CAPÍTULO 9

333 27 16
                                    

Narra Christopher: 

Me sentía terrible, apenas abrí mis ojos y un fuerte dolor de cabeza se presentó, ash era algo insoportable, no lo toleraba 

Ojalá y solo fuera eso, también me sentía un poco mareado, eran los efectos de la cruda, pero algo todavía mas extraño, ¿que hago en mi casa? ¿como se supone que llegué aquí? Se suponía que estaba en el bar hablando con Richard y empecé a beber tanto que perdí la cordura y la razón, pero igual, aunque mis recuerdos están borrosos no recuerdo haber venido a mi casa

Lo mas seguro es que mi buen amigo Richard o uno de mis compañeros me trajo aquí, que generoso de su parte, ¿Quien habrá sido? 

Me enderecé un poco y el dolor de cabeza empezó a aumentar, si hay algo que no tolero en esta vida es la cruda, no pero anoche no paré de beber, fue mi culpa, aparte ya soy un adulto, no tengo mucho de que preocuparme 

Estiro mis brazos lo mas que puedo para después soltar un fuerte bostezo, sin embargo al volver a poner mis manos sobre mi cama sentí un bulto largo, como si de un brazo se tratara

Sin voltear, pensando que podría ser una almohada, empiezo a intentar identificar de que se trataba pasando mi mano por toda esa superficie, sin embargo empecé a notar que si, efectivamente se trataba de una persona, ¿pero quien? ¿Paulina habrá regresado pronto? 

Giro mi cabeza lentamente para ver de quien se trataba, pude observar un cuerpo tapado por las cobijas, sin embargo era grande, tenía un brazo al descubierto, se trataba de un hombre, me acerque y retiro la cobija para identificarlo, era el, ¡Joel! 

 Me fue inevitable no soltar un sonido de asombro que al parecer fue un poco alto, ocasionando que el ya mencionado se levantara de golpe 

- Por dios Christopher, ¿Que pasa? ¿por que gritas así?

- Tu, ¿Que-que haces tu aquí?

- ¿Que ya no te acuerdas?

- ¿De que estas hablando? 

- Me lo imaginé, - contesta serio, - Bien, te haré recordar, en la noche me llamaste bastante ebrio, dedicándome al parecer una canción, sin embargo no se entendía nada, me supuse que estabas super borracho, por lo cuál opte por ir a buscarte, llegué por ti y me obligaste a cargarte para sacarte de ahí, pero cuando te deje en tu casa, me pediste de favor que te acompañara esta noche, y yo solo hice lo que me pediste 

- Ooh dios, que vergüenza, - me tapé la cara bastante avergonzado, creo que ahora estoy empezando a recordarlo todo, lo llamé y cuando me trajo le pedí que me acompañara a dormir, sin embargo había algo que me inquietaba, - Joel  

- ¿Dime?

- Anoche, cuando me trajiste y que estaba muy ebrio, paso algo 

- ¿A que te refieres?

- ¿Que si pasó algo entre nosotros?, - pregunté avergonzado, desviando mi mirada 

Este suelta una leve carcajada, - No paso nada entre nosotros, estabas muy ebrio, nunca te haría nada que tu no quisieras 

Yo me levanto, para acomodar todo y abrir un poco las cortinas para dejar entrar luz natural, sin embargo note que el mexicano se poso atrás de mi y me empezó a susurrar en el oído, lo cuál me hizo estremecer 

- Sabias que hablas mientras duermes, no paraste de mencionar mi nombre

Cuando sentí el calor que emitía su aliento sentí una corriente recorrer mi columna que me hizo estremecer, y combinado con lo que menciono, me provoco que mi corazón latiera de una manera acelerada 

LA LLAVE DE TU CORAZÓN VIRGATO (S.T. DE CORAZONES PERDIDOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora