Estaba tirado en el piso de mi cuarto con los pies sobre la cama, con mi bata de baño, mirando hacia el techo mohoso, recordé que no todo en esa ciudad es trabajo, así que me levanté me puse mi mejor camisa blanca, mi traje negro y corbata, tomé mis lentes oscuros y salí en taxi rumbo al orfanato donde me crie.
Las calles seguían igual, a diferencia de uno que otro bar nuevo, un restaurante por aquí, otro por allá, una comisaría nueva ya que la anterior fue quemada hasta los cimientos, pero la esencia de la ciudad se mantenía, llegamos a mi destino, le pagué al taxista y para mi sorpresa el orfanato ya no existía, ahora era un complejo de tenis, entré y le pregunté a la recepcionista por el orfanato que antes había en ese lugar y me dijo que lo habían mudado a una cuadra más allá, caminé hasta la nueva ubicación que me habían dado y sí, indudablemente todo era diferente en este nuevo orfanato, contaba con cinco pisos un gran estacionamiento, una cancha multifuncional y entrando pude ver muchas cosas interesantes como una pecera grande en la sala de estar, muebles modernos, todo reluciente, todo distinto, al entrar una chica me ve y me pregunta si vengo a adoptar.
—No, creo que aún no estoy listo para esto— digo ofreciéndole una sonrisa.
—Quizás está más que preparado, pero no lo acepta— dice una voz muy familiar a mi espalda— Bienvenido de vuelta pequeño rufián.
—La inigualable mamá Tuti.
—La misma que viste y calza.— Me responde con su mirada tierna.
—Los años se olvidaron de ti, sigues igual de fea que hace 20 años.
—Mendigo niño— dice tomándome por una oreja.
—Mamá ya basta, ya estoy grande.
—Seguiré siendo tu madre hasta que muera.
—Pues no falta mucho, suéltame ya, ¡ay! ¡ay!
—Eres el mismo niño malcriado de siempre— dice mientras me suelta y me sobo mi oreja.
—Te extrañé madre.
—Te ves muy delgado y ojeroso, vamos al restaurante que tenemos dentro del orfanato.
—Que buenos cambios, ¿Cómo ocurrió todo esto?
—Negocios hijo, negocios, cuando cumpliste los 18 años y te fuiste a enlistar al ejercito estábamos casi en la ruina, pero un hombre adinerado hizo inversiones en toda esta área y compró nuestro terreno y toda la cuadra al rededor, derrumbó todo y con el dinero que obtuvimos por la venta compramos este edificio de cinco pisos que estaba a medio construir, el hombre donó casi la mitad de lo que tenía cuando murió su hijo, el jovencito era enfermero en el Hospital Psiquiátrico donde los tres pacientes hicieron la masacre de todos los que estaban dentro, el padre de aquel chico nos dio los muebles y todo lo que tenía el apartamento de su único hijo y por eso tenemos todos estos lujos, fue horrible lo que pasó el año pasado, el único sobreviviente fue el doctor que los trataba.
—Escuché la noticia ¿Y qué pasó con él?
—La fiscalía lo llevó a juicio porque pensaron que tenía algo que ver, pero salió libre de todo cargo, solo fue una víctima más de toda esa locura.
—Pero hablemos de ti, ¿ya te casaste?— Dijo tomándome del brazo en el pasillo.
—No, mamá ahora soy investigador.
—¿eres como Sherlock Holmes?
—Sí mamá, bueno algo así, yo no tengo un Watson que me cubra las espaldas.
—Siempre te gustó trabajar solo.
—Sí, estoy trabajando en un caso de desaparición— Dije mientras nos sentábamos en una de las mesas que había en el restaurante.
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MÁSCARAS II La Búsqueda
Misterio / SuspensoDespués de la masacre ocurrida en el Hospital Psiquiátrico Joseph Thomas Riveira Hills, solo se respiraba incertidumbre y temor, la ciudad no volvió a estar segura, pero aun así las personas pasado un tiempo se fueron acostumbrando a vivir sus vidas...