Capitulo 5. Todo es posible.

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Capitulo 6. "Todo es posible"

#Maratón 1/?

-¿Por favor? -me suplicó

Dudé por un segundo, pero después respiré profundamente y comencé.

-De acuerdo, mira...

Prestaba toda la atención que su cerebro le permitía. Su ceño se mantenía fruncido, pero cada vez que lograba entender algo, sus cejas se levantaban un poco y su frente se relabaja.

-¡Ya entendí! -exclamó con emoción

Tenía una enorme sonrisa por dentro. ¡Dios! Eso se sintió tan bien. Suspiré fuertemente. Me había sentido como alguien bueno. No me sentía una inútil. No más. 

Lo dejé que hiciera los problemas mientras yo seguía con Tater. Después de unos minutos, me llamó su voz. 

-¿Están bien? -extendió su libreta 

Al tomar el cuaderno, rocé con sus dedos y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo; él, sin embargo, parecía no sentirlo pues estaba completamente normal.

<<Debo estar loca... >>

-Amm...sí, esta genial...digo, lo hiciste muy bien. Es correcto.

Terminé de dibujar mientras él seguía viendo mis dibujos, cuando el maestro avisó que a aquel que le revisará podría salir. 

Pasó por las filas, empezando por la fila entré donde yo estaba y donde estaba Tyler.

-Señorita O'Connor, ¿su libreta? -sin decir nada, le di mi libreta, la cual vio rápidamente y después hizo una firma de revisado en ella- Puede irse. 

Tomé mis cosas y salí del aula. Caminé hasta la biblioteca donde solía pasar mis almuerzos, sentada leyendo algún libro. En ese horario, la biblioteca estaba sola y era tanta mi constancia ahí que hasta la bibliotecaria me pidió que cuidara el lugar cuando no hubiera nadie. Acepté para que no impidiera quedarme en lugar de salir a la jungla llamada "cafetería"

Como siempre, la biblioteca estaba desierta. Arrojé mi mochila en una de las mesas del rincón, cerca de la ventana que daba al patio de la escuela, justo a las canchas de fútbol que se encontraba sola ya que todos estaban comiendo. 

Fui hacia el escritorio de Margaret, la bibliotecaria, donde me permitía guardar una manta, una pequeña almohada y algunas golosinas. Por supuesto, con la condición de que nadie se enterará. 

Tomé las cosas y volví hacia la mesa en la que estaba mi mochila. Extendí la manta por toda la larga mesa, coloqué la almohada en un extremo y el chocolate a lado de esta. De mi mochila saqué un libro, me subí a la mesa y me recosté en ella, apoyando la cabeza en la almohada. Abrí el chocolate antes de abrir el libro; le di un mordisco y después comencé a leer. 

El tiempo paso y paso hasta que restaban sólo 40 minutos para que terminara el almuerzo. Faltaba poco para que los alumnos comenzarán a llegar como locos haciendo sus tareas a último momento.  Solía pararme y guardar todo cuando faltaban sólo 25 minutos para que terminara el descanso. 

-¿Estas cómoda? -preguntó una voz con cierto sarcasmo 

Al ver hacia la puerta, vi a Tyler entrando con una sonrisa en la cara y un caminar tan relajado que daba envidia; era obvio que se sentía seguro de sí mismo. Por alguna razón, no me molestó que estuviera ahí, así que sólo hice un ruido con mi garganta, dando un sonido como "mhmm" y continué leyendo. 

-¿No fuiste a comer? 

Bajé mi libro con un poco de irritación. Odiaba que me molestaran cuando estaba leyendo. Pero recordé el hecho de que la persona que me "molestaba" era ese lindo chico que notaba mi existencia. Tal vez no podía darme el lujo de evitarlo.

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