Capítulo 3
La familia Anders, Thalía, Ron
Samuel dormía plácidamente cuando de repente un chorro de agua helada le inundó la cara, mojándole también el pelo y parte de la almohada. Odiaba que lo despertaran y aquello le produjo una rabia indescriptible. Samuel era un adolescente de pelo corto y castaño, delgado y de altura media. Era un tanto débil y su autoestima estaba baja. Cuando abrió los ojos, se encontró con su padre mirándole sonriente.
-Buenos días, bello durmiente- le dijo- hoy nos espera un día magnifico.
Samuel vio a su madre y a su hermano pequeño levantados con cara de sueño. El camarote en el que vivían era pequeño, ni siquiera tenía ventana. Aun así, ya se habían acostumbrado y les era cómodo.
Samuel, enfurecido, se olvidó del hecho de que dormían en literas y, al levantarse, se pegó con el hierro de la cama de arriba con tanta fuerza que volvió a caer de nuevo a su cama tumbado, casi KO. El golpe lo dejó tan entumecido que se calmó de repente, sin inmutarse por la risa burlona de su hermano.
-Venga, tenemos mucho que hacer- siguió presionándoles el padre.
Charles Anders era un hombre alto y delgado, muy fibrado. Le encantaba el deporte y la acción, de manera que siempre que podía estaba haciendo cosas. Desde que estaban de “vacaciones” en el barco, hacía que toda su familia se levantara pronto de la cama para hacer cosas. A ellos no les hacía tanta ilusión como a él, pero era casi imposible decirle que no.
Intentando ir rápido y entre bostezos, consiguieron vestirse y estar listos en menos de diez minutos. Como cada día, la primera parada fue desayunar en una de las cafeterías para después empezar la ruta de actividades preparada la noche de antes por Charles. El único al que le costaba todavía seguir el ritmo de la familia era Billy, el pequeño de diez años. De todas formas aguantaba mucho más que muchos chicos de su edad.
-¿Pero es que no podemos descansar ni un día?- le preguntó Sam a su padre mientras desayunaban.
-¿Descansar? Pero si aquí no hacemos nada de trabajo, ya estamos descansando- le contestó este sin inmutarse.
-Si tú a esto lo llamas descansar… en el ejército seguro que descansan más que nosotros.
-¡Al ejercito es a donde debería mandarte a ver si te hacen un hombre de una vez!
-O mejor deberías ir tu a hacer de entrenador.
A Charles no le gustaba que al resto de la familia no le interesara seguir un plan de actividades, y menos si se trataba de Samuel, al que quería fortalecer. No es que no estuviera orgulloso de él, simplemente que lo veía demasiado débil para su edad, cosa que creía poder remediar.
-Samuel, ya vale. Acábate tu desayuno.
Samuel obedeció sin decir nada más, aunque por dentro estaba deseando seguir con la discusión. Conocía a su padre y sabía muy bien que tenerlo enfadado era mucho peor que cualquier otra cosa. Por esa razón muchas veces debía morderse la lengua (algo que a él no se le daba demasiado bien) con tal de no montar un espectáculo. Su madre en este tipo de discusiones solo intervenía cuando las cosas se encendían demasiado, actuando como un bálsamo que actuaba sobre ambos a la vez, calmándolos al instante.
Cuando terminaron de desayunar, Charles les sorprendió diciéndoles que había reservado hora en el minigolf durante un par de horas. A todos les agradó la idea, pues en todo lo que llevaban en el barco todavía no lo habían probado. Ninguno de los cuatro había jugado nunca al golf a excepción de Charles, el cual les enseñó a coger los palos de manera correcta en cuanto llegaron allí.
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Crucero
Science Fiction¿Qué harías tu si te despertases en un crucero en medio del mar y el mundo a tu alrededor hubiera desaparecido? ¿Qué harías si nadie quisiera explicarte la verdad y la vida siguiera con normalidad dentro del barco? Esto es lo que les ocurre a los pr...