Capítulo 14 -Vuelta a casa-

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Era pleno junio. 

Hacía unos días había vuelto de mi año por Estados Unidos. Muchas cosas habían cambiado, entre otras mi amistad con Matthew Anderson, mi mejor amigo. 

Mi familia había crecido. Mi madre se había vuelto a casar con William su novio en secreto desde hacía ya un año. Thiago se había convertido en mi hermano pequeño, y aunque yo fuese mayor que él, él era el que me protegía a mí.

En Estados Unidos había decido dejar todo el pasado atrás y volcarme de lleno en una nueva vida en la podía empezar de cero, podía volver a nacer. 

El choque más brusco fue cuando llegué a España, ya que sentía como un duro golpe de la realidad como cuando volví de aquel campamento.

Pero bueno, debería comenzar de nuevo la historia por donde la dejé.

Mi amistad con Matthew en ese último año se había vuelto radicalmente inexistente. Sí, el me escribía, pero yo no le contestaba. Hasta que Matthew se cansó de seguir escribiéndome cuando él ya no obtenía respuesta alguna por mi parte.

Aquella tarde, a mis diecisiete años, decidí que era una buena idea empezar a hacer algo con mi vida. Así que se me ocurrió la brillante idea de volver a apuntarme aquel campamento al que el año pasado había asistido. Mi desgracia fue cuando bajé las escaleras corriendo hacia el salón y Thiago me dijo que ya no iba a haber más campamentos.

—¡Pero vamos a ver! ¿Cómo que este año no hay campamento? La iglesia esa... ¡No pueden suprimir el campamento! —grité alarmada, a lo que Thiago se encogió de hombros y negó lentamente con la cabeza.

—Me temo Vicky, que Jeffrey era el único sacerdote que se encargaba de esos campamentos juveniles, y ahora resulta que le han trasladado a Australia...

—¿Australia? ¡Perfecto! ¡Hagamos un campamento en Australia! —insistí.

—Lo siento, Vicky... Habla con Matthew, a ver si hay otro campamento al que podamos ir este verano... —comenzó a decir Thiago, pero yo le interrumpí rápidamente.

—Ni hablar, paso.

Thiago se encogió de hombros y se tumbó en el sofá mientras jugaba con el móvil. 

Subí de nuevo las escaleras y entré en mi habitación. Miré la ventana algo triste. Matthew sabía que yo había vuelto de Estados Unidos, estaba claro. Había visto seguramente las luces de nuestra casa encendidas. Pero me daba miedo mirar por la ventana y observar que Matthew podría estar ahí, esperando a que me asomase para invadirme a preguntas o a echarme la bronca por haber pasado de él durante un año.

¿Realmente merecía la pena echar a la basura una amistad de toda una vida porque a mí me había dado pereza responder a unos mensajes? ¿O porque en mi estancia en Estados Unidos me había obligado a mí misma a olvidarme de toda mi vida en España?

Suspiré.

Había llegado la hora de hacerle frente al miedo.

Tenía que ir a ver a Matthew.

*****
No había vuelta atrás.

Estaba frente a su puerta.

Tragué saliva y respiré profundamente intentando evadir los nervios que en aquel momento sentía.

Pulsé el timbre y empecé a temblar. Pensaba que me desmayaría o algo en cualquier momento.

Tras varios segundos esperando, la madre de Matthew fue quién abrió la puerta.

—¡Oh, Victoria! ¿Ya habéis vuelto de Estados Unidos? ¿Qué tal ha ido el año? ¡Hace mucho que no sé nada de vosotros...! —la madre de Matthew hablaba muy rápido y apenas me dejaba abrir la boca para responder.

—Bien. —dije rápidamente cortándola por completo su discurso de preguntas—. ¿Está Matthew en casa?

—Oh, Victoria... ¿Matthew no te lo ha dicho?

—¿Decirme el qué? —comenzaba a sentirme mucho peor de lo que ya estaba por no haber hablado con Matthew en el último año.

—Matthew está en el hospital. Mi marido está con él, al parecer ha tenido una recaída... —empezó a explicarme su madre, pero un pitido intenso empezó a taponarme los oídos. No entendía nada. ¿Una recaída de qué? ¿Qué le había pasado?

—Pero... ¿Qué ha pasado? ¿Qué recaída? —pregunté con temor de saber la respuesta.

—Victoria... Lo siento mucho de verdad, creía que Matthew te lo había contado... —susurró la madre apenada—. Matthew tiene leucemia.

Sentí como si corazón se encogiese de repente. Caí de rodillas, me encogí y la primera lágrima cayó al suelo.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2019 ⏰

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