𝘱𝘪ę𝘵𝘯𝘢ś𝘤𝘪𝘦 [15]

108 11 8
                                    

4 de Diciembre, 2008.

SeokJin trata de apaciguar con su mano, las pequeñas risitas que salen de su boca, mientras que la otra mano, la sostiene el joven Park fuertemente y tira un poco más de él para avanzar más rápido.

Risas, miradas cómplices, y el sentimiento plantado en su pecho de estar haciendo algo incorrecto, lo hacía aún mejor, una pequeña travesura de adolescentes.

Cuando el chico de cabellos rubios divisa la desgastada puerta del guardarropas principal, da un leve apretón a la mano del pelinegro y con un asentimiento de su parte, ambos entran a ese reducido espacio.

Ambos con las respiraciones erráticas de tanto correr, se permiten relajar apoyándose cada uno en ambos extremos de las paredes de ese lugar, sus ojos encontrándose de vez en cuando, reflejando un solo sentimiento.

Libertad.

Absolutamente libertad, de ser quienes quieren ser, de cometer el pecado, de ser un par de adolescentes viviendo su mejor momento.

A JiMin le bastó un segundo, para que sus ojos bajarán de las joyas brillantes que tiene como ojitos su compañero, hacia los apetitosos labios de miel que también tiene, con un deje de atrevimiento, es el primero en acercarse.

SeokJin, con aún el sentimiento de culpa instalado en su alma, cortesía de su cerrada familia y los años de inseguridad, decide mandar todo al carajo.

Si el amor que siento está mal, es incorrecto, no quiero estar en el lado correcto jamás.

Sostiene la rellenita mejilla de Park, mientras siente como las otras manos escurridizas hacen un viaje por la piel de su cintura y dando caricias, tan suaves como la misma seda.

Se permite soñar, permite cerrar sus ojos y por un momento, sentir que lo que está haciendo, está bien y no tendrá consecuencias.
Pero lamentablemente, su vida está llena de una desdicha asfixiante.

Abandona sus pensamientos, cuando los esponjosos y suaves labios del rubio se posan en los suyos, queda como un inocente beso, dónde se demuestran lo que ocultan tras su perfecta fachada, se dejan ser Kim SeokJin y Park JiMin por un momento.

El inocente beso dura relativamente poco, al pelinegro lo consume la desolación y a la vez, la furia de tener que ser feliz a escondidas, en un viejo y sucio armario, porque estaba mal.

Retandóse así mismo, decide mover aún más sus labios, estira su delicada mano hacia los suaves cabellos de Park, acariciando y de vez en cuando, suspirando extasiado de felicidad.

JiMin lo empuja un poco más contra la fría pared, aunque no le importa, porque las manos y el cuerpo del rubio se sienten más cálidos que el fuego, que una noche de verano y un café a la mañana.

No sé dan cuenta que están siendo ruidosos, descuidados y que salieron huyendo de un evento importante como el cumpleaños número dieciséis de SeokJin.

Su familia lo busca desesperadamente por el piso superior, no porque les importara la verdad, más bien para mantener las apariencias con la gente que reposa en su mansión.

Una criada que pasa medianamente cerca por el guardarropas, jura escuchar unas respiraciones agitadas y sí agudiza el oído, oye el sonido de ¿besos?

La lluvia sabe por qué;; 愛雨 Taejin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora