BAJO PERFIL

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Aquí me encuentro, en un cuarto de hotel con más ratas que en el orfanato donde crecí, el empapelado de las pareces luce como de los años 40 y no precisamente por los diseños, la alfombra del piso está tan desgastada que tiene parches lisos a medio reparar, el baño no tiene puerta y el minibar no enciende, pero todo sea por mi amor a la investigación y a la búsqueda de justicia. Podría pagarme un hotel costoso, con una tina de burbujas en el baño, una cama con colchón ortopédico y vista al tranquilo y verde bosque, pero eso levantará sospechas, tengo que mantener un perfil bajo, además no estoy aquí de vacaciones, sin contar que estaré más en el trabajo que en este cuartucho.

Llegué hace un par de horas del puerto, casi vomito el desayuno, el agua sinceramente no es lo mío, prefiero la tierra firme, mañana tengo que reunirme con una familia cuya única hija fue arrebatada de sus brazos, según la información que recibí es una joven de 16 años, estoy aquí para encontrarla y eso haré, pero primero tengo que descansar, tomaría un baño, pero cortaron el agua en el sector hace tres días por mantenimiento de una tubería rota. Vaya chiquero en el que me metí.

Pasan las horas y despierto de golpe, miro mi reloj y apenas es media noche, no desperté por gusto, me despertó la pasión del cuarto de al lado, deben ser jóvenes, han estado en esas por horas, gemido tras gemido y golpe tras golpe en la pared, así que no tuve más remedio que tomar mis archivos y ponerme a escribir mientras investigo sobre el caso, al menos cuento con la ayuda de mis audífonos les mentiría si me deleito con Beethoven o que disfruto del gran Mozart, supongo que no entro en ese molde y de hecho lo rompo en pedacitos escuchando a todo volumen a Eminem y una que otra de Rubinsky RBK, incluso un chico nuevo que me sorprendió para bien.

Volviendo a mi investigación la chica había salido de clases exactamente a las 10:45 de la mañana porque uno de los maestros no fue a la última clase, sus amigos la acompañaron hasta la esquina a dos cuadras de su casa, ahí se separan, tengo el rango de dos cuadras donde muy probablemente sucedió el secuestro, no hay negocios cerca por lo tanto no hay cámaras, es una zona fantasma virtualmente hablando, pero alguien tuvo que haber visto o escuchado algo, tendré que entrevistar a los vecinos de cada casa a ambos lados de la calle.

Son aproximadamente las 2:30 de la madrugada y acaban de colocar de nuevo el servicio de agua en el edificio, lo supe porque dejé la llave abierta para que el sonido me avisara, pero al tener la música de mis audífonos alta solo me di cuenta cuando mis medias se mojaron porque el agua se botó. Tomé un baño con esa agua fría y me relajé, lo necesitaba, mientras me estaba bañando surgió una idea, ¿y si la niña nunca salió de la cuadra? pudo haber sido un auto según la hipótesis de la policía, pero ¿y si estuviera secuestrada en una de esas casas? me acosté aún envuelto en mi bata de baño pensando en esta nueva idea.

Son las 5:00 am, suena mi alarma, solo dormí una hora o dos, me visto, ordeno mi cuarto, (estar en un chiquero no debe convertirme en un cerdo) y salgo en busca de respuestas, tengo que ser cuidadoso porque de ser como lo pensé no quiero poner en sobre aviso al secuestrador o a los secuestradores, pienso que sería algo difícil forcejear o cargar con un cuerpo a pleno día sin ayuda.

La primera casa que visito es la de la familia de la niña, el padre me abre la puerta con el periódico en la mano.

—Buenos días, lo estábamos esperando un poco más tarde— me dice el hombre de 1.90 m de altura, aproximadamente de unos 43 años, con barba blanca larga y tupida, en camisilla, pantalón dril grueso y botas.

—Buenos días, el que madruga consigue café caliente— digo respondiendo cortésmente al buen hombre.

—Querida, llegó el detective— dice extendiéndome una cordial invitación a su casa.

La casa, como todas las de este sector de la ciudad, era algo antigua, no tanto, pero lo suficiente como para tener ventanas de madera y vitrales de colores, el techo había sido remodelado hace poco porque sus acabados se veían nuevos, al menos un par de años, había una repisa de vidrio con una gran colección de angelitos de porcelana y platos decorativos a cada lado de la pared, hay un cuadro de gaviotas volando que le dan el toque de tranquilidad a la sala de estar y tres muebles antiguos, pero bien cuidados rodeando una mesita de vidrio con un jarrón de flores y un cenicero de porcelana con diseños africanos medio lleno de colillas de cigarro.

—Buenos días, señor Murdock ¿desea té o café? — dice la adorable señora entrando a la sala.

—Un café, por favor.

—Y dígame, señor Murdock ¿qué piensa del caso? ¿nos ayudará?

—Mi querido amigo, encontraré a su hija, pero para hacerlo debo saber todo sobre ella y sobre ustedes. Comenzaré no sin antes probar este delicioso café— digo mientras me acercan una taza de café bien cargado.

— ¿Tienen una buena relación con la niña?

—Ella es nuestra vida señor Murdock— dice la señora sentándose en el sofá frente a mí y al lado de su esposo.

— ¿Conocen de algún enamorado?

—No, mi niña es una jovencita ejemplar—dice el padre con una cara muy seria, pero la señora me mira con cara da saber algo más que él no sabe.

— ¿Alisa tiene teléfono celular?

—Sí, se lo regalamos cuando cumplió los 15 años, no pudimos hacerle una fiesta por lo alto como se lo merece, pero ahorramos durante tres meses para poder compararlo.

— ¿los secuestradores los han llamado o comunicado con ustedes?

—No, y ya han pasado 6 días desde la desaparición de mi niña.

—interesante. ¿puedo ir al cuarto de Alisa?

—Claro, vamos le enseño— dice la madre sonriendo.

Nos levantamos y el señor entró a la recámara principal a arreglarse porque debía ir a trabajar, subimos su esposa y yo a un segundo piso donde solo estaba la puerta que daba acceso al cuarto de la niña y un baño, también había un pequeño pasillo que llevaba a unas puertas de vidrio que a su vez llevaban a un balcón desde el que se veía claramente la esquina donde se dividió el grupo de amigos. Entré al cuarto de Alisa y su madre dijo que no había movido ni ordenado nada en ese cuarto, cosa que le agradecí.

En el cuarto había una cama, una mesita de noche con una lampara de lava, un closet pequeño, pero repleto a más no poder de ropa, un pequeño escritorio con una vieja computadora de mesa y unos cuantos libros, me dirigí hacia la ventana y la abrí, entró bastante luz, le dije a la madre de Alisa que me dejara solo un momento, ella con un gesto de confusión en su rostro me dejó solo en aquel cuarto. Apenas salió encendí el computador, noté enseguida que no tenía acceso a Internet ¿para que querría una chica joven un computador sin Internet? revisé cada carpeta en su escritorio y solo eran trabajos de la escuela y fotos de los que me imagino eran sus cantantes favoritos, casi me doy por vencido en la búsqueda de pistas en el ordenador, pero al revisar en una de las gavetas del escritorio encontré una pequeña libreta roja, tenía una clase de códigos, todas las páginas estaban llenas de estos códigos, pero vi una constante en casi cada hoja "IPE16" ¿IPE16? lo escribí en el buscador del computador y solo me apareció una sola carpeta, intenté abrirla, pero tenía contraseña.

¿Qué podría estar escondiendo una niña de 16 años en una carpeta con clave? 

Intenté con su cumpleaños, con los cumpleaños de sus padres y ninguno sirvió. En estos casos toda persona normal se rendiría, pero si algo he aprendido es a ver todo desde otro ángulo para encontrar la respuesta, busqué sus cuadernos de la escuela y no encontré nada, busqué debajo de la cama, dentro de una caja en su closet, hasta que me senté cansado de nuevo mirando fijamente la pantalla, giré un poco a la derecha, vi hacia los libros y descubrí que era la saga de los libros de Don Quijote De La Mancha pero estaban en desorden, me di la vuelta revisando rápidamente el cuarto y extrañamente estaba todo organizado, los posters de cantantes estaban todos a la misma altura, los peluches estaban acomodados, los zapatos estaban uno al lado del otro, esta niña era ordenada, ¿por qué tendría los libros así? me fijé mejor y noté que solo cuatro estaban en lugares a los que no correspondían, y además había una marca en frente de cada libro como de quien pone su dedo en el escritorio para señalarlo, me di cuenta enseguida de que esa era la clave, "5247", la introduje en la computadora, abrió la carpeta al instante y no pude creer lo que encontré en ella.

MÁSCARAS II La BúsquedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora