ᴅᴡᴀɴᴀśᴄɪᴇ [12]

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Un cielo despejado bañado con la luz solar y apenas las pocas nubes que se atrevían a aparecer, hizo presencia en ese Lunes monótono.
TaeHyung como siempre con su cámara en mano, él realmente sabía apreciar el arte de las cosas pequeñas de este mundo, algo tan simple y tan maravilloso como lo es el cielo.

Las clases de gastronomía son exactamente Lunes como estos, donde encuentras tu paz interior con tan sólo ver algo normal, donde puedes disfrutar mucho más un silencio en este ruidoso día de semana, y tal vez, sólo tal vez la idea de ver a SeokJin.

El muchacho era capaz de alegrarle el día a cualquiera cuando sonreía con sus afelpados labios y se formaban unas arrugas bajo sus ojos avellanas que brillaban como una estrella, una fantástica constelación en sus pequeños ojos.

Aunque quisiera quedarse todo el día en su casa y ver caricaturas, tenía un compromiso con la gastronomía y debía ir. Su cuerpo pesaba pero hizo el esfuerzo de levantarse del cómodo sofá, pero aunque estuviera cansado su sentido de la moda no cambiaba, debía modelar su estilo siempre. Aunque pareciera 'normal' o ropa básica, TaeHyung miraba meticulosamente cada prenda y siempre el detalle de una de sus boinas aterciopelada en negro, siempre le daba su toque.

Cuando pisó las calles repletas de Seúl en un habitual Lunes, se recordó cuanto mucho extrañaba la tranquilidad de Daegu, debería tomarse unas pequeñas vacaciones. La gente lo esquivaba metido en sus problemas y sus teléfonos en mano, prefirió tomar un atajo para no ser aplastado por esa horda de gente.

Pero lo que no esperaba era ver esa melena pelinegra caminar una cuadra más adelante, reconocería esos hombros en esta vida y las que siguiesen.

- ¡Jin Hyung! -corrió lo más rápido que sus delgadas piernas podían hasta llegar al lado del chico- Caminas muy rápido, Hyung.

- TaeHyung-ssi, ¿qué haces por aquí? -respondió asombrado de ver al castaño allí- Lo siento por lo de anoche...

- ¿Anoche? -sinceramente la mente de Tae estaba en blanco al no entender su disculpa- ¿Qué pas..- se cortó las palabras así mismo a la vez que imaginaba un foco de luz prendido en su cerebro, era obvio- Ya lo recuerdo, dormiste en mí casa, Hyung no se avergüencé.

- Es que estaba muy cansado, en serio no era mi intención. Espero en serio no hayamos sido una molestia YeonTan y yo -hizo una mueca y bajo la mirada-.

- ¿YeonTan? -preguntó confundido al no reconocer al dueño de ese nombre-.

- Oh, lo siento que no explique. Me quedé con el cachorro y lo nombre YeonTan. ¿Es un lindo nombre, verdad? -sonrió Jin, su hermosa sonrisa-.

- Claro que sí, muy original Hyung. -le devolvió la sonrisa con la peculiar suya rectangular- ¿Vamos juntos?

- Tienes razón, vamos a llegar tarde si seguimos detenidos aquí hablando -soltó una risita y comenzaron a caminar en silencio-.

No era un silencio incómodo, más bien uno agradable donde las palabras no hacen faltan y sobran en el momento. De vez en cuando Tae miraba a Jin como si fuera la única persona en la tierra, con un brillo inusual en estos, pero el mayor estaba más centrado en los nervios de estar al lado del menor que no lo notó.

No pudo notar que ese brillo en los ojos de su dongsaeng, eran iguales a los suyos cuando lo miraba a él.

Sus ojos podrían formar esa luz que les falta en sus vidas, formar una constelación y brillar a su manera.

Pero aún son demasiados ingenuos para notarlo, les faltaba esa chispa de incentivo, una lluvia que empiece una tormenta para poder llamarles la atención.

No se daban cuenta que los dos fueron hechos en un mismo molde, destinados el uno con el otro por el resto de la eternidad, pero pareciera que está vida, las demás y las que vendrán tendrán el mismo final incierto.
Siendo eso lo malo de las parejas destinadas, que tenías que esperar hasta que uno lo noté y haga el cambió en ambos.

Porque no es una coincidencia del destino, lluvia y sol, luz y oscuridad, son el Yin y el Yang.

Tan diferentes pero tan iguales a la vez, algo de bueno en lo malo y de malo en lo bueno.

TaeHyung agarró la mano derecha de SeokJin y la unió con la suya, notando como está encajaba tan bien con la suya, como si fueran hechas para él sostenerlas

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TaeHyung agarró la mano derecha de SeokJin y la unió con la suya, notando como está encajaba tan bien con la suya, como si fueran hechas para él sostenerlas.

Él primer paso será notar el amor, el resto será lo que decida el destino.

el destino está celoso de nosotros.❞

La lluvia sabe por qué;; 愛雨 Taejin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora