Comenzaron a caminar hacia el pueblo, era un típico pueblito de aquel tiempo, casas hechas de madera, chimeneas soltando vapor, todo en general era bastante normal, nada raro en el pueblo... O eso parecía a primera vista, pues el pueblo ocultaba un secreto que Carlos pronto descubriría.
Ambos caminaron hacia el pueblo, antes de hacer cualquier otra cosa, buscaron a el medico del pueblo o a alguien que pudiera ayudar con el tobillo del pie de Adrián, rápidamente y sin problema encontraron a el medico del pueblo, Adrián pago unas monedas de oro y se despidió de Carlos deseándole suerte en su cometido, pues Carlos ya previamente había dejado claro que iría a buscar de quien vengarse en el pueblo, cabe destacar, que Carlos había dicho todo esto mientras estaba borracho y tal vez por eso no recordaba lo antes mencionado.
Carlos si se iría, pero no tan pronto, antes quería comer y descansar un poco en este pueblo, cuando Carlos comenzó a buscar un lugar donde quedarse, logró notar la mirada acosadora de las personas que en el pueblo residían, sin embargo esto no lo incomodo para nada, lo único que sintió fue un poco de inseguridad, pues no sabia si el pueblo era consciente de los actos que Carlos ya había hecho, sin darle mucha importancia siguió buscando por unos minutos, hablo con gente o al menos trato de hacerlo, pues la mayoría de las personas en el pueblo eran calladas y muy reservadas, al final de cuentas, Carlos no encontró un lugar donde quedarse para pasar la noche, lo cual es curioso pues Adrián había corrido entonces con nas suerte, tal vez seria porque Adrián estaba herido y Carlos no.
Al no encontrar ningún lugar en el que lo recibieran, comenzó a sentirse preocupado pues el frío de la noche era una muy temible constante, a estas alturas, alguien ya debería haber sentido al menos lastima por Carlos o alguien ya debía haberle ofrecido algún lugar, pero en cambio... Nadie le dirigía la mirada... Nadie a excepción de alguien... Una mujer de pelo negro, piel clara ojos marrones, de hecho, una cara muy preciosa y un cuerpo que no se quedaba atrás.
Al cabo de un tiempo y ya sabiendo que estaba siendo vigilado por los ojos de aquella mujer, Carlos decide acercarse intimidado por tal belleza, pero dispuesto a hacer lo que fuera con tal de tener un lugar donde quedarse, Carlos se acerca con la mujer y dice - hola,¿Que tal va todo? - Carlos no están seguro de porque pero le tembló la voz un poco, había sido hechizado por el amor, era sorprendente el hecho de que en tan poco tiempo del viaje ya hubiera vivido y descubierto más de lo que descubrió en tantos años de granja.
La mujer se tomó su tiempo en contestar, se podía notar en sus ojos amor y melancolía a la vez, pasaron unos segundos más hasta que contestó - hola - había dicho esto un poco tímida y reservada tal y como toda la gente del pueblo - nada va bien, necesito algo de ti - Carlos dio un paso hacia atrás y se sonrojó sin esperar esa respuesta tan curiosa, casi al instante, la mujer se dio cuenta de que su mensaje había sido mal interpretado y su cara se enrojeció también, era curioso ver como el destino obraba de una manera tan simple y a la vez compleja para que lo que debía de ocurrir se cumpliera, después de algunos momentos y miradas incomodas y que le daban cierta tensión amorosa al ambiente, la mujer se anima a decir - soy Sara - titubea un poco pero se puede apreciar lo que dice - te necesitó para que libres al pueblo de la maldición - ahora todo el contexto había cambiado aunque el momento incomodo y la tensión acumulada entre ambos seguía existiendo, Carlos contestó como todo un héroe - Soy Carlos, ¿Como puedo ayudar? - seria en este momento, cuando nuestro protagonista pasa de ser un matón y un ser en busca de venganza, a un héroe que luchara por el bien a toda costa de hoy en delante, solo que esto, Carlos aún no lo sabe.