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La aldea de la hoja estaba en absoluto furor.
A primera hora de la mañana, aunque los civiles no lo vieron, los Shinobis si. Los líderes de clan, capitanes ANBU y los líderes de diferentes grupos Jonin se movían por toda la aldea.
Y luego, una bomba vino por todos lados.
Comenzó como una pequeña mecha, tres palabras que sin más desencadenaron demasiado.
Todos en la aldea fueron prácticamente mandados a investigar hasta la última de las cosas respecto a él.
Examenes de sangre, historial, notas de la academia, incluso Inoichi fue mandado rápidamente a investigar las mentes del Hokage y de su esposa.
Las múltiples historias y personas en el barrio rojo interrogadas decían lo mismo, un niño que un día apareció, no diferente de cualquier otro.
Escucharon historias oscuras, tanto cosas que le habían pasado como cosas que había hecho.
El hijo perdido del Relámpago Amarillo, así lo llamaban.
Un niño al que sus padres no pudieron proteger debido a las dificultades que se generaron por el ataque del Kyūbi, sufriendo sólo en un mundo difícil, cientos de historias diferentes se contaban de las cosas que dicho niño había hecho para sobrevivir y hubo más de uno que le crítico por ello.
Todos los más cercanos al Hokage sabían que era una tapadera, solo los dioses sabían que tanto afectaría la imagen pública del Yondaime saber que simplemente se había olvidado de su hijo por completo. Si no podía cuidar a su propia sangre de cosas tan atroces, quien sabe como podría cuidar a la aldea.
Pero había algo que todos, incluso los que sabían de la mentira, civiles y Shinobi se preguntaban.
¿Donde estaba él?
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Cuando abrió sus ojos, vio el techo del hospital de Konoha.
Lo conocía bien, había ido varias veces allí para entrenar Ninjutsu medico, pero no entendía como estaba allí.
—Abi.
Bueno, acababa de recordarlo.
—¡Naruto!— se le escapo su nombre mientras se levantaba de golpe, y de repente casi pierde el equilibrio, estaba entumida.
El rubio estaba sentado a unos metros de ella, y apenas estuvo por caer su cara dio contra el pecho de este.
Parpadeo un poco, separándose y mirándole.
Oh no, esa sonrisa pequeña no le iba a salvar de su enojo—No vuelvas a dejarme inconciente de nuevo— le regaño picándole la punta de la nariz.
Hubo un silencio de un par de segundos, antes de que Naruto soltase una pequeña carcajada—¿Acabas de despertar y eso es lo que te importa? No me sorprende— declaro frotándose la punta de la nariz.
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Olvidado
RandomUn simple niño que nunca tuvo nada de especial, eso era él, sin el poder de un zorro de nueve colas, ni el talento nato para ser un ninja de leyenda como sus hermanos. Eso era algo que siempre supo, y eso era algo que nunca le había importado. No ha...