CAPÍTULO IV
Estiró la mano con dificultad, tras zafarse del abrazo que le tenía atrapada desde el comienzo de la madrugada. Sintió inmediatamente el frío posterior a un contacto, y sonrió al notar lo estética que era la imagen de su piel blanquísima con el tono de Julia.
Como pudo, miró la hora en su teléfono móvil. Eran casi las 11:00 A.M.
- Joder- dijo en voz baja, antes de comenzar a buscar su ropa por el piso de la habitación. No tenía idea de dónde había desaparecido, pues una noche antes su juicio estaba completamente nublado por las caricias que sentía en todo su cuerpo.
Sintiendo que su espalda ardía de una forma peculiar, comprobó su imagen en el espejo de la habitación, notando un par de rasguños con poca profundidad. Sonrió después de unos segundos, mirando a la culpable, quien seguía profundamente dormida. La noche había sido magnífica, y no había otra explicación posible que el hecho de que llevaba casi un mes siendo así.
Aquello estaba cumpliendo las expectativas que ni siquiera se había puesto. Todo parecía sencillo, sin complicaciones. Nunca le había gustado la frase "sin compromisos", porque no creía en ello; siempre que había algo sano entre dos personas había que comprometerse. Sólo que el término estaba mal empleado; para ella bastaba la verdad, el respeto y sobre todo, el compartir lo que a las dos partes involucradas les resultara conveniente. Entonces sí, lo que tenía con Julia era sin ataduras, pero con compromisos.
Recogió la ropa esparcida por el suelo, y tras colocarla indiscriminadamente en el cesto asignado para ello, eligió una muda nueva, conformada sólo por un bóxer y una camiseta que le cubría apenas arriba del muslo. Tras eso, se metió a la ducha para comenzar el día de la forma en que le gustaba.
Al salir, notó un olor bastante agradable, y se dio cuenta de que Julia preparaba algo para el almuerzo. Caminó hasta la cocina y le agradeció el gesto, colocando un beso en su mejilla, para luego darle una nalgada que hizo que ambas se rieran cariñosamente.
- Jul, respecto a lo de anoche... - comenzó a explicar. Sabía que quizás no había necesidad, pero también era consciente de que no iba a estar tranquila hasta que lo hablaran.
- Tranquila. Sé que no significa algo más allá de lo que pasó, y que no cambia las cosas entre nosotras. No te preocupes- aseguró con una sonrisa.
- Bien... Pero moló, ¿verdad?...- preguntó, aligerando la tensión.
- Mucho. Llevaba tiempo esperándolo, si te soy franca – admitió sin pudor. – No tenía expectativas, pero las superaste todas- completó, haciéndola sonreír.
- Bueno, ni te cuento lo que opina mi espalda...- siguió, haciendo referencia a la forma en que la morena se aferraba a ella, mientras sus centros friccionaban, con Alba encima, moviéndose de la forma que tanto placer les brindó.
- Lo siento por eso- se disculpó. – Ya almorcé... Iré a ducharme y luego me daré una vuelta por el estudio. Sabela está volviéndose loca con un tema que no logra resolver acerca del vídeo promocional que quieren hacer ella y Chus. Yo no lo veo necesario, pero está muy convencida de que será una buena idea y no quiero defraudarla. Además algo de publicidad nunca viene mal – admitió.
- Vale...Gracias por el desayuno, no tenía fuerza para nada...
- Lo sé, estuve presente cuando la agotaste- finalizó, para luego caminar hasta la ducha.
Alba sonrió, pues lo cierto era que la presencia de Julia la había hecho bastante feliz desde que la conoció, tres años antes, durante uno de los cursos para tatuar que la morena había impartido. Era algunos años mayor que ella, tenía más experiencia en varios sentidos que aquella palabra pudiera abarcar, y desde el primer momento hubo una química impresionante, a raíz de la admiración mutua. Aunque la rubia era apenas una aprendiz, lo cierto era que tenía un talento innegable, y su formación en Bellas Artes le había dado la técnica de dibujo necesaria.