Capítulo 10 -La fiesta-

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A veces no nos paramos a pensar en el sentido que tiene nuestra vida día a día. Escuchamos una canción una y otra vez, convirtiéndose en la banda sonora de ese momento. Había comenzado a asimilar que el próximo año lo pasaría en tierras americanas, y que el campamento había sido en vano. Pues había conocido a personas maravillosas, pero de qué me servían si estaban al otro lado del charco. Mi madre intentaba animarme yendo de compras, nos recorríamos tiendas y tiendas. Era su pequeña disculpa ante el gran secreto revelado. 

Estábamos buscando mi vestido perfecto para la fiesta del campamento, cuando a lo lejos vi a un chico que me sonaba de algo. Entrecerré los ojos, y el chico se giró hacia mi, justo en ese momento. 

Era Scott, y le acompañaba otro chico alto, fornido y moreno.

—¡Victoria! —gritó Scott, que junto a su amigo se acercaron a mi, mi madre se alejó a adentrarse en otra tienda, dándome privacidad con mi amigo y el otro chico.

Miré con detenimiento los ojos verdes claro de Scott, y como me escudriñaron de arriba abajo. Su amigo, en cambio, se mostró impasible, observando la pantalla de móvil. Qué educación, pensé.

—Hola, Scott. —mostré una débil sonrisa.

—¿Vas esta tarde a la fiesta? —me preguntó.

—¡Claro!

Ante mi respuesta sus ojos se iluminaron, y esbozó una sonrisa en su rostro. Su amigo tosió débilmente y le dio un codazo a Scott, este sacudió rápidamente la cabeza y volvió a la realidad.

—Oh, Victoria. —Hizo una pausa, tragó saliva y miró a su amigo—. Este es Andrew. Andrew, ella es Victoria.

Andrew abrió los ojos como platos al escuchar mi nombre. El chico era alto, y fornido, su pelo era bastante oscuro, y sus ojos eran de un verde bastante oscuro también. Su mirada tenía algo de misterio, pero no sabría describir exactamente que era.

—Oh, entonces por fin conozco a la chica misteriosa de la que Scott no deja de hablar.

—¿Qué? —me reí ante las palabras de Andrew y miré a Scott con curiosidad, este carraspeó.

—Le dije que había conocido a una chica muy simpática en el campa.

—Y también que eras terriblemente guapa. —añadió Andrew, y Scott le dio un codazo. No pude evitar reírme ante los comentarios de aquellos chicos. Scott era un chico muy guapo también, y me atraía fuertemente, pero su interior, no me daba confianza. Sabia perfectamente lo que le había pasado con Natalie, y eso me hacia desconfiar fuertemente de él, incluso con la fuerza que él me atraía. Algo en mi interior me decía que debía confiar, y que si me gustaba, o me atraía, esa noche era crucial para intentar algo, ya que no perdería nada. Pues en tres días, estaría volando en avión, hacia las tierras americanas, y durante un año, no vería a nadie de aquel mundo tan diferente del real.

Cuando nos despedimos, Andrew dijo que le daba mucha pena no poder asistir a la fiesta, ya que él no había acudido al campamento, pero según lo que le había contado Scott, él tenia muchas ganas de ir por primera vez el año que viene.

Busqué a mi madre por las tiendas de alrededor mio, pero no la encontraba. Al final la divisé en una tienda pagando un hermoso vestido rosa pastel. Se lo agradecí enormemente, a pesar de que mi madre me había hecho mucho daño ocultándome lo de William, pensé en olvidarlo por un tiempo, pues no por eso me iba a amargar la fiesta.

Eran las seis de la tarde cuando de repente el timbré de mi casa sonó, ya estaba lista, cogí un pequeño bolso para guardar las llaves, el móvil y el monedero, y bajé corriendo las escaleras. Mi madre ya había abierto la puerta y estaba junto a dos chicos que me sonreían.

Daría el mundo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora