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Te giraste de espaldas y te cruzaste de brazos, negando.
-Fue un accidente. No fue adrede, te lo juro-te abrazó por la espalda.
-¡Por amor de Dios, MinHyuck!-gritaste, enfadada-. ¡Agarraste el micrófono de la chica del súper diciendo con voz de mujer: (t/n), novia del apuesto Park MinHyuck, que se pase por caja!
-¡Pero es que no sabía que era tu primo, te lo juro!-continuó él.
-¡Pues lo era!-gritaste-. ¡Me morí de vergüenza!
-Lo siento, de veras-te cogió de las manos y te besó la punta de la nariz-. Te juro que no volverá a pasar.
-Tienes que confiar un poco más en mi, Hyuck.
-Ya lo hago, jagy. En quién no confío es en los chicos que se te acercan con otras intenciones.
Por un segundo, reiste.
-¡Ah, eso es lo que quería oír!-sonrió Rocky, abrazándote de nuevo-. ¿Eso significa que estoy perdonado?
-Sí...
-¡Bien!
Tu novio te alzó en el aire y te besó. Suspiraste. ¿Cómo no perdonarle nada?
