Capítulo 5: ¿Beso?

84 8 0
                                    

Era extraño, todo esto era muy extraño. De un día para otro Charles y yo empezamos a vernos más y más. Primero lo del restaurante y ahora me traía a casa? Y además me iba a ayudar a entrar y también va a vendar mi pie, eso ya estaba fuera de mis límites.

Salió del coche y lo rodeó para abrirme y ayudarme a bajar. Me tomó entre sus brazos y me cargo como si fuese una princesa, su princesa.

Espera ¿Qué?

—Dame tus llaves – Saqué mis llaves de la bolsa y se las entregué. Abrió la puerta y le indique el camino a mi habitación. Se dirigió hacía ella y abrió la puerta sin ninguna dificultad y me sentó sobre mi cama, por unos minutos estuvimos sin decir nada ya que el solo observaba mi cuarto, hasta que decidí hablar.

—¿Te gusta? Yo la verdad solo llego y duermo, pero también suelo escribir un par de cosas, puedo ser yo en éstas cuatro paredes – Dije mirando uno de mis cajones, donde suelo esconder mis poesías.

—¿Escribes? Sam eso es increíble, y sinceramente tu cuarto es tan cálido, que podría quedarme aquí y sentirme en casa – Su mano una vez más se dirigió a sus rizos, como ayer.

—Tal vez algún día te enseñe alguna poesía, pero podrías ayudarme, esto comienza a molestar – Miro mi pié, dándole a entender que la torcedura comienza a doler más y más.

Mi mirada vuelve a sus ojos, esa mirada tan penetrante está presente, como siempre y siento que mis nervios aumentan y mis mejillas comienzan a tornarse de un leve color rosado. Odiaba que mi tono de piel fuera tan claro, por que claramente el podía notar el leve sonrojo.

—Espero que así sea Sam, en fin dime donde puedo encontrar vendas y alguna pomada – Dijo rompiendo todo contacto visual conmigo.

—Sí, claro, saliendo de mi habitación, sigue el pasillo a la puerta que esta en frente, ahí hay un pequeño botiquín – Dije pareciendo un poco normal.

—Claro, ahora vuelvo – Dijo y salió de mi habitación, cosa que agradecí por que no entendía que pasaba ¿Desde cuándo nos llevábamos bien?

No tardo ni dos minutos en volver y eso se lo agradecí ya que mi pie de verdad me estaba molestando. Se acerco a mí y se arrodillo para que le fuera más fácil "curarme". Tomo mi pie y  volteo a mirarme quedando a escasos centímetros de mí.

—¿Puedo? – Pregunto haciendo referencia a quitar mi tenis y poder vendar el pie.

Sólo asentí y su mirada volvió a mi pie, retiró también mi calceta y aplico una pomada dando suaves masajes a mi pie. Su mano fue a una zona hinchada y un pequeño gemido de dolor salió de mi boca.

—Lo lamento Sam ¿estás bien? – Volvió a mirarme a los ojos, pero ahora estábamos más cercas, podía notar sus largas pestañas, sus labios entre abiertos y su respiración podía chocar con la mía. Mis mejillas volvieron a tomar el tono rojo de hace unos minutos o al menos eso sentía.

Mi respiración se volvió más agitada y mi corazón amenazaba con salirse — S... Sí estoy bien – Genial, ahora tartamudeo.

No dijo nada, solo se acerco aún más y ahora sí estaba completamente perdida, porque sí el no paraba con esto yo tampoco lo haría, mis ganas eran más fuertes que mi dignidad en éstos momentos y ahora estoy apunto de besar al mayor de los idiotas. Me sentí pérdida, todos mis instintos de separarme de el se habían esfumado, quería ese beso pero también tenía miedo, ya jamás había besado a alguien, ni siquiera un piquito. ¿Qué pasaba si no le gustaba?

No fue uno ni dos ni tres sino cuarto golpes en la puerta lo que hizo que nos separáramos de golpe.

—Po... Podrías abrir por favor – Dije tartamudeando, demonios ¿Qué estábamos a punto de hacer? — Yo seguiré vendando mi pie, por favor.

—Sí, como sea – Estiro su mano para entregarme las vendas y al tomarlas nuestras manos tuvieron un pequeño acercamiento el cual me hizo sentir escalofríos. Su cara había pasado de ser una confundida a una seria. — No te levantes ya vendré yo a avisarte quien es, Samantha.

¿Samantha? ¿Desde cuándo me decía por mi nombre? Bah, es un raro.

Me vende rápidamente y aunque aún me dolía no me importo, podía ser mi hermano y nadie sabe lo que pasaría si ve aquí a Charles.

Estaba por llegar a la puerta cuando escuché murmullos, ¿Quién era?

—¿Aquí vive Samantha Collins? –Parecía ser la voz de Alex.

—¿Quién la busca? – Charles se oía frío, molesto.

—Soy Alex, tú quién eres?

No me había dado cuenta que me había quedado inmóvil y tenía que ir antes de que se pelearan. Lo que no entendí era como Alex recordaba mi dirección, habían pasado 4 años.

—Alex, ¿Qué haces aquí?

— Me dejaste sólo en el parque y quería saber sí te había pasado algo, además no contestas el teléfono.

— Lo lamento, no he visto mi celular desde que llegué, me caí y me torcí el pie y me encontré a Charles. – ¿Tenía que presentarlos? Que incómodo, se estaban lanzando miradas de odio. — Charles el es Alex y Alex el es Charles.

— Te parece si comemos algo y vemos algunas películas para compensar lo del parque? – Demonios, ¿Qué debía decir? Alex tenía una sonrisa de autosuficiencia mientras me miraba y Charles solo estaba viendo sus tenis mientras apretaba su mandíbula. Así que lo más prudente era que los dos se quedarán ¿no?

—M... Me parece bien – Alex sonrió aún más y Charles apreto sus puños — Charles te quedas?

Los dos me miraron sorprendidos, pero Charles cambio su cara de sorpresa por una sonrisa y Alex sólo rodo los ojos.

—Me encantaría.

Lo que pensé que saldría bien, sólo acabó en un incómodo recuerdo.

Nota de autora✌
El capítulo hasta ahora es el más corto de los 5 que llevo editando, en general escribo 1000 o más palabras y este solo es de 970, no estoy muy inspirada últimamente, así que disculpen si no es lo mejor, lqm💖

CALLE BROOKLYNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora