La despertó un zumbido sordo en la cabeza y culpó al vino, pero no se quejó de la resaca. Le habían enseñado que todos los pecados, veniales o mortales, tenían su penitencia. Era uno de los pocos aspectos de su lejana educación cristiana que aún conservaba.
El sol ya se filtraba por la ventana. Maldijo haberse despertado.
Se incorporó pensando en una Aspirina y un café. Entonces advirtió que el zumbido no estaba dentro de su cabeza, sino fuera de su casa. Rebuscó en una de sus bolsas una sábana de felpa. En el armario de su casa tenía uno de seda, regalo de un antiguo amor. Tyler conservaba recuerdos agradables de aquel hombre. Medio mareado, se acercó a la ventana y apartó la cortina.
Era un día hermoso, fresco y olía ligeramente a tierra removida. Una abombada valla metálica separaba el patio de su hermana con el de la casa vecina. Tyler pensó que sus flores amarillas eran valientes y osadas, además de ser sus favoritas. Miró más allá, bostezando.Entonces lo vió, en el patio trasero de esa casa de al lado. El hombre medía, marcaba y cortaba unas tablas largas y estrechas dispuestas sobre unos caballetes. Intrigado, levantó la ventana para ver mejor. A continuación se asomó para que el gélido aire matinal lo despejase.
Y vaya el hombre si que era digno de ver.
Semejaba a un legendario hombre, pensó con una sonrisa. Debía de medir casi dos metros y tenía la corpulencia de un semi Dios. A pesar de la distancia observó una manga de tatuaje perfecta en el brazo izquierdo. Tenía pequeños rulos callendo de su cabello y una ligera barba creciendo. Movía la boca al ritmo de Queen que emitía la radio portátil.
Cuando el zumbido de la sierra por fin cesó. Tyler apoyo los codos en la ventana.—Hola —saludo, y su sonrisa se ensanchó cuando él se volvió. —Me gusta su casa.
Josh se relajó al ver un chico en la ventana. Esa semana había trabajado setenta horas y matado a alguien. La visión de un chico lindo en la casa vecina suavizó su tensa postura.—Gracias.
—¿La está arreglando?
—Poco a Poco. —Se protegió los ojos del sol y lo observó.
No era un vecino. Aunque Madison Brett y el no habían intercambiado más de una docena de palabras, la conocía de vista y no era el esposo aquel hombre,
—¿Esta de visita?
—Si, soy el hermano de Madds. Supongo que ya se ha ido. Es profesora.—Oh. —Se había enterado de más cosas sobre su vecina en dos segundos que en los dos meses anteriores. La llamaban Madds, tenía un hermano y era profesora. Puso otra tabla sobre el caballete—. ¿Se quedará mucho tiempo?
—No lo sé. —Se asomó un poco más para que la brisa de le ondease el pelo. Era un pequeño capricho que el ritmo y las costumbres de Nueva York le negaban—. ¿Ha plantado usted los claveles de la parte delantera?
—Si la semana pasada.
—Son preciosos. Creo que voy a plantar algunos para Maddy. —Sonrió otra vez—. Hasta luego. —Metió la cabeza dentro y desapareció.Josh siguió contemplando la ventana una momento más. El la había dejado abierta. Luego siguió trabajando. Guardaría esa cara. Tanto por su trabajo como por su carácter, nunca olvidaba una cara, menos una así.
Dentro Tyler se puso unos pantalones de chándal. Iba a tomar un café, leer el periódico y resolver un asesinato .
Según sus cálculos, pondría a Maxwell a trabajar y avanzaría bastante antes de que Maddy volviese del Colegio.En la planta baja se sirvió café y comprobó el contenido del frigorífico. Lo mejor eran los espaguetis sobrantes de la noche anterior. Mientras comía, vio la nota sobre la mesa de la cocina. Madison siempre dejaba notas.
«Sirvete lo que encuentres. —Tyler sonrió y tomo otro bocado de spagettis helados—. No te preocupes por la cena. Compraré un par de filetes. —Esa era la manera de Maddy educada que tenía de decirle que no revolviese la cocina—. Papá y mamá llamarán esta tarde. Llegaré a las cinco y media. No uses el teléfono de mi despacho»
Arrugó la nariz. Necesitara tiempo y perseverancia, pero estaba decidido a enterarse de más cosas sobre las polifacéticas actividades de su hermana. También tenía que averiguar el nombre de su abogado. Pese a las objeciones y el orgullo de Madison, Tyler quería hablar con él personalmente. Si actuaba con cuidado el ego de su hermana no se resentiria. De todas maneras aveces había que herir alguna que otra susceptibilidad para lograr un objetivo. Maddy no sería capaz de poner en orden su vida hasta que recuperase a Mia. El cerdo de Brett no tenía derecho a utilizar a la pequeña como arma contra Maddy.
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Atrapado
FanfictionTyler necesitara ayuda para sacar a la luz a un asesino cuyo afán de matar no se detiene ante nada y ante nadie