CAPÍTULO 4

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Donde hubo fuego, cenizas quedan. 

La chica se habia ido, y como empezaba a hacer frío decidí encender una hoguera. Aprendí a enceder hogueras cuando era pequeño, mi padre, cuando aun no habia encontrado su salvacion en el alcohol, me llevaba al campo y haciamos acampadas para tener los conocimientos basicos de superivencia. Cogí hojas secas, un tronco en el que apoyarme y un palo para crear fricción y calor, pasado un tiempo la llama del fuego empezó a prender y el fuego ya estaba encendido. Fue entonces cuando decidí ir a buscar más leña para avivar el fuego. Aquella chica realmente parecía necesitar ayuda, ni siquiera le indiqué el camino de salida al pueblo. La quería para mi, queria pasar mas tiempo con ella, y conocerla. Cuando conseguí el numero necesario de hojas y troncos decidí volver a la hoguera. En realidad no era muy seguro encender la hoguera, pues podria atraer a cualquier tipo de animal, pero era un punto de guía para saber donde estaba. 

Cuando volvia hacia la hoguera, vi una figura tumbada al lado del fuego, me acerqué para ver que era y para mi sorpresa era aquella hermosa chica, la de los pezones duros y atractivos. Dejé caer la leña, me quite la chaqueta y la arropé. Me quedé un rato observandole su lindo coñito, tenia una forma muy bonita, nunca antes habia visto uno, ya que en mi pueblo era un tema tabú, pues eramos muy religiosos. Tras unos instantes de reflexion, me coloqué en frente de la chica, la hoguera se anteponia entre nosotros dos, y mi colita empezó a llenarse de sangre, a crecer. Giré mi cuerpo y puse mi palo contra el suelo, me dolía bastante tenia que hacer algo ya mismo. Necesitaba aliviar aquella sensación, quería hacer algo, mi pene estaba sediento de actividad, pero en aquel momento no sabia como actuar, mi pene tenia personalidad propia y nunca lo habia visto así. Dejé que el tiempo lo desinflara y me dormí. A la mañana siguiente me desperté por un grito.

On FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora