Jᴇᴅᴇɴᴀśᴄɪᴇ [11]

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Abochornado.

Así se sentía SeokJin al abrir sus ojos avellanas, no estaba en su habitación y mucho menos en su casa. Su memoria tardo en volver, pero fue cuestión de tiempo para que su cara tomará un color rojo carmín al recordar que era la casa de TaeHyung, su compañero de cocina.
Tenía una mala suerte, aunque lo único a su favor fue que era aún demasiado temprano y posiblemente el dueño de la casa estuviese durmiendo, o por lo menos eso deseaba Jin.

Con una velocidad increíble arreglo todo el desorden que hizo en el sofá del chico, acomodo su apariencia y arreglo su cabello. No podía salir con esas pintas a las calles, no podía.
Sus pensamientos se ven interrumpidos por el ladrido de un can, se lleva una sorpresa al ver el cachorrito del río Han, cierto que él lo trajo consigo, bueno, algo de compañía no hacía mal.

Movió su mirada al mesón que estaba a unos metros de él donde reposaba una libreta y aún lado un bolígrafo, no perdió más tiempo y se acercó para dejarle un mensaje a Tae por dejarlo quedarse en esa tormentosa noche.
Pensó un poco lo que le escribiría para luego expresar en ese pedazo de papel, su gratitud;

Buenos días TaeHyung-Ah, lo más probable es que cuando despiertes no esté aquí, no quería ser una molestia.
Muchas gracias por darme hospitalidad en tu bella casa, a mí y al cachorro, eres un gran chico.
Nos veremos en las clases de cocina pronto, xoxo.

-con cariño, SeokJin Hyung.

Sonrió satisfecho al ver lo que escribió, dejó la nota en un lugar visible y tomó al cachorro con su mano diestra mientras que con la otra se aseguraba de cerrar la puerta del apartamento bien. Subió al ascensor y al fin pudo soltar un suspiro, estuvo mal de su parte el haberse dormido con total confianza en su sofá, se sentía demasiado abochornado y esperaba que TaeHyung no tocará el tema en su próxima clase.

Ahora tendría que esperar el autobús y esconder al cachorro en su chaqueta, ya que las mascotas estaban prohibidas en los vehículos, y él joven ya se encariño.
Abrazo al animal sobre su pecho mientras cerraba los ojos, aún no caía que hace unos minutos estuvo durmiendo en el apartamento del menor, sentía que su ropa había absorbido la fragancia de ese lugar, y por alguna razón no le digustaba, es más, le agradaba.

Cuando su alarma avisaba que eran exactamente las diez de la mañana, soltó quejidos mientras deseaba telepatícamente que el artefacto se apagará, aunque eso no pasaría así que rodó sobre si mismo y apagó su alarma.
Se tomó unos minutos para acostumbrarse a la luz solar mientras estiraba sus músculos que estaban algo tensos, miraba un punto fijo en la habitación -como siempre hace- y luego sus ojos parecieron salirse de órbita al recordar al chico que debía estar durmiendo en su cómodo sofá.
Se levantó tropezando con sus propios pies para llevarse la noticia de que todo su living estaba muy ordenado, y Jin ya no estaba ahí. Suspiro desganado, al menos quería hacerle un desayuno. Iba a volver a su cama, cuando noto ese papel sobresaliendo encima de su mesita ratona, extrañado la tomó y comenzó a leerla.

Cuando terminó su lectura no pudo evitar dejar salir una verdadera sonrisa, fue un lindo gesto de su Hyung dejarle una nota de agradecimiento, él era tan educado que le encantaba.
Hizo su rutina como siempre, cereales desparramados por el piso de su casa y él como todo un niño pequeño viendo caricaturas, sin duda el alma de Tae era joven y flamante de vida. Era el aura que los demás veían sobre su persona, aunque el mismo se viera totalmente lo contrario. El espejo no es tan juzgador como crees, a veces, tú eres tu peor estigma.

Cuando decidió sentarse en su sofá, sus fosas nasales captaron el hermoso aroma que el castaño había dejado allí, era tan relajante que se sentía como si él estuviera aún lado tuyo. Tae cerró los ojos por inercia mientras su corazón golpeteaba como una locomotora en su delgado pecho y sus sentimientos desbordaban en su cabeza, ¿Esto se sentía el amor en verdad?

Porque sí es así, no cansaría nunca de esta sensación de felicidad completa, y mucho menos de Jin.

Él era como el amor mismo, está seguro de eso, y bueno, su corazón al parecer también.

La lluvia sabe por qué;; 愛雨 Taejin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora