Doce Lunares
Intentar ser feliz.
O lograrlo.
¿Cuál deja el verdadero aprendizaje?
Durante el trayecto de experiencias personales que pude cosechar a lo largo de mi vida, me encontré con personas desesperadas por alcanzar el éxito más grande para ellos. También estaban los que anhelaban cumplir sus metas al costo que fuese necesario.
Muchos pisotean su estabilidad mental mientras que otros juegan con su felicidad sin darse cuenta.
Lo pierden todo por algo que está al principio y que después no estará si no se le presta la debida atención. Algo que se debe cuidar tanto como a uno mismo y que por una simple palabra puede desaparecer.
La felicidad no es cosa de tomarse a la ligera una vez que profundizamos en ella. Algunas personas creen que ser feliz es sólo alcanzar un logro y que allí termina todo, incluyendo, por supuesto, el esfuerzo que utilizamos para conseguirla.
Otras piensan que esta les dudará por arte de magia.
Cuando el verdadero asunto es: ¿cómo mantenerla a flote en el mar de emociones en el que vivimos?
Cuesta creer que algo tan mágico que nos colma de regocijo en un momento determinado puede llegar a desaparecer. Una simple discusión puede ser la causante de tan amarga tragedia que se consigue arreglar dejando el orgullo de lado y evitando que los lazos del destino se enreden y se conviertan en nudos.
Estamos tan cegados por vivir el aquí y el ahora que no dejamos esa migaja de pan en nuestro sendero para recordar de dónde venimos, quiénes fuimos y cómo nos llegamos a convertir en lo que somos en el presente. Porque, más que nuestro pasado, lo que dejamos atrás son nuestras lecciones de vida y los sueños que alguna vez tuvimos a futuro. Por ello, es importante mantener la vista fija en el camino que transitamos, y sobre la persona que nos acompaña; cuando nos distraemos podemos causar una serie de eventualidades que a la larga las vemos absurdas y sin valor emocional, pero que causan un gran daño si con quien transitamos dicho camino, les da importancia.
Somos conscientes de que no todo lo que decimos es lo que pensamos, y que cuando callamos, es cuando nuestra mente más ruido hace.
Sin embargo, no nos detenemos a reflexionar si lo mismo les pasa a los demás cuando estamos pendientes sólo de nosotros.
Es bueno detenernos a preguntar a nuestro compañero qué es lo que quiere él. Cuáles son sus sueños, metas y grandes ambiciones. Cómo se visualiza en diez años e incluso cómo cree que puede morir. Conocer a nuestro compañero de vida hace de nuestra experiencia algo más ameno de recordar a futuro; nunca se sabe lo que se nos tenga preparado para dentro de una hora, pero no hay que dejar que la incertidumbre nos arruine la emoción de anhelar hacer algo y querer compartirlo.
Mis experiencias pasadas me enseñaron a tomarme las cosas con calma sin dejar que el miedo a la incertidumbre me atormentara. Dejé de lado muchos miedos y arrastré otros con el paso del tiempo.
Eso es algo a lo que el ser humano se acostumbra, por desgracia. Y por fortuna, del miedo puede nacer la valentía.
Thoth hizo un excelente papel al sujetarme fuerte de la mano y al acompañarme en nuestro camino. A diferencia de los demás, él siempre estuvo conmigo, y aunque tarde lo supe, lo valoré bastante; lo intenté, pero no siempre lo conseguí.
Un amor como el suyo no lo encontraría en otros labios.
Ni en otra vida.
A pesar de lo que uno quiera no se puede esperar que todo sea perfecto. Debemos esforzarnos por mantener nuestra estabilidad en todos sus sentidos, siendo el ámbito amoroso el más especial porque no es cosa de uno solo.
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DOCE LUNARES #PGP2019
RomanceMarlo Russel expresa doce de las experiencias amorosas que marcaron su vida al igual que a su piel; en medio de cortos relatos induce al lector a sentirse identificado con pequeños detalles que están presentes en sus diferentes relaciones personales...