Michael Brooks. Capítulo 66

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- bien, pie adelante. Mano atrás. - me explicó por décima vez. Estaba sudada, cansiada, fatigada, y con la herida de la navaja en mi estomago. Claro, no debería de ponerme de ese modo, ya que había tenido peores.

Daemon me tumbó de nuevo al piso.

Maldije y me levanté.

Pie adelante, manos cubriendo tu cara, mirar sus pasos. Observar, analizar, seriedad.

Deja que el dé el primer paso.

Mira sus movimientos.

Piensa lo que harás y rétalo con la mirada para que haga movimientos estúpidos.

Derrotarlo.

Matarlo.

Si, me sabia esos malditos pasos de memoria, de tantas veces que las he repetido. Moví mi pie cuando miré el suyo, su puño se dirigio hacia mi mandíbula, lo esquivé torpemente, dí una vuelta, le dí en la pierna pero eso no logró tumbarlo completamente; solo le dí ventaja, ya que se balanceó, sujetó mi muñeca y la torció hacia mi espalda.

Demonios.

- ¡otra vez! - grité enojada. Me soltó, me evaluó con la mirada de una manera diferente, ya que siempre era frío. Ahora era calculador.

- ¿eres débil? - preguntó en un susurro, que casi tuve que dejar de repirar entrecortadamente para oirlo. Lo miré confunfida. ¿Debil? No. - ¿eres dependiente? ¿Necesitas a alguien que te salve? - preguntó molesto, pero calmado.

Mi enojo se elevó, porque sabía perfectamente que sas eran preguntas que me enojaban.

- ¡SI! - gritó en respuesta por mí. Se acercó a mí con pasos decididos, se aniveló y me encaró, mirandome a los ojos. - eres todo eso. Necesitas que te salven. - hizo una pausa y se acercó a mi oío, lentamente - eres vulnerable - deletreó la palabra mas odiada por mí.

Mis ojos se llenaron de lagrimas rápidamente por la furia contenida en mí, se alejó un paso y antes de que pudiera reaccionar o siquiera hacer un movimiento de defensa, mi puño estampó fuerte en su mejilla. Sonrió y se masajeó la parte dañada.

- ¿¡ERES VULNERABLE, MACKENNAA?! - preguntó desafiandome. Nunca usaba mi nombre de antes al menos que fuera necesario.

Lo mire y me abalancé sobre el.

- NOOO - grité. Mi adrenalina estaba al máximo, era como si viera los movimientos en cámara lenta y tuviera tiempo para reaccionar. Su puño se movió en dirección a mi cara y lo esquivé, ví de reojo su rodilla que quería derribarme, salté sobre mi misma para saltar la caída. Su pecho se movía rápidamente, y eso era algo raro en el, ya que siempre terminaba cansada y el muy fresco. Golpeé su estómago con mi rodilla y de inmediato lo derribé, dándole en los tobillos con mi pie derecho.

Me sonrió y entrecerró los ojos. Estaba tumbado en el piso. Mo victoria.

- ¿es todo? - preguntó. Fruncí el ceño y lo miré confundida. Le quité el pie de su pecho y le dí la espalda.

- ¿hay más? - pregunté mirando sobre mi hombro.

Sonrió con picaduría y me tumbó, haciendome caer de espaldas. Se levantó del piso.

- jamás dejes a alguien tirado sin haberlo matado - me mencionó mirando hacia abajo donde me había recostado como una estrella de mar. Asentí y el extendió su mano.

- vamos, te mereces una hamburguesa. - me dijo. Sonreí feliz, porque desde "mi funeral" que no había comido un deliciosa hamburguesa. El se encaminó hacia la puerta y miró sobre su hombro. - ¿vendrás?

¿Inolvidable? |temporada 2| COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora