Capítulo trece: Una propuesta.

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Capítulo trece: Una propuesta.

Todo en casa de Esteban fue tranquilo, al final acabé usando lo que él buscó sin derecho a una segunda réplica, antes de salir de su hogar me enteré de dos cosas, su madre no es la persona más amable de todas y tiene dos hermanas menores, seis y doce años son sus edades, no imaginaba que él fuera el hermano mayor de su familia. Realmente pensaba que era el único hijo del matrimonio Reese, pero me equivoqué. La verdad, enterarme de aquello fue muy sorpresivo.

"-Hermano, ¿puedo ir contigo? -le preguntó Natasha, la niña de cabello negro con doce años a Esteban, él la miró como si un tercer ojo le hubiera salido en el rostro y ella añadió: -Quiero desearle un feliz viaje a Jackeline Lohan en persona."

Admito que aquello me descolocó pero fue gracias a ello que comencé una plática amena con ella mientras íbamos camino al aeropuerto. Todos ya estaban allí, nosotros éramos los últimos en llegar.

La mediana de la familia, Natasha Reese, su cabello negro está hasta la parte baja de la espalda, las pupilas negras hacen un buen contraste con su iris azulado y su pequeña nariz la hace ver verdaderamente tierna. Eso es lo que verías a simple vista pero, si tienes una charla con ella quedarías anonadado al darte cuenta que aquella niña con apariencia de muñeca de porcelana rompe todo y a todos antes de que la rompan a ella. No es una niña a la que tienes que temerle sí o sí, es más bien, aquella clase de niña con la que quieres pasar el rato y con la que quieres entablar una amistad. De seguro la amistad que proporciona es de esas que te hacen reír hasta que te duele la panza, pero también de esas que te ofrecen su hombro por si quieres llorar. Su manera de expresarse es como si fuera mayor y la forma en la que mira el mundo es madura. Al hablar deja de tener doce años, o eso es lo que ella quiere dejar ver.

-Vamos ya. Natasha deja de aturdir a Martin, ¿quieres? -dijo con fastidio Esteban apagando el motor del vehículo.

Le envíe una mirada de recriminación cuando la niña se hundió en su asiento, decidiendo seguramente no volver a abrir la boca. Con lo que ella misma había dicho, la pequeña anécdota que había contado y esa actitud tímida y sumisa estaba contradiciéndose totalmente. ¿Acaso estaba formando una muralla llena de mentiras sobre cómo era ella o era que tanto pánico le tenía a su hermano mayor como para no replicarle nada?

-No estaba haciéndolo. -le defendí, en vista de que ella no lo haría. Giré a verla a ella y con una sonrisa pintada en los labios le dije: -Buena plática, luego la seguimos, ¿vale?

Ella curvó una mínima sonrisa cuando me miró, asintió con la cabeza y luego musitó: -Vale.

Nos bajamos del auto, Esteban se veía amargado, fastidiado por la presencia de su hermana, no lo entendía, ¿acaso no veía que su actitud la hacia sentir mal o tenía una venda atada detrás de la cabeza que se lo impedía?

-Nata, ¿te cuento un secreto? -dije utilizando el apodo con el que ella dijo que le llamaban sus amigos, ahora mismo dudaba si en verdad los tenía pero no se lo hice saber. Ella, que iba a mi lado, elevó la cabeza y vista a mi, asintiendo. -Evaluna es amiga de una amiga de la youtuber española que está de moda ahora y creo que ellas han venido hoy para acá. -le conté, sentí que aquello sonó como un trabalenguas y supe que era así cuando ella arrugó el entrecejo, cuando iba a intentarlo de nuevo algo pareció hacer click en su cabeza porque sus ojos se iluminaron y me miró con una inmensa sonrisa.

-¿De verdad? -asentí sonriendo y volví el rostro al frente, ubicando a los chicos en el lugar, cuando los hallé y vi junto a la rubia de ojos verdes a la castaña de ojos mieles con el característico color mierda volví mi mirada a la niña para señalarlas. -Allá está, mira.

En menos de tres segundos ella corrió hacia las chicas, sonreí por la reacción que tuvo y cuando ella llegó junto a las otras dos giré mi rostro a Esteban.

El nacer de un deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora