Naruto.
Ese era su nombre.
Ese era el nombre que se le fue dado al nacer.
Un nombre que él, con los años, había casi llegado a olvidar.
El 10 de Octubre, hace muchos años, una criatura de un poder inconmensurable arraso la aldea que vivía, de un coletazo mandaba los bosques por los cielos, de un rugido partía la tierra y de un paso la hacía temblar.
Una criatura de inmenso poder, sin duda.
El mismo día que ese ser de poder inconmensurable ataco, tres niños nacieron.
Una niña y dos varones, los tres eran hijos del líder de la aldea y su mujer, una de las ultimas habitantes de una tierra olvidada entre los remolinos.
El líder de la aldea, el Cuarto Hokage, Minato Namikaze, se enfrento a la bestia, y gano.
Muchas personas desconocen como lo hizo, pero ese día, el Namikaze tuvo la ayuda de la deidad encargada de la muerte en si misma. Incluso la bestia que podía destruir montañas con facilidad era un guijarro para las deidades, sobretodo la deidad de un principio fundamental como la muerte.
Se logro derrotar a ese monstruo, sellándolo en dos de los niños.
La parte Yin fue al hermano mayor.
La parte Yang fue a la hermana menor.
Al haber invocado a la deidad, el líder de la aldea se resigno a su muerte, el precio a pagar por su ayuda, era su alma siendo torturada por la eternidad.
Pero eso no paso.
El Shinigami alzo sus ojos amarillos, viendo a la descendencia de aquel que le invoco. Con solo una vista a ellos, la deidad de la muerte desapareció.
Creyendo que su señor había dominado incluso a la muerte, los aldeanos que fueron salvados vitorearon a Minato Namikaze, a Kushina Uzumaki, y a sus hijos, Arashi y Naruko.
Aunque al principio hubo desprecio para los poseedores del zorro, el Hokage y la Uzumaki no tardaron en aceptar a los dos hermanos como sus señores.
Pero... ¿qué había del hermano que estaba en medio?
Simplemente olvidado.
Ni la aldea ni sus padres o hermanos siquiera les importaban.
Tan simple como eso.
Tal vez sería porque les interesaba más el entrenamiento de sus hijos con un poder peligroso.
Tal vez simplemente querían entrenarlos para que tuvieran poder y defendieran la aldea.
Tal vez no les importaba su hijo.
Ni siquiera era tal vez por no poseer el poder del zorro, un año después, ambos habían tenido una hija , y ella también fue acogida en esa familia.
Era por nacer sin talento alguno.
Un niño que creció sin un solo atisbo de aprecio, se aferro a cada luz que tuviera para poder alcanzar sus metas.
Sin embargo, esta no es la historia de un chico que encontró un enorme poder de la nada que le permitiría incluso humillar a la criatura dentro de sus hermanos.
No.
Esta es la historia de un chico normal, interponiéndose al destino que le habían marcado.
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Olvidado
RandomUn simple niño que nunca tuvo nada de especial, eso era él, sin el poder de un zorro de nueve colas, ni el talento nato para ser un ninja de leyenda como sus hermanos. Eso era algo que siempre supo, y eso era algo que nunca le había importado. No ha...