EN LLAMAS

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Estaban forzando la entrada de la casa para entrar, lo intentaron por unos 15 minutos hasta que lo lograron. Fui detrás de ellos, quería tomarlos por sorpresa y atraparlos a los tres con las manos en la masa, reconozco que fue algo tonto y egoísta, pero en ese momento no lo pensé bien, cuando llegué a la casa la puerta estaba abierta, entré muy silenciosamente, pero para mi sorpresa no había nadie en la sala ni en la cocina, subí al segundo piso por las escaleras y tampoco había nadie.

¿cómo puede ser esto posible?

Bajo las escaleras rápidamente y escucho algo en la cocina, iba caminando en guardia con mi rifle de asalto pero cuando llegué de nuevo a la cocina no había nadie, fue entonces cuando sonaron los vidrios de las ventanas rompiéndose, toda la casa se llenó de gas lacrimógeno y comenzaron a sonar los disparos desde afuera de la casa, estaba atrapado y casi que a ciegas, respondí al fuego disparando también, me ubiqué al lado de una de las ventanas de la sala de estar, me asomé y solo vi a un hombre con una máscara de lobo corriendo a esconderse tras el pequeño muro de piedra que rodea la casa, me vio disparar en la ventana y comenzó a dispararme, me oculté y cambié de ventana.

Me ardían los ojos y era muy difícil, los disparos cesaron mientras el sujeto ponía un nuevo cargador en su arma y aproveché esos segundos para subir al segundo piso, lo tenía en la mira, estaba listo para liquidarlo y cuando estoy a punto de apretar el gatillo siento una gran explosión en mi espalda haciéndome chocar contra la pared, todo me daba vueltas, la casa estaba envuelta en llamas, tenía que salir de allí o moriría en cuestión de segundos, con la poca fuerza que tenía me puse de pie. Escuchaba como crujía el techo y el piso comenzó a agrietarse, las llamas devoraban todo a su paso y yo corría por mi vida mientras el techo se me venía encima.

Llegué a las escaleras pero estaban en llamas y ya le hacían falta escalones porque estaba hecha de madera y se consumía cada vez más en el fuego, no podía bajar por ahí pero estaba atrapado, era eso o morir en el segundo piso, mi camisa se comenzó a incendiar y tuve que quitarme el chaleco antibalas y la camisa muy a prisa quedando en camisilla, corrí por la escalera en llamas y salté hasta el otro tramo que aún seguía en pie, al menos eso parecía, cuando caí se rompió en escalón y por poco caigo pero pude agarrarme, quedé colgado y solo pensé en que no podía morir así, tenía que vivir por mí, por Alisa, por mi hermano.

Así que con mucho esfuerzo subí de nuevo, mis brazos se quemaron un poco, pero al menos tenía otra oportunidad, bajé las escaleras fui directamente a la cocina y salí rompiendo la puerta trasera de la casa que ya estaba debilitada por las llamas. Estaba afuera, estaba a salvo, estaba vivo, seguí caminando o mejor dicho cojeando y hubo una segunda explosión en la casa más fuerte que la anterior tumbándome al suelo, sentí que mis oídos explotaron y sentí como sangraban, no escuchaba nada, intenté levantarme pero no pude, así que seguí gateando con las pocas fuerzas que aún tenía, fue cuando la vi, una mujer vestida con un vestido rojo manga corta ceñido al cuerpo, un escote que mostraba sus cicatrices de quemaduras en la espalda, tacones de aguja y llevaba puesta una máscara blanca con plumas de color rosa, si ella me veía estaba perdido, así que me oculté detrás de una parrilla para asar, ella miraba fijamente el fuego y me buscaba.

Tomé mi pistola que gracias a Dios aún estaba en la funda, dispare un par de veces y la herí rozando su pierna, cambié de sitio y me oculté detrás de unos barriles de metal vacíos, disparé de nuevo y la herí en el brazo, la tenía, cuando me dirijo hacia ella le grito que no se mueva y que ponga las manos arriba, ella lo hace y se quita la máscara, era la paciente pirómana, era Isabel Osten, la que antes tenía toda la cara quemada y uno que otro mechón de cabello en su cabeza, ahora tenía un rostro perfecto y cabello largo.

—Hola guapo.
—No intentes nada o te juro que te vuelo la cabeza. — Digo firmemente mientras se quita el lanzallamas.
—Tengo derecho a permanecer en silencio y todo lo que diga podrá ser usado en mi contra en un juicio...
—¡¡CALLATE!!
—...Tengo derecho a un abogado, ¡oh! mira, ya llegó...

Siento los pasos apresurados de alguien detrás de mí, me agacho rápidamente evitando ser golpeado con un bate de metal que pasa casi rozándome la cabeza, me volteo rápidamente y lo golpeo a la altura de las costillas dejándolo sin aire, seguí golpeando en la misma zona hasta que soltó el bate de béisbol, Isabel Osten corrió a levantar el bate del suelo y yo la patee en los pies haciendo que se le rompiera un tacón y se cayera, se levantó y se abalanzó encima de mí, me jalaba el pelo, me aruñó los brazos y rompió mi camisilla, estaba enganchada en mi espalda así que me lancé de espaldas contra el suelo, ella me soltó quedando sin aire, me levanté lo más rápido que pude, les apunté de nuevo a los dos, le lancé un par de esposas que tenía en el bolsillo lateral de mi pantalón.

—Acabas de caerle mal a Alfred- Dice Samuel Harvy quitándose la máscara de arlequín y recogiendo las esposas del suelo.
—Los gatos no deben cazar Tigres— Dije mientras se colocaba las esposas e Isabel también hacia lo mismo. —Ahora pónganse de pie, lentamente.

Así lo hicieron íbamos rodeando la casa que aún seguía en llamas y llegamos al frente, cuando veo al tipo con máscara de lobo apuntando con una ametralladora yo pegué la pistola a la nuca de Isabel.

—¡Arroja el arma Christopher!
—Alguien estuvo investigando— Dice Samuel.
—Tú te callas.
—No seas grosero guapo— Dice Isabel.
—Tú también cállate. — Le ordeno.
—Está bien— Dice Christopher colocando la ametralladora en el piso.
—Tu amiga está herida, no intentes nada.

Nos íbamos acercando lentamente a la camioneta vieja en la que habían venido los tres asesinos, cuando de repente Samuel me golpea con ambas manos esposadas, yo forcejeo con él y se me cae la pistola, logro tumbarlo al piso y voy a recoger mi pistola cuando Christopher recoge el arma del suelo muy rápidamente, me apunta y abre fuego sin pensarlo dos veces, pero Isabel se mete en medio recibiendo la ráfaga de disparos, su cuerpo cae en mis brazos, Christopher al ver lo que había hecho sube a la camioneta y se marcha a toda prisa, Samuel quedó atónito, no lo podía creer. Yo me levanté y disparé a la camioneta, pero a pesar de tener un aspecto viejo estaba blindada.

—¡Christopher hijo de puta! — Gritó Samuel con rabia en cada músculo de su cara y con la fuerza de cada cuerda vocal.
—Calma guapo, yo lo decidí así, yo debí morir en aquel incendio. — susurra con mucho esfuerzo Isabel.
—¡Nooo! hermosa le agradabas tanto a Alfred, se pondrá triste cuando se lo diga.
—Dile que lo extrañaré y que...

—¡NOOOOO! ¡Todo esto es tu culpa grandísimo imbécil! — Dijo mirándome.
—Tú vas a responder muchas preguntas, quedas arrestado- Dije exhausto, sentándome a un lado del cuerpo de Isabel.
—Yo la amaba. —Me dice más calmado
—Pues tú la mataste, no debiste atacarme.

Pasaron unos veinte minutos y llegaron los bomberos junto con cinco patrullas y dos ambulancias, vendaron mis quemaduras y llevaron a Samuel Harvy a la comisaría. Ya tenía al arlequín y había muerto la dama, ahora tendría que ir por el lobo, y yo soy muy buen cazador.

MÁSCARAS II La BúsquedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora