capitulo 3

1K 76 10
                                    

Amaia se sentía fatal esa mañana, levantarse temprano, tener una llamada de su madre. La cual por supuesto no contesto y además saber que cuando llegara al instituto estaría completamente sola, no la ponían de muy buen humor, de hecho, si no fuese por la promesa que le había hecho a Javi, se saltaba por completo cualquier cosa que tuviera que ver con estudio. A lo lejos vio a una de sus antiguas amigas, Marta, estaba diferente...demasiado quizás. Pero no quería acercarse, prefería adaptarse un poco mas, además, hacía mucho que no las veía y no sabía si ellas quisieran hablarle. Terminó por entrar y los pasillos se le antojaron interminables. Comenzó a caminar con paso despreocupado para ubicarse hasta la clase que tenía a primera hora...Matemáticas aplicadas a las ciencias sociales...puff, vaya mierda. ¿Quién hacía estos horarios? ¿A quien se le ocurría poner matemática a esas horas de la mañana?. En fin, cuanto antes terminara todo ese martirio mejor...miró la puerta por donde había entrado con anhelo, en Madrid solía saltarse casi todas las clases...pero la voz de Javi resonó en su cabeza, a él no quería fallarle.

Nada mas entrar notó que otra de sus amigas, Sara, también estaba en humanidades justo como ella. La veía muy cambiada, su pelo rubio tenía un mechón negro que acababa en su flequillo, un piercing adornaba su nariz y sus uñas estaban todas de negro. Eso la divirtió. Sara la miró por unos segundos, como si pensara que la conociera pero no recordara de donde...

-¡Joder!.-Gritó de repente haciendo que medio salón se girara a mirarla.-¿Amaia? ¿Eres tú, tía?.-Todos miraron a la aludida que se hundió en la silla con ganas de desaparecer. Pero Sara se acercó sonriente diciéndole que no podía creerlo y preguntándole que hacía de nuevo en Menorca.

-Estoy viviendo con mi padre ahora.-Explicó Amaia sin dar muchos detalles.

-Que guay, me alegra mucho verte.-Dijo sonriéndole. Amaia sonrió también.

-Y a mi, tía, estoy cagada pensé que estaría sola todo el día.-Sara se sentó a su lado.

-Oye pero ¿Cuándo llegaste?.

-El sábado...no os llamé porque me daba corte.-Sara rió.

-Que tonta, tía.

-¿Y Marta? ¿No está en humanidades?.

-No, se ha quedado en ciencias, pero es caso perdido, tía.

-¿Caso perdido?.

-No nos hablamos desde hace un año.

Amaia levantó las cejas, pero no quiso ser demasiado cotilla, al fin y al cabo ya ella no formaba parte de ese grupo.

Estuvieron hablando un largo rato, Amaia le contó un poco, y solo una parte, de su vida en Madrid, sin entrar en demasiados detalles y sin describir lo infeliz que fue, Sara le contó que nada había cambiando demasiado, pero que tenia que ponerla al día en cuanto a los cotilleos. Estaban tonteando mientras Sara estaba sentada en la tabla de la silla cuando Amaia lo vio entrar.

¡Vaya por dios!, casi se le cae la baba y Sara lo notó, se giró y rió por lo bajo.

-Se llama Leonardo, y créeme, no te conviene.-Dijo divertida, pero Amaia estaba muy concentrada en aquel guapo chico, y no era típicamente guapo, no era el típico niño bonito, mas bien, tenia toda la pinta de portarse muy mal. Una mueca de fastidio adornada su rostro y giró la vista mirando a Amaia, ella lo miró y sonrió a medias, él volteó la vista de nuevo ignorándola, como si fuese demasiado como para mirarla a ella.-¿Amaia?.-Sara la sacó de su ensoñación pasándole una mano por el frente.

Ella rió.

-Lo siento, pero tía está muy bueno.-Susurró soltando una risilla.

-Ya, pero no te conviene, al menos no pareces el tipo de chicas con las que suele salir.

He VueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora