'Ｌｏｓｅｒ＇ｓ '

《 02 》

SER DE UN LUGAR DIFERENTE ES SÍMBOLO DE PERDEDOR

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—Vamos Koi, no es muy diferente a cuando estudiabas en Takayama.

El nombrado desvía la mirada hacia su padre de inmediato, colocando una expresión molesta en su rostro de facciones delicadas. Su madre en cambio, volteo en su lugar al lado del conductor para regalarle una sonrisa pequeña en busca de calmarlo, pero, si era honesto, en esos momentos estaba muy lejos de la calma que sus padres esperaban.

Hace dos días se habían mudado a Yokohama, dejando atrás a Gifu, su hogar, sus amigos, absolutamente todo. Amaba su lugar de origen, las tranquilas montañas, el ambiente de un clásico Japón más que nada y gracias _ o no tan "gracias"_ a una promoción en el trabajo de Inoichi, todo se vio reemplazado por la grandiosa ciudad.

—Bebé, harás nuevos amigos y no digo que, con ello, olvides a los niños en casa; pero date una oportunidad. —Hablo suave Haruka, antes de volver a acomodarse apropiadamente. Koichi guardo silencio, desviando su mirada de nuevo a la ventana del auto.

Ahora se dirigía a su nuevo instituto, estaba sin ganas, con sueño y molestia es por eso que prefería callar para decir algo al respecto. Así había sido desde que llegó y ansiaba que sus emociones negativas lo abandonarán un poco para no ser tan grosero con sus padres; no obstante, no podía.

El vehículo se detuvo entonces, frente a un establecimiento enorme muy distinto al que asistía con anterioridad en su antigua ciudad. Muchos estudiantes ingresaban al mismo acompañados o solitarios, no viéndose con sus papás como él. ¿Por qué era tan diferente?

Bajo del auto dudoso, sujetando su mochila con fuerza y acomodando después unos mechones de cabello rosa tras sus orejas perforadas. Desde el instante que puso un pie en la acera, se ganó miradas poco discretas y eso, le hizo generar una sonrisa pequeña en sus labios pintados de rojo.

Sip, Koichi Niiyama ganaría su lugar muy pronto antes de decirle adiós a aquella ciudad para volver a Gifu en una escapada.

—¡Buena suerte bebé, te amo no lo olvides!

Oh, cierto.

Un sonrojo cubre sus mejillas realmente abultadas por el bochorno que eso le género, tuvo que girar rápidamente para observar a su madre que tenía la mitad de su pequeño cuerpo fuera del coche saludándolo entusiasta; como si regresara al kínder de nuevo.

Su padre luchaba para que ella entrará al auto dada su mirada molesta. ¡Primer día y ya lo avergonzaba! Y apostaba que era muy a propósito.

—¡También yo mamá, ya váyanse! — sabía que, si no decía aquello, no lo dejaría en paz. Amaba a su madre, pero no amaba la manera en que solía avergonzarlo por placer propio.

—¡No comas tantos dulces bambi! —con eso dicho, las llantas del auto queman al acelerar sobre el asfalto para esfumarse antes que el peli rosa comenzará a hacer berrinche, si, era algo infantil pero que sacaba de quicio a sus padres.

Koichi suspira mientras emprende el camino hacia los portones, ganándose miradas como risas debido al espectáculo o a su aspecto extravagante, cualquiera que fuera, le importaba muy poco. Rebusca entre los bolsillos de sus vaqueros ajustados su celular y auriculares para alejarse del bullicio, pero nota que no había traído lo último, generando que maldijera su puta suerte. ¡Todo mal, todo mal! Se dice repetidas veces mientras avanza entre los pocos estudiantes, teniendo que detenerse al no saber a dónde dirigirse.

Su madre le dijo que debía pasar primero por la oficina del director para ayudarle, sin embargo, no tenía ni pío de idea donde estaba.

No quería pedir ayuda, pero era su mejor opción.