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Ver los heridos ojos de JiYong hizo que se quedara inmóvil, olvido por completo de todo, del dolor de perder a su alma gemela, de la soledad que siente en su interior, de su juramento de luto eterno, de que no debía relacionarse con este JiYong, de que el pequeño tiene un nombre gravado en algún lado de su cuerpo y no es el de él, su mente se concentró solo en los ojos de JiYong, esos bellos ojos caramelo que lo miraba herido.

JiYong dejó caer su mano, estaba seguro que lo mejor era rendirse, pero antes de que el pudiera terminar su resolución SeungHyun lo tomo de ambas muñecas. Sintió como el mayor lo empujaba, su espalda choco contra la fría pared y un segundo después el cuerpo del pelinegro estaba presionando el suyo.

La respiración de JiYong comenzó a ser irregular, no estaba seguro de que era lo que estaba pasando, hace un momento estaba peleando con el mayor y ahora este lo presionaba contra la pared sin oportunidad de que JiYong se liberase del fuerte agarre. SeungHyun soltó las manos del pequeño, y paso sus dedos por las mejillas de JiYong, las cuales estaban muy rojas, hasta acunar su rostro. Comenzó a inclinarse lentamente por si el otro decidía detenerlo, si es que el estaba en desacuerdo con lo que estaba a punto de pasar.

JiYong contuvo el aliento cuando vio como el mayor se acercaba a él, ansiaba totalmente lo que venía, pero Seung avanzaba tan lento que hacía que JiYong pensara que llevaban horas tratando de lograr que el contacto entre ellos se consumara. Vio una pregunta en los ojos de SeungHyun y JiYong no tenía ni idea de cómo contestarla, así que solo se quedó ahí quieto esperando que el mayor llegara a el.

Entonces SeungHyun lo beso

Para ambos fue como si llevaran varios días sin probar ni una gota de agua y alguien se apiadaba de ellos dándoles a beber una gran cantidad de aquel liquido transparente que es vital para la vida. Como si un inocente acusado falsamente de un crimen, que está a punto de recibir su condena, recibiera un milagro del cielo y su inocencia fuera probada, liberándolo de ese gran sufrimiento. Algo que ambos necesitaban y que uno quería conservar para siempre y el otro se asustaba de lo significaba.

Al principio fue solo un rose de labios, algo inocente, tentativo. Era un beso de dos amantes que aprenden a conocerse. Seung mantuvo una ligera presión en los labios de más chico, disfrutando de la sensación de esos bellos labios color melocotón sobre los suyos. JiYong enterró sus dedos en los cabellos negros de SeungHyun para atraerlo más. Dios, si. Por Favor has que nunca se detenga. SeungHyun coloco sus manos en la cintura de castaño y siguiendo el ejemplo de JiYong la jalo más, sus cuerpos vibraban por el contacto obtenido.

Lentamente se apartó de los suaves labios del más pequeño, la mirada perdida de JiYong quedaría gravada para siempre en su mente. Una vez más volvieron a unir sus labios. JiYong cerró los ojos y se entregándose por completo.

La falta de aire hizo que se volvieran a separar. SeungHyun pego su frente a la de JiYong, las respiraciones de ambos eran agitadas, JiYong lentamente fue bajando sus manos, pero cuando sus manos rozaron el pecho de SeungHyun, la cicatriz donde se encontraba el nombre de Kwon JiYong comenzó a arder. SeungHyun salió de su fantasía en ese momento, siendo golpeado por la realidad como en un accidente de tráfico, rápidamente apartó del cuerpo de JiYong y al instante sintió como el frio recorría su piel. No miro a JiYong, ni le dijo nada solo, salió de ahí como si el mismísimo diablo lo estuviera persiguiendo.

Persiguiendo tu amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora