He tenido este capituló escrito durante ya un mes, no tenía nombre a los personajes ni mucho menos un título. Seguiré subiendo capítulos así que esta historia continua.
Espero que les guste._______
Anastasia Velarde.
Normal es algo que puedes fingir demasiado bien. Tienes que comenzar convenciéndote a ti mismo y una vez lo hayas logrado, será fácil convencer al exterior. Puedes actuar ser una persona normal pero sin sentirte una, puedes engañar a la gente y dejarles ver una parte de ti que no existe.
Tener a tanta gente enfrente de ti es pensar, es fingir y es actuar, para bien o para mal.
La primera vez que visite Paris tenía diez años y había venido con mis padres, era una niña inconsciente que no pensaba en lo cruel que podía llegar a ser el mundo...
De lo cruel que podía llegar a ser yo.
Lleve el cigarrillo sobre mis labios y una vez inhale el humo sentí mi cuerpo perder el tremendo frío que hacía tener mi piel de puntillas.
Observe detenidamente a las personas caminar por el parque, el frío del invierno no les impedía salir hacer su rutina diaria para conseguir lo que ellos querían y era básicamente lo que ocurría conmigo, nada me detenía para conseguir mi propósito.
Lleve mi mirada en dirección al gran edificio que se encontraba simplemente a escasos metros de mi, volví a inhalar humo del cigarrillo siendo este último, para una vez tirarlo sobre el cemento frío y pisarlo con la plantilla de mis botas de tacón.
— ¿Podría darme el tiempo, por favor? Señorita — un hombre con canas alrededor de su nuca preguntó en Francés.
La mujer rubia y detalladamente elegante salió de su edificio, entonces sin responder la pregunta del hombre salí corriendo en dirección a esta.
Acomodé mi abrigo y mis pantalones.
Sus dos guardias de seguridad se encontraban al enfrente del auto evitando que cualquier intruso se acercara a la empresaria. Sigilosamente me acerque al auto intentando llamar la atención de la mujer, tome mi bolso y a unos centímetros de donde se encontraba la mujer, lo dejé caer descaradamente llamando la atención de muchas personas, incluyendo la de la más importante.
Sus grises ojos me recorrieron detalladamente.
— Debería tener más cuidado, señorita — un hombre de traje negro se acercó a mi.
— Me he distraído, lo siento mucho — solté en voz suave.
Volví a llevar mi mirada en dirección a la empresaria la cual mantenía su mirada alejada de mi mientras caminaba en dirección a su auto. No podía dejarla ir sin antes engancharla.
Me acerque rápidamente a ella dejando el bolso y las cosas que segundos antes se habían disparado fuera de este, atrás.
— Perdone — dije para ella sin lograr llamar su atención. — ¿Raquel Dumont?
— ¿Si? — dijo ella volviendo su mirada a mi.
Sonreí victoriosa.

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Luchando por el poder
Fantasy¡Derechos reservados! Copia alguna de esta historia será completamente demandado y acusado. Atentamente: su servidora.