La nave medía cerca de los treinta metros de largo, la cabina de pilotaje estaba situada al frente y las alas se podían plegar para maniobrar en el espacio o bien desplegar para surcar cielos. Su color era grisáceo, con detalles en rojo y blanco. La corbeta no poseía ventanas o lunas en la zona de carga, tan solo la cabina tenía el derecho a ver la inmensidad del espacio. A una gran velocidad dejaron atrás la atmósfera para dar paso a la tranquilidad del espacio exterior. La nave de transporte tomó rumbo hacia una nave mucho mayor, de hecho no era exagerado afirmar que era doscientas veces más grande que el transporte donde viajaban los reclutas. La nave a la que se dirigían tenía forma alargada y de colores oscuros. Si no fuera porque surcaba el espacio cualquiera diría que era un submarino gigante muy avanzado. En el lateral del crucero espacial estaban escritas las letras F.L.S. seguido por el nombre de la nave, Oremburgo, además de un código numérico.
James miró a su alrededor para ver que todo eran caras largas, incluso las de sus compañeras que estaban sentadas en el suelo de la zona de carga mirando a un lado y a otro. Él por su parte estaba cerca del vehículo tortuga, que llevaba todo el frontal abollado tras haber chocado al entrar en el transporte, esperando instrucciones. Perkins se acercó a ellos, las muchachas se levantaron e hicieron el saludo militar.
- Descansen.- los tres hicieron lo ordenado.- Bienvenidos al Frente de Liberación de Sistemas. Sé que no es la mejor manera de dar la bienvenida. La comandante Utsumi os explicará todo lo que necesitéis saber cuando lleguemos.
- Sargento.- la voz de Allen sonó por toda la zona de carga.- Nos aproximamos a la Oremburgo.
- Recibido Allen.
Alice, Helen y James vieron pasar a Ray Logan con su rifle plegado a la espalda, como si en la parte posterior de la armadura de combate hubiese un adhesivo para las armas, también llevaba una pistola de cañón corto situado en el lateral de su pierna izquierda. La armadura de combate hacía que sus portadores parecieran más anchos, incluso las mujeres. Ray Logan iba con el semblante serio y ni siquiera les miró al pasar por su lado, se dirigió al tortuga para evaluar los daños de la parte frontal. Allí le esperaba Rodríguez. Era más corto de estatura que él, con el pelo unos milímetros más largo, castaño y graso. Su cara era estirada y fina.
- Mario va a enfadarse mucho cuando vea esto.- le dijo Rodríguez en un tono lánguido.
Ray forzó una leve sonrisa mientras pasaba la mano por la zona afectada del vehículo, pero no llegó a articular palabra. Chocó la mano con Rodríguez para acto seguido dirigirse a la cabina donde se hallaba Allen pilotando la nave de transporte. Al entrar en ella vio los controles y numerosas pantallas táctiles alrededor de estos, Allen se giró un momento para ver quien había entrado. El piloto no llevaba armadura de combate, solo el uniforme que también llevaban los novatos además de una gorra con las siglas F.L.S en ambos laterales. Pese a estar sentado, se podía ver que no era muy alto, alrededor de la gorra se intuía que llevaba el pelo muy corto, prácticamente rapado al cero. Tenía una cara delgada y muy común, la típica fácil de olvidar o de confundir.
- Se que piensas que deberíamos haber hecho algo más por el teniente.- dijo el piloto rompiendo el silencio. Ray se sentó en uno de los dos asientos que quedaban libres.
- ¿El de la explosión fue él?
- Sí. Estaba acorralado y su mejor opción fue proporcionarnos unos segundos para poder salir de allí. Se puso en contacto conmigo antes de...
- Odio cuando perdemos a gente.- miró fijamente a la F.L.S Oremburgo y como se iba haciendo más grande a medida que se aproximaban, aunque en su tono de voz no se apreciaba tristeza alguna.
- Así es la guerra.- añadió Allen. Ray sabía perfectamente cómo era la guerra, pero no quiso seguir con ese tema.
- Será mejor que te deje a solas, no sea que te despistes al entrar en la Oremburgo.- le dijo en tono de broma. Ray siempre bromeaba en los momentos más duros, quizá por eso todavía seguía siendo cabo.
- No te preocupes, soy capaz de atracar en la Oremburgo con los ojos cerrados.
- Siempre dices lo mismo Jim.
- Un día te lo demostraré.
La nave se aproximó a la bahía de atraque situada en un lateral. La obertura era lo suficientemente grande como para que tres naves de transporte, como la que estaba pilotando Allen, pudieran salir o entrar al mismo tiempo. Una especie de escudo protector, como un campo de fuerza, de color verde azulado ocupaba el espacio entre los marcos. El campo permitía que las naves y objetos pudieran atravesar el marco y atracar en la bahía sin que el aire se escapara, una tecnología que los humanos incorporaron cuando contactaron con los Treos por primera vez en el año 2237. Cuando la nave traspasó el campo de contención comenzó el aterrizaje, una vez se posó sobre el suelo la compuerta de la bahía se cerró. La puerta lateral por la que había entrado Ray para escapar del ataque del S.U. se abrió. De ella bajaron Rodríguez, Chalmers y Carter en primer lugar, saludaron militarmente a una mujer de rasgos orientales. Llevaba media melena, lisa y de color negro. Medía cerca del metro sesenta y cinco, pero el tacón ancho de las botas le hacía más alta. Ray fue el siguiente en salir de la nave e hizo lo mismo que sus compañeros, saludó militarmente y cuando le devolvieron el saludo se encaminó a un ascensor sin decir ni una sola palabra. James fue el primero de los novatos en salir. Se quedó prendado de lo grande que era el hangar de la Oremburgo. Miró alrededor con la boca abierta hasta que se percató de que la señora le estaba mirando, entonces carraspeó un poco y la saludó militarmente. Alice y Helen bajaron acto seguido, al ver a la comandante imitaron a su compañero. Perkins les siguió justo detrás, con el semblante serio. Miró a la comandante, que permanecía seria, con los ojos rasgados y de color oscuro. Sus miradas se cruzaron un instante.
- ¿Y el teniente?
- No lo ha conseguido.- la comandante lamentó la pérdida, desviando la mirada hacia el suelo.- Pero tenemos una grabación que debería ver.- el sargento Perkins le pasó un datapad que ella aceptó al instante.- Logró contactar con nosotros cuando perdimos la comunicación con la nave.
- Antes de nada debo dar la bienvenida a los nuevos.- forzó una sonrisa.
- Comandante. Ellos son nuestros nuevos soldados.- les señaló con la mano abierta.- James Tarbuck, especialista en armas blancas. Helen Taylor, experta en mecánica.- la comandante asintió levemente.- Por último Alice K. Norway, especialista en infiltración en sistemas informáticos y una muy buena conductora me permito añadir. Son los únicos que pudimos rescatar de la zona asignada.
- Estoy convencida de que pronto tendrán oportunidad de demostrar lo que valen.- mantenía el semblante serio.
- ¿Se sabe si la Detroit ha logrado sacar a alguien más?
- Lo último que sabemos de la Detroit es que salió antes que nosotros. Hemos puesto rumbo de retirada como se nos ordenó.- Perkins no reaccionó a las palabras de la comandante Utsumi.
- En otro orden de cosas comandante, Taylor podría ayudar a Wicket en la reparación del tortuga que hemos utilizado.
- ¿Qué ha hecho Logan esta vez?
- Perdone comandante.- interrumpió Alice.- Fue culpa mía.- la comandante arqueó las cejas sorprendida.
- Norway demostró su pericia al volante del tortuga, pero no supo frenar a tiempo.- dijo con un tono simpático el sargento.
- Ya veo. Quiero hablar con los tres en la sala de reuniones. Sargento, prepare la ceremonia para despedir al teniente Alexandr. Tenemos mucho trabajo por hacer.
- Si comandante.- tras realizar el saludo militar se marchó con paso firme.
- Seguidme.- les dijo a los tres novatos. Estos hicieron lo ordenado.
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Space Odyssey
Ciencia FicciónTras la tercera guerra mundial, China se alzó como la nueva gran potencia del planeta Tierra. Haciendo un gran esfuerzo económico lograron avanzar en el programa espacial hasta el punto de encontrar un método para viajar a otros sistemas solares. Ci...