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Paso 4: En busca de un estilo propio.

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Koichi bostezo una vez más y abrió sus ojos para intentar enfocarse en el espejo de cuerpo completo del que era dueño. No pudo evitar lanzarse un beso.

¡Estaba fenomenal!

Y, aún que sólo habían pasado dos semanas y media en pleno entrenamiento _ intensivo, Kenji no fue piadoso _ sentía que su cuerpo había cambiado significativamente. Siempre había sido delgado, de muslos un poco más llenos y cintura ancha para alguien masculino. Sin embargo, todo era "blandito" y ahora, podía tocar dichas partes de su fisonomía sintiéndose satisfecho de que la flacidez de la flojera, se desvanecía a pasos rápidos.

Todos los días, sus nuevos amigos despertaban a las siete _sin falta, Kenji aparecía con su estúpido megáfono a gritarles por sus ventanas o peor, hablando con sus madres _ y salían a correr. Al principio no llegaron ni siquiera a la primera cuadra que acabaron jadeando, en el suelo y Yoshiatsu con más gases al "sentir el cuerpo flojo". Pero después, aumentaron los tramos llegando a correr 10 cuadras por la zona de su casa.
Luego iban al colegio y de el a casa del hermano mayor de Siki, ya que al tener gimnasio en ella, pasaban dos horas metidos allí. Su madre al inicio se preocupo cuando llegó adolorido, sin poder mover ni un músculo y llorando cada vez que intentaba un paso. ¡Pero Koichi no se rindió! Debía seguir el plan modificado por su entrenador con fanatismo hacia las tangas.

Entonces, los resultados cambiaron mucho la forma de pensar de todos.

Tamon, Kouryu, Tomo, Jojo y Yoshiatsu, incluso hacían una hora extra en el entrenamiento, uno que buscaba convertirlos en "mamados" _palabras de Jojo_ los enanos, iban a su propio ritmo. Koichi bufo por lo bajo, observando después su retaguardia.

Tenía buen trasero, no era grande, pero lo suficientemente bueno para llenar sus pantalones ajustados en dicha área. En cuanto a Nao y Siki...bueno, ambos rubios habían logrado un trasero impresionante, el último mucho más que todos allí. Haruya y Meto, compartían la misma rutina que él, dejando muslos y cintura más firmes y estrechas. Koichi estaba definitivamente contento de que el cambio de apariencia física fuera claro _por el momento, solo por ellos, ya que se encargaron de ocultar todo_ para luego sorprender a todo bicho molesto.

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¡El maldito había sido un dolor en el culo! Así, sin anestesia.

No solo eran los matones de Hiro y su pandilla de imbéciles que los molestaban, también lo eran los niños ricachones con sus respuestas irónicas, burlescas o miradas de superioridad que a Koichi, francamente le jodian los nervios. Había estado muy cerca de patearles el hocico, si no fuera por el auto-control que Kenji le sugirió.

"Cuenta hasta diez, insultalos veinte veces"

Despejando esos días de tortura, procedió a elegir que vestirse. Había quedado en pasar la mañana y parte de la tarde con su manada en el centro comercial, hoy por fin, elegirían o buscarían más bien, su estilo.
Koichi aún estaba somnoliento, pero eligió algo extravagante y ademas, que no usaba muy seguido.

Medias largas a rayas negras y blancas, pantalones cortos negros, una camiseta blanca con un estampado chistoso, metida dentro de los pantalones solo por delante. Finalmente, unos zapatos de caña alta y plataformas pronunciadas que se ajustaban con correas. No era muy elegante, pero ¿Qué diablos? Estaba feliz.

Su cabello largo lo sujeto en una coleta alta, realizó unos risos por aquí y allá, se maquillo y feliz por su aspecto, abandonó su habitación.

'Loser's 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora