Capítulo 2: Primeros problemas
Naty:
Todo daba vueltas a su alrededor. Los números, las cuentas, su madre, su hermano, su vida. Sacudió levemente su cabeza y trató de concentrarse.
Luego de estar más de una hora escribiendo y borrando, al fin terminó. Como siempre ella era la primera. Se puso de pie y le entregó la prueba a la profesora.
- Muy bien, Natalia – le dijo la misma y tomo el papel... – Espero, como siempre, una buena nota de usted.
- Fenómeno – escuchó el murmullo de una de sus odiosas compañeras de curso.
Sin prestarle atención volvió a su asiento. Pronto su rubia amiga terminó también. Entregó y se sentó a su lado.
- ¿Cómo te fue? – le preguntó.
- Espero que bien – dijo ella y miró hacia la señora Dorreman, que ya había comenzado a corregir los exámenes – Y ¿A ti? ¿Cómo te fue?
- Como siempre. Esto no es complicado para nosotras, Natalia. Déjale ese papel al monumento a la estupidez – dijo refiriéndose a Taylor. La que anteriormente había hablado – Necesito fumar un cigarrillo ¿Tienes?
- En el auto – le dijo. Ashley se puso de pie.
- Señora Dorreman, ¿Podemos salir afuera, ya que hemos terminado? – le preguntó a la profesora.
- Claro, alumnas – le contestó ella.
Natalia se puso de pie y tomo su bolso, en el cual tenía las llaves de su auto. Sin eso, Ashley se pondría más que histérica.
- Si, juntitas – dijo uno de los chicos por lo bajo provocando que todos rieran.
Ash se giro a verlo. Y no era nada más, ni nada menos que él.
- Bien que te gustaría pasar una noche junto a nostras dos, ¿no es así Mathew? Eso fue lo que me dijiste el otro día en la clase de gimnasia – le dijo la rubia. Todos rieron de nuevo.
Natalia rió por lo bajo, sabía cómo le gustaba a Ashley provocar a Mathew Herver. Más porque era el novio de Taylor, quien miró sin poder creerlo a su novio. Ambas salieron de allí y rieron divertidas.
- Te encanta provocarlo, ¿no es cierto? – le dijo Natalia sin dejar de reír.
- No, solo me encanta la cara de terror de Taylor – dijo y rió más aun.
Llegaron al estacionamiento del colegio. Se subieron al coche y cada una se prendió un cigarro. Después de todo si tenían una adicción. El cigarrillo. Ninguna de las dos tomaba, desmedidamente. Ninguna de las dos se drogaba, ni lo habían probado alguna vez. Era algo que ninguna tenía la intención de probar.
Pero, si fumaban. Era algo que no podían controlar. Se había vuelto su vicio. Un vicio compartido, un vicio de amigas.
- Ah, esto era lo que necesitaba – dijo Natalia dejando que el humo saliera de su boca.
- Yo también – dijo la rubia, copiando su acto – Oye, tu auto necesita una mano de pintura.
- Lo sé, está hecho un desastre. Pero no tengo tiempo – dijo la morena.
- Pobrecito bebe. Me lo tienen abandonado – dijo Ash poniendo voz de nena.
Este auto lo habían comprado juntas hacía ya dos años.
En realidad puso más plata Naty que Ash, pero la morena le decía que lo justo era que lo usaran las dos. Era un auto usado, muy usado. Fue por eso que les salió tan barato.
Cuando terminaron bajaron del auto y se dirigieron de nuevo a las clases. Entraron y ya todos habían terminado. La señora Dorreman corregía concentrada, mientras que todos hablaban y hacían otra cosa. Se sentaron de nuevo en sus asientos. Lentamente un inesperado compañero se acerco a ellas.
- Hola chicas – las saludó.
- Piérdete Mathew – le dijo Ashley.
- ¿Qué pasa Ash? ¿No te dejé contenta la otra noche? – le preguntó.
- Vamos Herver, tú no dejas contenta a nadie – dijo Natalia y ambas rieron.
- Pues eso no me decías el otro día, preciosa – le dijo. La morena río más divertida aun.
- No me acostaría contigo, ni aunque me pagaras – dijo ella.
- Pues tu madre si – le dijo él. ¡Maldito perro! Sabía donde darle.
- ¡Vamos imbécil! ¿No sabes decir otra cosa, verdad infeliz? – le dijo Ashley nerviosa.
- Tranquila Ash, tranquila. Solo bromeaba – dijo.
- Veamos si te quedan ganas de seguir bromeando cuando le cuente a la idiota que tienes como novia que dejaste de ser virgen con un travesti – lo amenazó ella.
- No te va a creer – dijo él divertido, pero al mismo tiempo nervioso.
- ¿A no? ¿Y qué pasa si justamente ese travesti era mi primo Elton? – le preguntó. Mathew no dijo nada, se quedó callado – Ahora vete imbécil. Y antes de hablar piénsalo dos veces.
El se fue dejándolas de nuevo solas. Ashley miro a Natalia. Sabía perfectamente que eso la afectaba y mucho. No era por el hecho de que su madre era eso. Sino que no había otra salida, otra forma. Ella se ganaba la vida así, no tenía otra manera. Y le dolía tanto que fuera así...