Mi mirada se fija en la mancha de labial que he dejado en la taza, mientras dejo esta encima de la mesa frente a mí.
Rebusco luego en mi bolso hasta que encuentro el cuaderno negro dentro. Saco el cuaderno y lo pongo encima de la mesita, al lado de la taza.
Tomo un respiro y abro el cuaderno, mis ojos yendo a las letras de mayor tamaño en la primera página: "Diario de Minnie". Y más pequeño debajo: "No tocar o te parto el pescuezo uwu"
Río levemente, cubriendo mi boca con el dorso de mi mano, y luego tomo otro sorbo de mi café. Está amargo, nunca me ha gustado de esta manera, pero últimamente lo tomo así muy a menudo. Paso la página del cuaderno y una entrada lee: "2 de marzo". Comienzo a leer.
Hoy en la mañana volví a despertar con él a mi lado. Lo miré mientras aún dormía, y admiré cada facción en su semblante, era hermoso. Con mi mano repasé cada uno de los pliegues de su rostro, deteniéndome en sus labios y contorneándolos. Se curvaron hacia arriba las puntas de su boca, esbozando una sonrisa. Se abrieron sus ojos y, al instante, terminé debajo de él debido a un movimiento repentino por su parte. Sonreí.
– Buenos días, reina... –me dio un casto beso en los labios y se quedó encima de mí, mirándome sonriente.
– Buenos días... –le dije mientras intentaba salirme de abajo de él.
Él se movió, volviendo a mi lado, y estiró los brazos hacia arriba. Yo solamente lo observé, apoyando mi codo encima de la cama, y mi cabeza en la palma de mi mano.
Esbozó otra sonrisa y se giró hacia mí, adoptando la misma pose que yo.
– ¿Qué hacías hace un instante?
– ¿Yo? –pregunté y aparté la mirada, un tanto avergonzada e intimidada.
Solo estaba admirando lo lindo que es, pero no quería decirlo.
– Nada...
– Hmm... está bien. –dijo y se sentó en la cama, para luego ponerse en pie completamente– Voy a ducharme.
Dicho esto, se dirigió al baño de la habitación y desapareció de mi vista.
Me senté en la cama y rasqué mi cabeza por un instante. Miré al vacío por unos segundos y luego llevé la vista al anillo que rodeaba mi dedo anular izquierdo.
Así como esta mañana serían todas mis mañanas si me casara con él. ¿Era así como quería pasar el resto de mi vida?
Aparto mis ojos de las letras y tomo otro sorbo de café.¿Minnie dudaba de su casamiento desde entonces? ¿Por qué nunca lo dijo?
Paso más páginas y otra entrada lee: "6 de marzo".
Hoy vi nuevamente a Yuqi. Se veía hermosa con su vestido magenta mientras cruzaba la calle. Paré el auto, sin importarme realmente cuándo el semáforo se volviera rojo. Bajé la ventanilla y la miré. Aún no me veía.
– ¡Ugi-ah! –grité, poniendo mi mano alrededor de mi boca para amplificar el sonido– ¡Ugi-ah!
Hasta que me miró. Me miró, y por un segundo sentí que mi mundo paraba. Por un segundo quedé atrapada en sus ojos, que aunque lejanos, me transmitían confianza y un ambiente familiar. La sonrisa que figuraba en sus labios me hizo sentirme afortunada.
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