Tu eres mi calma.

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-De que estas hablando Percy?-dijo Annabeth tomándolo del rostro.

-Percy comenzó a brillar- dijo Frank nervioso- y luego comenzó la lluvia, cuando vi que su brillo aumentaba y la lluvia también, lo desperté. 

Las chicas miraron a Percy quien seguía en el suelo con una expresión de terror puro.

Annabeth noto que la lluvia seguía en aumento, al igual que los latidos del corazón de Percy.

-Percy mirame- dijo tomando su rostro con ambas manos- Percy tienes que mirarme.

Percy levanto la vista y se encontró con los ojos de Annabeth

-Escuchame Percy- dijo con voz dulce- tienes que tranquilizarte ¿bien? tienes que dejar de pensar en eso.

-Yo...no se... no se como.- los ojos de Percy expresaban el miedo que sentía

-Si sabes sesos de alga, solo tienes que tranquilizarte, debes pensar en otra cosa.

-Yo...

-Piensa en Nueva Roma- dijo Annabeth- piensa en como nos ha ido esta semanas, piensa en nuestras tardes en el café de Nueva Roma y nuestros paseos nocturnos.

Annabeth escucho como la lluvia comenzaba a aminorar.

-Piensa en nosotros sesos de alga.- continuo- en todo lo que tenemos planeado, en nuestro viaje a los Angeles, piensa en mi Percy.-dijo bajando la voz. - piensa en lo mucho que nos gusta quedarnos un rato mas abrazados en la cama al despertar y en todos esos besos que nos hemos dado.

La lluvia seguía disminuyendo, y el miedo de Percy iba desapareciendo con cada palabra que Annabeth le decía.

-Piensa en todas esas noches sesos de alga y en todas las noches que nos faltan por disfrutar- dijo en apenas un susurro. 

Los labios de Annabeth se acercaron a los de Percy y lo beso dulce y delicadamente, sintió como las manos de Percy se colocaban en su cintura y la lluvia aminoraba hasta desaparecer por completo. Se separo unos centímetros y coloco su frente contra la de Percy quien seguía con los ojos cerrados. 

-La lluvia termino- dijo Hazel viendo por la ventana. 

Percy abrió los ojos y Annabeth pudo ver el arrepentimiento, lo ayudo a ponerse de pie.

-Yo...Lo lamento- dijo avergonzado- Yo no... yo no sabia que podía hacer eso.- dijo agachando el rostro.

-No es tu culpa sesos de alga- dijo Annabeth abrazando a Percy- no fue tu intención hacerlo.

Percy rodeo a Annabeth y coloco su frente en el hombro de la chica.

-Deberíamos volver a la habitación- dijo Rachel- dejemos que Annabeth se quede con Percy, Frank, tu puedes dormir en el salón.

-Si, claro- dijo Frank- no hay problema. 

Los chicos salieron dejando a Percy y Annabeth solos.

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Percy despertó y lo primero que vio fue la cabellera rubia de Annabeth, en algún momento de la noche, se habían quedado dormidos de cucharita, con cuidado, Percy se levanto intentando no despertarla y fue a asomarse a la ventana, el agua de anoche aun cubría gran parte del lugar, vio como había sombrillas de playa, camastros y muchos otros objetos flotando en estas y sintió un enorme vacío en el pecho, eso había sido culpa suya, el tenia la culpa de eso, sintió como unos brazos rodeaban su abdomen y como Annabeth colocaba su frente en la espalda de Percy, este coloco sus manos sobre las de su chica. 

-Esto es mi culpa- dijo en apenas un susurro.

Sintió como la cabeza de Annabeth negaba en su espalda- nada de esto es tu culpa, esto no fue intencional.

-Esto es lo que Tártaro me hizo hacer- dijo entre molesto y triste.

Sintió como Annabeth levantaba su rostro y lo giraba para que quedara de frente a ella.

-De que hablas Percy? Que tiene que ver Tártaro en todo esto?

Percy sintió como un escalofrío recorría su cuerpo- Soñé que estaba de nuevo ahí- dijo- y el me hablo, me dijo que no era consciente de lo que podía provocar y me mostró visiones, Un enorme Huracán que arrasaba con todo, una horrible tormenta de nieve, un terremoto que partía la tierra en dos, un diluvio y una enorme ola que acababa por cubrir todo y yo era el responsable Annabeth, yo lo provocaba. 

Annabeth lo miro y su mirada mostraba preocupación, era justo lo que la entrenadora Davis le había dicho, Tártaro intentaría entrar en la mente de Percy, hacer que provocara todo tipo de catástrofes hasta que Percy lograra romperse y el pudiera adueñarse de la gema, tenia que hacer algo, no podía permitir que eso sucediera, no podía permitir que Tártaro de levantara y definitivamente no podía perder a Percy. Annabeth acaricio su rostro, intentando darle algún consuelo a Percy, sabia que el peso de eso lo carcomería. 

-Es lo que El quiere-dijo sin dejar de acariciar el rostro de Percy- quiere que pierdas la confianza en ti, quiere que te sientas vulnerable y a si poder controlarte, no debes dejarlo Percy.- dijo con determinación- esto es lo que el quiere y no debes dejarlo ganar, eres mucho mas fuerte que el sesos de alga, eres el chico mas dulce y bueno que existe, eres leal, valiente y determinado, eres un Héroe, incapaz de dañar a alguien, nada de lo que sucedió fue tu culpa. 

Percy la miro, sus ojos estaban empapados, el chico la tomo de la cintura y la abrazo, escondiendo su rostro en el cuello de Annabeth, esta lo abrazo y acaricio su espalda, sintió como algunas lagrimas de Percy se quedaban en su cuello, era algo que ella no soportaba, verlo mal, por que Percy no merecía eso. 

-Si no fuera por ti, no hubiera podido parar- dijo sin dejar su escondite- tu eres mi calma Annabeth, eres mi ancla y no sabes cuanto te amo.





Sesos de Alga- PercabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora