Amistad, felicidad, amor paternal, amigos y sobre todo suerte...
Tantas cosas buenas y MC no tenía ninguna de esas.
Pero todos cambian, al menos un poco. Y esta vez era el turno de MC
Claro, muy tarde porque hay muchos obstáculos... como por ejemplo...
—No me surgen las ganas de hacer ese viaje —se quejó Eun Ji empacando nada más que libros.
Debido a las constantes lluvias todas las instituciones educativas decidieron dar una semana de descanso para evitar las molestias en el campo estudiantil debido a los daños de estructura y posibles inundaciones.
¿Que significaba para mi?
Que esos 3 minutos diarios se iban a hacer un poco más de 2 horas. Antes solía aprovechar esas horas para dormir pero ahora me la pasaré hablando con amigos. Y eso es lo que me emociona a mi. Y cuando lo razono me siento como una persona asocial, aunque en verdad lo sea.
—¿Por qué lo dices? —intente seguirle la conversación.
—Por su absurda obsesión con ese empresario quiere ir y hacer un montón de actividades nada más para convencerlo del estúpido matrimonio que además no quiero cumplir.
—¿El ya dijo que si te quiere a ti? —pregunté mientras mensajeaba con Yoosung sobre el arroz y como sabia mejor. Eun Ji se quedó un rato callada, haciendo quien sabe qué, no le prestaba mucha atención.
—No, ni siquiera ha dicho que sí frente a mi, lo cual es curioso... ¿Te imaginas que después de todo lo que hace mi mamá rechace? Serie increíble, o interesante al menos
—Si, yo también lo creo —¿Qué dijo?
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—¡Extrañaba tanto el sol! —gritó Min ho extendiendo sus brazos luego de un viaje de 3 horas en carro.
Existía un lugar en Corea donde la época de lluvias no afectaba, y mi padre sabiendo lo imperativo que es Min ho decidió hacer una casa para estas épocas. ¿Y que mejor que invitar a Jumin? Si, claro, mi mamá no perdía el tiempo.
—¡Ji-Hu vamos a jugar! —volvió a exclamar.
Yo pasé ignorando la presencia de Jumin fingiendo que estaba al pendiente de mi teléfono, hablando con alguien o leyendo algo, cuando en realidad admiraba mi fondo de pantalla hasta que Yoosung o alguien más respondiera.
—¿No necesitas ayuda? —preguntó mi papá al ver el esfuerzo que hacia al cargar mi mochila.
—No realmente —le sonreí despegando la vista del celular luego de tres horas. Mi papá se encogió de hombros y siguió bajando alguna que otra maleta más.
Y mientras seguía fingiendo entré a la casa, y lo único que sentía era Jumin caminando atrás de mí. Y claro, para hacer mi distracción más creíble abrí el chat de Yoosung. ¿Saben que pasó luego de eso? Mi estómago fue a parar a la esquina de un mueble. Ahora ya entendía los memes que decían "actúa normal".
—¿Estas bien? —escuche inmediatamente sintiendo su mano en mi hombro.
—Si, si, si —afirmé repetidas veces. alejándome para que su mano no me tocara. No era repulsión, era miedo.
