Capítulo 1
Sabotaje
Nick fue el primero de todo el grupo en despertarse aquel día. O al menos así lo creyó él mientras paseaba por la cubierta contemplando como el sol salía lentamente por un horizonte que se difuminaba con las primeras luces. Había muy poca gente a aquellas horas, la mayoría de las cuales eran los propios trabajadores del barco que comenzaban sus turnos. Aquel día estaban preparando, además, algo especial. Estaban limpiando con una potente manguera y preparando la barca en la cual se irían los dos condenados. En ella Nick vio que ponían un par de mochilas con algo de comida y agua, suficientes para como mucho unos pocos días en alta mar. La barca no disponía tampoco de ningún tipo de motor, tan solo unos remos de madera que parecían extremadamente frágiles y que de poco les servirían una vez estuvieran perdidos en medio de la nada. Pero eso no pasará, pensó Nick, hoy ninguno de los dos va a exiliarse.
-¿Tú tampoco puedes dormir?- le preguntó una voz a su lado.
Se trataba de Angelica, que era la que más nerviosa estaba con todo aquello. Estaba apoyada en la barandilla de cubierta, con la mirada cansada. Nick se apoyó a su lado.
-No, la verdad es que no. Yo soy de los que en cuanto se despiertan no pueden volver a dormirse más por mucho sueño que tengan- le dijo el chico.
-Yo llevo toda la noche aquí. No he podido ni querido conciliar el sueño.
-Tranquila, todo saldrá bien. Cumpliremos nuestra parte.
-Pero aunque sea así… no está el éxito asegurado.
-El éxito nunca está asegurado en nada de lo que hacemos, Angelica. De eso precisamente trata la vida, de creer que algo puede hacerse y hacer todo lo posible por hacer que lo sea.
Ella le miró sonriéndole agradecida. Aquellas palabras la reconfortaban en parte, aunque por otra seguía siendo muy escéptica respecto a la misión que tenían entre manos. Todavía quedaban muchas horas por delante antes de que diese comienzo el exilio público de los dos condenados. Angelica, de lo nerviosa que estaba, temblaba. A ratos iba temblando sin apenas darse cuenta. No sentía ni frio ni calor, ni hambre ni sed. Nada aparte de unos nervios y un terror que la carcomían por completo. Nada de eso estaría pasando si su marido no hubiese sido tan cabezota con el tema de perseguir a James. Estarían en su casa siendo felices sin preocuparse de mucho. Pero ahora se encontraban en una encrucijada terrible; arriesgar la vida de los demás por salvar a Henry o perderle para siempre. No estaba dispuesta a perderle, pero tampoco le gustaba todo lo que iban a hacer por ella. Eran gente inocente que no merecía aquello.
-No me gusta que tengáis que hacer esto por mí- le dijo finalmente al chico.
-No es solo por ti. Es por todo, por la gente que vive aquí y de la que se están aprovechando.
-Tengo que ir a hablar con la familia Anders- le dijo a Nick al cabo de un rato.
-Está bien. ¿Quieres que te acompañe?
-No es necesario, gracias Nick.
Antes de irse Angelica le dirigió otra sonrisa de agradecimiento. Nick le caía bien, le parecía un hombre sensato y dispuesto a ayudar al resto. No importaba los que habían sido en el pasado, solo quienes eran ahora y lo que hacían. Y lo único que Nick había hecho hasta el momento había sido ayudar a todo aquel que lo había necesitado. Mientras caminaba hacia el camarote de la familia en su mente tan solo estaba la imagen de sus dos hijos, sobre todo el pequeño. Ellos los necesitaban más que ella. Quien le abrió la puerta fue Susan, que se notaba que estaba recién levantada por su pelo y su pijama.
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Crucero
Science Fiction¿Qué harías tu si te despertases en un crucero en medio del mar y el mundo a tu alrededor hubiera desaparecido? ¿Qué harías si nadie quisiera explicarte la verdad y la vida siguiera con normalidad dentro del barco? Esto es lo que les ocurre a los pr...