Amistad, felicidad, amor paternal, amigos y sobre todo suerte...
Tantas cosas buenas y MC no tenía ninguna de esas.
Pero todos cambian, al menos un poco. Y esta vez era el turno de MC
Claro, muy tarde porque hay muchos obstáculos... como por ejemplo...
—¡Levántate! —habló con fuerza y una notable desesperación, al ver que no respondía con su mano libre me levanto a jalones por el pelo.
Con la brusquedad que utilizo me estrella contra mi escritorio. Y ahí vi una buena oportunidad de escapar, aunque en mi mente estaba el escapar por ser sumisa, o escapar por ser valiente, yo valiente no era.
Pero al fin y al cabo me iba a matar, ¿por qué no al inicio?
Con rapidez tomé mi lámpara de mesa y se la aventé, por consiguiente salí corriendo lo más rápido que pude todavía con dolor en el tobillo. Escuchaba sus amenazas y como profería palabras soeces hacia mi. Y al cabo de unos minutos lo perdí. No sabía dónde estaba y esa persona tampoco.
Entre a la sala donde usualmente pintaba mis cuadros y cerré la puerta exhausta, era una pesadilla porque de todas formas no podría hacer nada en el bosque. Estaba por darme vuelta cuando escuché el carro.
Sentí una esperanza tan grande que abrí la puerta sin pensarlo, lo cual me costó mucho. La sangre se me heló cuando lo vi frente a la puerta. Estaba por gritar cuando se abalanzó sobre mi y coloco un pañuelo en mi nariz. Era claro que aquel pañuelo tenía cloroformo, pero estaba tan cerca de lograr salvarme, hasta veía las luces del carro iluminando vagamente la planta de abajo.
Pataleaba y rasguñaba la mano del tipo pero poco a poco mis fuerzas se iban. Antes de perder totalmente mis fuerzas vi un jarrón encima de una mesa. Con mi pierna empuje la mesa y el jarrón cayó haciendo un ruido, que aún yo pude escuchar a lo lejos.
Lo siguiente paso lento, todo era sombras. La silueta de un niño se colocó frente a la puerta y escuché un grito. Uno muy fuerte y después de eso entraron más personas.
Aunque ya no tenía el pañuelo con cloroformo estaba mareada, me sería la zona de la nariz y la boca. Con las pocas fuerzas me senté, no se la razón pero probablemente por los nervios de que me volvieran a poner algo en la nariz.
Respiraba agitada y parpadeaba muchas veces tratando de recuperar mis sentidos. Tenía sueño, mucho sueño. Quería levantarme como si nada e ir a acostarme a mí cama. Sabía que no era un sueño pero lo quería olvidar a toda costa.
Cuando mi hermana se acercaba para ver si no tenía heridas apartaba sus manos, aveces requerí usar bastante fuerza. Me intentaba levantar y todos me detenían.
Y de pronto la luz se encendió, unas manos tibias se posaron en mis mejillas sin que me diera cuenta. El asombro me hizo recobrar al cien porciento mis sentidos y el color en mis mejillas.
Empieza con J y termina en umin...
Examinó mi rostro extremadamente confundido y solo había silencio en la sala. Fue entonces que por fin me deje tratar por Eun Ji y cuando terminó me encerré en mi cuarto.
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Estaba sentada al borde de mi cama, no pensaba en nada, dormía con los ojos abiertos o tal vez hice un viaje astral ya que podía escuchar a mi familia hablando y empacando cosas. Era hora de irse y eso me hacia sentir mejor, ¿quien quisiera estar en un lugar donde casi es secuestrada?
