29 de marzo.
Ya empaqué mis cosas nuevamente, para mañana ir a Jeju. Me voy a casar. Habrá una hermosa boda. Bambam será feliz, y nuestras dos familias también.
He pensado lo mismo incontables veces, y he sopesado mis opciones. Sin importar cuánto evalúe la situación, sigo llegando a la conclusión de que BamBam sufriría más que Yuqi.
Bambam me conoce desde que éramos pequeños, y está en una relación conmigo. Vivimos juntos desde hace un año, incluso. Y según lo que tengo entendido, él me ama. Creo que Yuqi también, pero... ella y yo hemos compartido menos tiempo, así que su afecto por mí es menor.
Sigo repitiendo lo anterior en mi cabeza una y otra vez, intentando convencerme a mí misma de que esto es lo correcto. Solo de esa manera lograré subirme a ese avión.
30 de marzo.
Yuqi vendrá a la boda. Yuqi me verá caminar al altar. Yuqi estará cerca cuando diga el "sí" que me unirá a BamBam, probablemente por siempre. Yuqi puede ser la chica que alcance el ramo cuando lo lance. Yuqi está en la Isla Jeju. Yuqi se hospeda en el hotel donde me encuentro ahora mismo.
Cuando subí a ese avión, junto a mis inexistentes ganas de casarme y a mi voluntad, cuya fragilidad es afín a la de un vidrio que ya comenzó a quebrarse, estaba totalmente concentrada en pasar por alto a todo y a todos. Pero no tardó mucho en llamar mi atención una bella chica, piel pálida, cabello rizo, que vestía no más que un vestido floreado y unas sandalias, pero lucía maravillosa.
Me quedé mirando su transcurso desde la entrada al avión hasta su asiento, y en un momento determinado su mirada encontró la mía. Se quedó sosteniendo esta por unos segundos, con una expresión totalmente neutra, y luego miró a otro lado. Continué viéndola, hasta que BamBam llegó a tomar asiento a mi lado nuevamente, y no tenía otra opción que prestarle atención a él.
– ¿Todo bien, amor? –me preguntó, sus ojos escrutando mi rostro.
Esbocé una sonrisa, intentando hacerla parecer real, y asentí varias veces.
– Sí, todo genial. Solo... estoy algo nerviosa.
Él soltó un suspiro.
– Ni lo digas. –sonrió, y con su mano acunó mi mejilla– El único hecho que me tranquiliza es saber que en dos días estaremos casados. –se acercó para dejar un casto beso en mis labios.
Sonreí luego, y asentí.
– Lo mismo digo, amor.
Después miré al asiento de Yuqi y no parecía haber visto nada. Suspiré aliviada, y volví a mi estado de ignorar a todo y a todos.
Al bajar del avión, busqué con la vista a Yuqi, y aproveché el instante en que BamBam se fue a buscar las maletas para caminar hacia ella.
– ¿Por qué viniste? –solté sin filtros, fue lo primero que salió de mis labios.
Me miró con asombro, tanto por mi aparición como por mi pregunta, supongo.
Sonrió luego, una sonrisa que no le llegaba a los ojos.
– Soy tu amiga, ¿no? ¿Por qué no vendría a tu boda?
Lo sentí. Me dolió. Y lo más probable es que ese fuera el propósito de su comentario.
– Yuqi, tú no... –no encontré las palabras, aún no sé qué pretendía decir.
– ¿Yo no qué, Minnie?
– Tú no—
– ¡Hey, Yuqi! –la voz de BamBam desvió mi atención.
Se acercó a mí, poniendo su brazo sobre mis hombros y esbozó una sonrisa.
– ¿Cómo estás? ¿Disfrutaste el vuelo?
La tensión entre mi mirada y la de Yuqi era obvia, he de suponer. O el silencio se hizo demasiado presente, también puede ser.
– Emm... ¿pasa algo? –preguntó BamBam, obviamente confundido.
– No. Nada. –sonreí y lo miré.
– Está bien... –me vio por unos segundos, y luego desvió su mirada a Yuqi– Bueno, ¿disfrutaste el vuelo?
– No realmente. Odio viajar en avión. –masculló por lo bajo, y miró alrededor– Bueno, debo irme a recoger mi maleta. Los veré por ahí. –dicho esto, se marchó.
BamBam no tardó en volverse hacia mí.
– ¿Pasó algo entre ustedes? – su rostro dejó clara su confusión.
– No, ¿por qué? –sonreí, en un intento de ocultar todo.
– Las noto algo distantes. No es normal, siempre han sido muy cercanas...
El problema fue precisamente que nos acercamos demasiado; respondió mi subconsciente.
– Es que ella en serio odia los aviones, y se pone de mal humor cada vez que viaja en uno, solo eso. –atribuí lo que acababa de suceder, con otra sonrisa, al comentario que hizo ella antes de irse– Salgamos ya, por favor. Está comenzando ya a dolerme la cabeza del ajetreo que hay acá.
Enseguida salimos del lugar y nos subimos a uno de los taxis esperando fuera para llevarnos al hotel. Pedí a BamBam que nos fuéramos antes, para evitar cualquier otro encuentro posible con Yuqi, dando la misma excusa del dolor de cabeza.
Hace un rato ya que llegué a mi habitación, y en cuanto entré comencé a desempacar. Cuando terminé de ordenar todo comencé a leer Cumbres Borrascosas, debido a que es uno de los clásicos que más me han gustado, pero ni la trágica historia de Catherine y Heathcliff consiguió entretenerme. Cada dos líneas volvía a preguntarme cómo sucedería todo en la dichosa ceremonia.
Luego de mi fallido intento de lectura, tomé un largo baño. No voy a negar que consideré hundirme en el agua y no salir jamás, me pareció por unos instantes una buena alternativa para escapar de cada uno de los problemas que me rodean.
Pero no pienso que terminar con mi vida sea una solución inteligente a todo esto, si es que algo como eso existe.
He estado pensando ir a hablar con Yuqi, pedirle que se vaya, explicarle todos los motivos por los que estoy aquí ahora, decirle que no tengo opción, y que por favor no me lo haga más difícil. Pero me parece algo egoísta de mi parte.
Espero que no se ponga en pie cuando pregunten si alguien se opone.
Espero que no alcance el ramo cuando lo lance.
Espero que no diga nada de lo que sucedió entre nosotras.
Espero que... no venga a mí y me proponga huir juntas.
