-¡Espera !- Gritó Cinco mientras te agarraba la muñeca - Tengo muchas cosas que contarte- dijo seriamente.
Y ahí te encontrabas ahora.
Sentada en uno de los sillones recapacitado en lo que os había contado.
"El mundo se acabará en ocho días"
"¡Génial!" pensaste "nada podría ir mejor"
Y te equivicabas... Como la mayoría de veces.
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Cinco os contó todo lo que vió, incluso a vosotros muertos.
Y os habló sobre Dolores, un maniquí con el que pasó treinta años.
Era mucha información que procesar.
Demasiada en realidad.
Decidiste irte, escusandote con que querías ir al baño.
Al llegar al baño, cerraste con fuera la puerta y pusiste el pestillo, tenías que relajarte o todo podría acabar mal. Hacía mucho que tu poder no se activaba... pero sabías que en cualquier momento podrías quemar la vieja mansión.
Mientras te intentabas relajarte, alguién llamó a la puerta.
-Oye... Se qué todo esto es jodidamente confuso... Pero no puedes encerrarte en el baño como si nada- Era Diego, después de que Cinco se marchara, Diego siempre estuvo a tu lado, y se lo agradecerías eternamente.
Soltaste un sonoro suspiro y te decidiste a abrir la puerta.
Al abrirla, Diego estába apoyado en la pared de enfrente, con los brazos cruzados y el entrecejo fruncido.
-¿Estás bien? - preguntó fingiendo no saber lo que te pasaba, él más que nadie sabía lo dolorosa que fué para tí la marcha de Cinco.
-No- Sonreíste con sinceridad mientras unas lagrimas bajaban por tus mejillas-No lo estoy... Pero bueno... No es el fín del mundo porque llore- intentaste bromear, cosa que hizó a Diego sonreír divertido.
-Vamos abajo y buscamos algo que no sea té caducado- te sonrió y cogió del brazo para tirarte hacía abajo.
Habían pasado unas horas después de lo ocurrido. Ahora te encontrabas sentada en el solarium contemplando las estrellas, hasta que unos pasos interrumpieron tu paz.
Cinco se acomodó a tu lado pasando una manta sobre tus hombros.
-Se que estas enfadada y lo siento muc...- le interrumpiste dándole un fuerte abrazo.
Las lagrimas volvían a inundar tus ojos.
-C-Creía que nos habías abandonado- dijiste con voz entrecortada mientras te separabas del abrazo - Nos prometimos que siempre estaríamos juntos... Y-y a la semana desapareciste - te ocultaste el rostro con las manos mientras llorabas- S-se que no fué tu decisión... P-pero... - no podías continuar ya que volvías a llorar fuertemente.
Cinco no dijó nada, se limitó a abrazarte fuertemente de nuevo mientras te quitaba las lagrimas con los dedos.
-B-Bueno - te separaste y te secaste las lágrimas- ¿cuál es tu secreto? - preguntaste sonriente.
-¿S-Secreto? - cuestionó con confusión.
-Si, ¿Qué crema utilizas? Te ha quitado bastantes años de encima - reíste suavemente.
A Cinco se le iluminó la cara al verte reír. Eras, eres y serás la persona más importante que había para él (bueno, junto a Dolores).
-Prometo continuar nuestra promesa a partir de ahora, nunca más me iré de tu lado... ¿Vale?.
-Más te vale - le diste un golpe cariñosamente- por cierto... ¿Te has dado cuenta de que ahora podrías ser mi hijo? -le apretaste las mejillas.
- ¡P-para! - te quitó las manos de su rostro.
-Entonces... ¿Justos por siempre? - preguntaste mientras apretabas sus manos.
