Prólogo

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Narrador omnisciente

En una parte de Moscú una mujer se encontraba hablando por teléfono bajo el toldo de una parada de bus, tratando de cubrirse de la intensa lluvia.

—Ya te dije que estoy bien, cariño.—respondió tiernamente la mujer a su hombre, quien se encontraba al otro lado de la línea angustiado por ella.

—Es que no me siento tranquilo sabiendo que no estas en la casa, sabes que me preocupa tu bienestar, y más por todas las cosas que han sucedido estos días.— el hombre soltó un suspiro rendido con su mujer en hacerla entender su preocupación.—solo prométeme que ni bien llegues a la casa me vas a llamar, Angie.

La mujer suelta una risilla mientras baja de la vereda empapándose, para detener un taxi que se acercaba.

—Hay Ezra, no se que serías tu sin mí, y no te preocupes cariño que me tendrás por mucho tiempo más.— contestó en modo de broma mientras internamente maldecía el taxi que la ignoró.

—Sabes que eres mi todo, así que ni de broma digas esas cosas.—le reprochó a su mujer.— Dime, ¿Ya conseguiste un taxi?, o quieres llame a Ronald para que te recoja.—insistió por última vez.

—Ezra, te eh pedido por favor que me dejes sin seguridad por esta única vez.— se quejó la mujer por la terquedad de su pareja.

—Sigo diciendo que le hubieses pedido a Susan que te dejara a la casa.

—Y te repito que ella tenía problemas que resolver en su boutique.—excusa la inocente mujer refugiándose de nuevo bajo el toldo.

—Y no podía dejarte de paso.—respondió el hombre.— la casa no queda lejos de su boutique.

—Bueno se le veía apurada, así que no le insistí.— en eso se le escapa un estornudo.

—Pues al parecer eso te costará un resfriado cariño.

La mujer suelta un suspiro rendida al no conseguir un taxi, estaba a punto de decirle a su hombre que le pidiera a Ronald que la pase a buscar.

Pero ver un carro aproximándose desde lo lejos hace que cambie de idea.

Rápidamente se para y se acerca a la orilla de la vereda alzando el brazo para hacer parar el carro.

—No se diga más, voy a llamar a Ronald...— pero es interrumpido por su mujer.

—No cariño, ya se está acercando un taxi, no lo llames que debe de estar ocupado, además sabes que es su día libre.— a través de la línea escuchó como bufaba su terco hombre, sacándole una sonrisa a su mujer.

El carro pasa por su lado y baja velocidad hasta estacionarse.

La mujer ajena a todo se acerca al taxista aún con teléfono en mano.— Buenas noches, ¿Cuánto es hasta la calle Rublo?.—su hombre la regañó.

—Angie, súbete antes de que te enfermes que el dinero es lo de menos cariño.— su mujer rodó los ojos por su actitud, le iba a reprochar pero un movimiento la detiene.

Como si se tratara de una película de terror en donde todo ocurre en cámara lenta, la ventana trasera se baja mostrando a un tipo con un arma en manos apuntándole.

A la mujer se le escapa un jadeo del miedo.

—Cariño, ¿Está todo bien?.— pregunta su amado preocupado.— Angie, respóndeme.

La mujer aún aterrada y con lágrimas en el rostro, suelta unas palabras antes de que sea muy tarde.

—Te amo Ez...— la mujer deplorablemente no logró terminar su frase, pero si dijo lo suficiente como para hacerle saber a su amado que aún en la muerte el amor que siente por él no se irá.

El sonido ensordecedor producido por la bala hizo que el hombre tras la línea se exaltará, y una máscara de miedo luciera su rostro.

—Cariño.— dijo con un hilo de voz, todavía no creyendo lo que a escuchado.—An...ANGIE!!!.— comenzó a exaltarse al volver a la realidad, una donde él quería que todo fuera una farsa, que solo era una broma de mal gusto, donde llegando a su casa su mujer lo recibiría con una hermosa sonrisa diciéndole "te dije que llegaría bien cariño".

El destrozado hombre aún consternado oye a través de la línea a una persona que hace que sus ganas de matar aumenten.

—Абрамович, я тебя предупреждал.(Abramovich, te lo advertí).— dijo el hombre que fue el culpable de acabar con la vida de una inocente mujer que yacía inerte en el suelo.—Помните, что такие люди, как мы, не имеют счастливого конца.(Recuerda que las personas como nosotros no tienen un final feliz.)—culminó riendo de una manera espeluznante.—Я вашу женщину мертвой и рекомендую вам прийти быстро, вы знаете, на что способны многие психически больные, и тем более с телом вашей мертвой женщины.(Dejo al cuerpo y te recomiendo que vengas rápido, ya sabes de lo que son capaces muchas personas enfermas, y más aún con el cuerpecito que trae tu difunta mujercita).

El hombre aún con el alma destrozada pero llena de odio respondió crudamente.

—молитесь дьяволу, чтобы он не нашел вас, потому что, когда он это сделает, я обещаю, вы будете страдать так мучительно, что захотите убить себя.(Ruega al diablo que no te encuentre, porque cuando lo haga, te prometo que sufrirás tan dolorosamente que desearás acabar con tu vida por ti mismo).— sin mas cuelga el teléfono para luego tumbar todas sus cosas del escritorio, sale rápido de su fábrica para ir por el cuerpo de su amada, no sin antes llamar a Ronald para que lo encontrara allá.

El sabía que su vida traería peligro a la vida de Angie, pero no le cabía por la cabeza como por un descuido tonto de su parte haya tenido que pasarle esto.

Pero lo que sí tenía claro era la sed venganza y ganas de acabar con el responsable, por lo que se prometió así mismo en vengar la muerte de su amada Angie, quien fue el ser más inocente y noble que su frío corazón llegó a querer de una manera muy fuerte.

Una noble alma que a tenido que irse al cielo, ya que su lugar era estar con los ángeles, no con demonios como él.

Aunque quién sabe, puede que llegue una persona igual o más dañada que él, que esté dispuesta a salvarlo de su alma llena de rencor y enseñarle lo que es el perdón.









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