Capítulo 23.

51 3 0
                                    

-Hola.

Aunque sonreía, su semblante se veía sombrío.

Todo dentro de mí temblaba. Ese muro que intentaba construir, se desplomaba poco a poco. Quería saber todo de él. Quería saber si estaba enojado conmigo, si había estado bien, si su salud estaba en perfectas condiciones...el por que dejó de insistir.

Pero a pesar del deseo de querer contestar mis dudas, sólo dije una sola palabra. Dos sílabas. 4 letras.

-Hola...

-Escucha, seré claro. No te pido que me des explicaciones, sólo te pido que me escuches y trates de comprender.

Asentí.

-Se que, tal vez, lo nuestro no empezó muy bien...-《¿Lo nuestro?》- Se que por mi culpa te metiste en muchos problemas y te hiciste daño, a causa de mi. Al principio creí que te estaba haciendo un favor, pero...después entendí que sólo estaba satisfaciendo mis caprichos, excusando que era para tu bien...¿Descubriste por que siempre te reto?

-No...

-Porque, cuando estas conmigo, no te sientes invisible. Te sientes confiada y estas lo suficientemente segura de que tienes posibilidades de ganarme. A mí o a cualquiera, sin importar su edad o estatus social.

-¿Lo hago? -me sentí un poco avergonzada al recordar a su tía y la manera en como le hablé.

-Sí. Y esa es la única manera en que te atreves a probar cosas nuevas: obligándote a hacerlas. Por eso, tomé esa hipótesis y la colocaba sobre mi conciencia cada vez que hacía algo que podría traernos problemas.

Lo que me decía....lo entendía. Pero no llegaba decifrar cual era el punto de todo esto.

-Pero ya no más. Quiero hacer las cosas bien...Porque, maldita sea, me gustas.

Y juro que al escuchar esas dos palabras mi corazón se detuvo por un segundo.

-Desde el primer momento en que te vi, algo me cautivó y me hacia cada vez más adicto a ti. Me encontraba a mi mismo buscandote entre la multitud de gente en los pasillos y en la cafetería, durante las clases. Y cuando estabas en el mismo salon que yo, simplemente no podia despegar mi vista de ti. Eras tan diferente, con un aire de misterio, que sólo hace que quiera saber más de ti, hasta tu talla de calzado -rió- Tenía curiosidad de por que eras así, tan timida y callada...pero a la vez tan atrayente. Y terminé enamorandome de ti.

Si no hubiera escuchado a mi madre espiando detrás de la puerta, habría estallado en un mar de lágrimas y me habría lanzado a los brazos de Tyler.

Pero mi orgullo me rescató. Y tal vez mi orgullo me lleve al abismo, pero quería morir con dignidad.

Mi mente y mi corazón tenían una lucha y ninguno estaba ganando...

-Sé que no merezco tu perdón por haberte echo sufrir tanto -continuó- pero si al menos me dieras una oportunidad para reparar las cosas, te prometo que jamás derramaras una lágrima amarga.

Me quedé en silencio lo que se sentió como una eternidad. Tyler sólo me miraba ansioso, esperando una respuesta. Pero ¿que tenía que decir?

-Yo...eh -tartamudee. Y él suspiró.

-Entiendo. Se que tal vez es demasiado que procesar y tienes mucho que pensar, así que sólo te haré una pregunta: ¿Irías al baile conmigo?

Baile es igual a escuela. Escuela es igual a adolescentes. Adolescentes es igual a gente que no le agrado. Gente que no le agrado es igual a...

Basta.

Deja de razonar tanto... Al menos por una vez en tu vida haz algo diferente. Déjate llevar por tu corazón, aunque el corazón sea traicionero.

No pude decir nada; sólo asentí con mi cabeza, reprimiendo una pequeña sonrisa.

-Gracias -su sonrisa era más amplia que el rio Han y sus ojos brillaban más que un diamante de 17 quilates- Toma, es para ti.

Extendió hacia mí una caja color celeste, con un grueso listón color beige. Dudé por un segundo, pero luego la tomé, me senté en la cama y comencé a deshacer el moño.

En el interior estaba un hermoso vestido -desde luego nada similar a mi estilo- color blanco, con escote recto y unos delgados tirantes. Ajustado hasta la cintura y después una falda de vuelo.

-¿Entonces, tengo que usar esto? -pregunté fingiendo fastidio

A pesar de que no era mi estilo, el vestido era precioso. Y el hecho de que haya sido Tyler quien me lo había obsequiado lo hacía aún más especial.

-Si no quieres ir desnuda, sí. -Bromeó, aún con un poco de incomodidad en su ser.

Mis mejillas se calentaron al escuchar eso.

Me conocía bien. Sabía que yo mentía y que en realidad me había gustado el regalo.

Nos quedamos en silencio unos minutos, tal vez reflexionando sobre nosotros. O pensando en la nada y a la vez en todo...

La puerta de repente se abrió de golpe dejando ver a mi madre con una gran sonrisa y una cámara en su mano derecha.

En serio, madre... ¿que pensabas hacer?

-Oh -actuó de manera inocente como si no hubiera hecho algo malo- Así que...¿no se estaban besando?

-¡Mamá! Espera... ¿Planeabas fotografiar ese tipo de escena?

Asintió efusivamente.

-Poner la foto en un marco y después colgarla en la pared.

Díos mío... Que vergüenza》

-Bueno, me tengo que ir.

Tyler, con las manos en los bolsillos de su pantalón, me dedicó una sonrisa y siguió con su camino fuera de mi habitación y posteriormente fuera de la casa.

-A ver...cuentame todo

-Buenas noches, mamá.

Me metí en mi cama, ignorando a mi madre y su bombardeo de preguntas.

Cuando se cansó, apagó la luz y salío de ahí.

Mi mente sólo pensaba en una cosa: el baile.

El baile.

El baile.

El baile.... ¿Cuando es el baile?

Me levanté rápidamente, revisé mi calendario y abrí mis ojos de golpe.

Mañana.

InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora