Capítulo O2

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-¡Hey! Despierta –me dijo Paul y abrí los ojos con dificultad. Balbuceé algo y luego me estiré en mi asiento.

- ¿Ya llegamos? –pregunté adormilado.

- Sí – respondió.

Mierda.

No tengo nada en contra de Boston, pero me parece aburrido.

Creo que ahora he llegado yo a ponerle intensidad. Buscaré algo de diversión aquí hasta que termine el año en un par de meses y luego me largo a California.

Bajamos del avión junto con Paul y Alfredo, tomé mis maletas en manos y caminamos hacia afuera. Maldito aburrimiento que me espera.

- ¡Hey Chris! –me saluda mi primo en cuanto me ve.

- Hola, Zabdiel.

Me llevo bien con él, por lo menos una persona independiente aquí.

-Oye que bueno que estas aquí, aunque sea temporal, me enteré de lo que paso en tu escuela - me dijo riendo.

-Sí -dije yo. –Me costó caro.

-Maniático, suicida.

Llegamos a su departamento, era realmente grande, suficiente espacio para los dos.

-Así que se deshizo de ti ¿eh?- me dijo Zabdiel.

-Andrew acostumbra a botar sus problemas

- ¿Cómo quedó? –preguntó, sabía que se refería al director.

-Mmm, tiene unas fracturas, pero no me demandó.

-Influencias paternales - dijo Zabdiel burlonamente -por ser el hijo de Andrew Vélez... y ser Christopher Vélez el heredero.

-Ni una palabra de esto eh, nadie puede saber quién soy , mucho menos de mi padre.

-Lo sé... ¿quieres ver el partido? –pregunta cambiando de tema, afortunadamente.

-¿Tienes cervezas?

-Por supuesto que sí, aquí siempre hay.

-Ya me está gustando Boston eh... excepto por esa estúpida escuelita –comenté rodando los ojos.

- ¿Busktoon? Hey, hey, esa es la mejor escuela del país- me dijo Zabdiel.

-Por favor –bufé. -Seguro está llena de gente bonita y creída por tener dinero, con lo que odio a esa gente.

-Hay de todo... y por cierto ten tu uniforme –dijo pasándome una bolsa que estaba sobre la mesa.

-¿Tengo que usar esto? qué ridiculez –dije rodando los ojos por milésima vez.

-Lo que sea primo, mañana es tu primer día de clases –dice mirándome burlón, sabe cuánto detesto esto.

-Al carajo –dije abriendo primera lata de cerveza en lo que comenzaba el partido.

...

Ese maldito despertador me resonó en el oído, maldije para mis adentros y abrí poco a poco mis ojos. Mi día comenzaba mal.

Maldita escuela, maldito uniforme, maldito día.

Malas enseñanzas. | Christopher Vélez. | AdaptadaWhere stories live. Discover now