ver esa expresión más seguido en ese rostro permanentemente molesto. Luego de esa sonrisa se acercó más a él y comenzó a explicarle el problema paso a paso de una forma tan tranquila que parecía imposible a su persona. No conocía la causa de aquella amabilidad no propia de él, quizá era el hecho de que estaban en la biblioteca y era un ambiente totalmente distinto, quizá porque realmente disfrutaba de su compañia y no le molestaba ayudarlo, fuera cual fuera la razón lo hacía sentir especial al saber que solo con él Kacchan podía actuar de una forma tan natural.

Esa pequeña duda en matemáticas le dio al otro la suficiente confianza para preguntarle una duda a cerca de la clase de química. A partir de ese momento comenzaron a hacer todas las tareas juntos, discutían sobre cada duda y cada detalle respecto al tema, daban su opinión sobre sus formas de estudiar o de resolver distintos problemas.

En un punto las conversaciones dejaron de ser meramente académicas, ¿qué te gusta?, ¿cómo es tu familia?, ¿qué quieres estudiar? Descubrió que Kacchan era hijo único, le gustaba leer, sobre todo ciencia ficción, y quería estudiar física pero anhelaba con escribir algún libro. Él por su parte le comento que solo vivía con su madre, que no le gustaba socializar a pesar de que era muy amable y que no sabía lo que quería para su futuro.

Una tarde después de su clase de foto Izuku fue el primero en llegar a la biblioteca, no tardó en llegar Kacchan, esta vez parecía ligeramente apurado mirando a ambos lados, antes de que pudiera pararse y preguntar algo él lo arrastró junto con sus cosas a los espacios entre las estanterías de libros. Izuku no entendía lo que ocurría, mientras Kacchan se asomaba de vez en cuando por los estantes como si esperara que alguien llegara

—¿Qué es lo que pasa Kacch...?

—Sshhh— lo callo sin recibir respuesta. No fue necesario puesto que al instante escucho las voces de sus amigos.

—Estoy seguro de que lo vi subir— se escuchó la voz de Kaminari.

—¡Vaya! no sabía que la biblioteca tenía un segundo piso— gritó Kirishima a la vez que el encargado de la biblioteca los silenciaba.

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